Espejo, espejo ¿Qué llevo dentro?

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 No tenía idea de cuando había dormido, sé que tuve algunos trances despierto pero recuerdo muy poco, todo esta muy confuso dentro de mis recuerdos en este momento. Estoy muy deshidratado y débil pero al menos con vida.

Recuerdo ver a Arica, luchando entre las llamas, no puede evitar sentirme orgulloso de ella pese a la terrible situación en la que nos encontramos, era una increíble luchadora con una fuerza que hizo de ella una digna oponente de Liv, leía el temor en los ojos rojos de ésta última, mientras que Arica se veía más bien decidida a matarla.

Luego todo se oscureció, algunos parajes del reino venían a mi mente y se iban nuevamente a la oscuridad. ¿Plantas? De todo tipo, en diversos estantes, sobre el suelo, colgando del techo de cristal, enredadas en el gran ventanal al otro lado de la habitación.

Intente levantarme pero el peso de mi cuerpo parecía haber aumentado mucho, por lo que solo me dispuse a sentarme en el suelo, Aren estaba dormido en una silla y Harmont roncaba en la tela de la cama que colgaba casi sobre mi, sería una lástima que alguien irrumpiera su sueño haciendo que se caiga, pero con mis fuerzas menguantes ¿cómo?

Moví a Aren un poco intentando despertarlo en silencio, estaba a punto de saludarme con una amplia sonrisa cuando vio mis señas para que no haga el menor ruido, le señale a Harmont y no fue necesario decir mucho más pues para estas pequeñeces infantiles siempre estamos dispuestos.

Aren tiró suavemente de la tela hasta una altura decente.

­-­-­ ¡Harmont! Gritó mientras soltaba, haciendo que se mueva rápidamente cual péndulo y culmine con nuestro querido compañero en el suelo.

El oscuro aún dormitando e incorporándose de la caída había desenvainado su espada hasta que por fin me vio riendo con las pocas y patéticas fuerzas que tenía ahora. El dolor punzaba dentro de todo mi cuerpo, una sensación que jamás había experimentado pues, de hecho jamás recuerdo que mi vida afrontara un peligro similar, ni estar tan cerca de un incendio.

Harmont con los ojos inyectados en sangre despertó sobre el suelo y en un salto ya había desenvainado su espada listo para luchar hasta que sus ideas se ordenaron al verme despierto y sentado.

­-­-­-­ ¿Que pasó? Gritó una voz femenina que no reconocí, y entro en el pequeño patio donde nos hayamos una elfa oscura de ojos violáceos como el cielo en equinoccio al igual que su pelo.

­-­-­-­ Nuestro nuevo huésped esta mucho mejor al parecer y me jugaron una estúpida broma­-­-­Dijo enfundando su espada y acomodando su desalineado pelo en una cola media alta.­-­-­ Me alegra que hayas sobrevivido Eru­-­-­

­-­-­ Nada como casi morir para sentirse vivo. Afirmé

No habíamos pasado mucho tiempo juntos pero de todo el grupo era él único que me transmitía confianza.

La elfa nos miró con desaprobación. Y en un pequeño instante la reconocí, claro que la última vez que estuve en un banquete de los elfos oscuros fue hace mucho tiempo, creo que ella tendría solo 13 años, quizás menos pero esos ojos no podrían confundirse con nadie del reino.

Era la pequeña heredera de Amisa.

­-­-­ Si no me equivoco esas no son ropas dignas de una heredera. Dije sólo para conocer que era de la vida de aquella niña que su padre afirmaba era erudita.

­-­-­-­ Hace años que no gasto mi tiempo en formalidades gigante dormido. Contestó mientras traía una bandeja con algunos ungüentos y paños limpios para mi piel quemada.

­-­-­-­ ¿Que fue de la niña risueña que no paraba de hablar de libros?

­-­-­-­ ¿Nos conocemos?

Renacer En Invierno [ Herederos I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora