Eilén

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Eru

Su mente intentando invadirme estaba logrando que deseara desaparecer de este lugar, por un momento divise la posibilidad escapar corriendo por los bosques y esconderme en algún lago donde ella jamás iría a buscarme cómo el páramo de las ninfas pero nada me aseguraba que no intente averiguar sobre mi estadía en este lugar a pesar de mi huida. 

-Tres años pasaron hasta que te dignaste a pensar siquiera en tu familia- mantenía una distancia prudencial entre nosotros y alzaba su voz  hablándome igual a como le hablaba a la servidumbre, lo cual detesto desde tiempos inmemorables.

-Agradece que pasaste por mi mente, ahora largo- debía sacar dentro de mi la dureza que estaba perdiendo, no debía dar margen a que la debilidad se refleja en mi mirada, no podía permitir que ella principalmente me vea así.

- ¡Que desagradecido eres! Con lo que venir a éste... - se detuvo un segundo a dar una mirada rápida a su alrededor con su mejor mueca de asco, buscando en su mente las palabras adecuadas para su sensación nauseabunda - Mundo implica para mi-
Su actitud sobreactuada me parecía ridículez en gran manera.

-Una lástima que haya durado tan poco tu estadía- acote sin dejar de estar a la defensiva. Porque si de traidores hablamos mi hermana es la emperatriz de todos ellos.

- No me iré querido hermano, hasta que decidas volver conmigo-

-Pierdes tu tiempo, tengo cuestiones por resolver-

-¿Que tipo de cuestiones podrían ser tan importantes?- preguntó mientras se acercaba un poco más con sus ojos buscando la respuesta.

- No es asunto tuyo!- grite evitando el contacto visual con la bruja que logró arruinar por completo mi niñez.

-Si que lo es desgraciado! di mi palabra y por tu estúpida existencia los reinos peligran de caer en guerra-  dijo acercandose tanto que podía sentir su respiración sobre mí, claramente estoy en desventaja aunque no moví un solo músculo.

-No pienso volver-

-Tu prometida esta esperando Eru -

-No tengo aún mujer en vista con la que desee casarme- dije con calma para hacer que Eilén se exaspere aún más.

-¡No puedes negarte! Es una tradición, NUESTRA tradición y que tú tengas problemas existenciales no va a cambiarla-

-No vas a obligarme a casarme- conteste enarcando una ceja intentando en vano que entienda lo ridículo de esta discusion, que por cierto ya hemos tenído en varias veces.

- ¿A caso crees que nuestro padre amaba a nuestra madre? O  dejame adivinar ¿a caso crees que nosotros fuimos amados?-

-En ningun momento mencione ese desagradable sentimiento ¿Por què tu lo traes?-

-Porque no entiendo que es lo que te impide cumplir nuestra obligación-

-Simplemente no es mi deseo-

-No puedes evadir siempre tus responsabilidades, es nuestro honor el que esta en juego, la paz de los nuestros Eru-

En este momento opto por tomar una posición más pasiva, su tono comenzaba a endulzarse como los animales en primavera.

- Superalo- contestè ahora mirando sus oscuros ojos, esos que en un buen y fugaz momento de mi vida habían sido confidentes pero eso fue antes de acceder al trono, antes de que el poder la dominara y cambiara su ser por completo.

- ¿Que lo supere? - exlamó convocando una ventizca de agua y nieve a nuestro alrededor.

- No voy a volver Eilén, deje en claro mi desición al exilio-

Renacer En Invierno [ Herederos I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora