Narración
Arica llegó minutos más tarde envuelta en sangre, frio y lágrimas pero aun así no podría permitir que nadie la vea en ese estado, fue al baño con sigilo exigiendo a su guardián silencio de por vida sobre lo presenciado en esas horas. Su compañero la miraba con un poco de compasión o empatía, ni él mismo lograba definirlo pero si su dueña estaba afligida eso llegaba a él también.
Limpio la sangre de su cuerpo mientras el alma se caía a sus pies cuando los sucesos, las palabras, las miradas volvían a su mente para torturarla una y otra vez.
Una vez que su cuerpo estuvo limpio, calentito, en un lugar seguro, ella se sentía más sucia que nunca, la culpa y el dolor comenzaba a carcomer su interior dejándola sin aliento, casi literalmente.<<Justo cuando las cosas comenzaban a estar mejor>> pensaba tristemente mientras el agua caía lenta por su cuerpo herido.
Se recostó hecha un bollo sobre la cama, a causa del dolor que aún punzante amenazaba en su abdomen vacío pero también la congoja de no contar con su amado nunca más a partir de ese momento.
Sí bien ellos eran así, tira y afloja, amor y orgullo, pelea y paz, el hecho de que él le haya confesado su amor tan abiertamente la dejaba sin palabras y sin sentimientos disponibles, pues Eru no se había marchado solo, se llevó con él un pedazo de ella, un fragmento que ahora le faltaba y debería acostumbrase a vivir sin ese peso, o más bien lidiar con el peso de la nada misma que ahora inundaba su pecho.
**
- ¿No estará enfermando de algo grave?- pregunto Aren mientras corría junto con Lynae para entrar en calor.- No, solo está... algo confundida supongo- contestó ella entre inhalaciones profundas producto del ejercicio.
-Volvieron a pelear con Eru-
-Al parecer si... pero creo que esta vez él no volverá-
-¿Cómo estas tan segura? Parecían...-
-¿Qué? Quererse? Por favor Aren, él sigue siendo el mismo- mintió
- Todos pueden cambiar-
- Créeme que él no puede- contestó con un poco de culpa, un sentir extraño comenzó a molestarla, un pensamiento idiota según ella ya que exigía dar un paso hacia atrás, admitir un error, pedir perdón y por el momento no estaba lista para ser odiada en un lugar donde comenzaba a sentirse aceptada después de tanto tiempo.
-Como digas- contestó el joven mientras se abrían paso sobre las frondosas vegetaciones cubiertas de escarcha.
El invierno había comenzado y era necesario ir al pueblo a comprar ropa adecuada si no querían sufrir el entumecimiento de sus músculos como lo estaba sintiendo ahora.
El segundo entrenamiento pasó sin señales de Arica, que seguía en la cama, en la misma posición en que se había rendido, no lloraba porque ya no había más lagrimas disponibles en sus ojos.
Quería que él vuelva, quería escuchar su voz en el aire a su alrededor aunque fuera para molestarla, aunque fuera para hacer sus bromas de mal gusto que solo a Aren hacían reír.
Cada minuto, hora y momento que pasaba sin señales, se rendía ante la idea de la soledad, sus miedos e inseguridades se hacían presentes.Durante el almuerzo que paso, lento y silencioso mientras Deaven intentaba convencer a Lynae para ir a inspeccionar a su hija, el ambiente se tensiona y el mal humor a causa de mentiras ocultas comenzaba a subir por las paredes de aquella acogedora cabaña.
- No querrá contarte nada- aseguro Lynae cruzandose de brazos sobre el sofa
- ¡No me importa! debería al menos darme la libertad de que ella me diga que no-
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Renacer En Invierno [ Herederos I ]
Fantasy"Alfheim reino de luz y oscuridad, te has zumbido en un sueño de paz milenario La maldad comenzará a colarse en tu reinado, cual parásito que corroe la madera de tu firme árbol de vida Un juego de intereses individuales y egoístas mostrará la verda...