¿Aliadas?

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Arica

Con un suave aroma de jengibre y pan recièn horneado me desperté, después de todos estos cambios era el primer día que lo hacía sin dolores, sin temores, con una tranquilidad que soslayaba mi entendimiento.

Me estiré con un poco de pereza, Eru se encontraba a mi lado, con un brazo rodeándome la cintura, la primera vez que lo ví creía que era solo un muchacho delgaducho pero entre más lo conozco, más distingo cuán definidos tiene los músculos perfectamente trabajados con los años, su respiración calma y pesada hacían que no quisiera levantarme nunca de su lado pero mi padre estaba al otro lado de la habitación, con una mano sosteniendo un libro y con la otra sostenía una llama de fuego, centrado en su tarea por completo pero no era ciego y debo admitir que me incomodaba un poco.

Me levanté y seguí la deliciosa fragancia mientras mi estómago rugía, entonces recordé que no había cenado, de hecho hace un día que no me doy el lujo de alimentarme.

-Buenos días- dijo ofreciéndome su más dulce sonrisa.

-Buenos días-

No puedo negar que respiré con alivio al sentir el sabor en mi boca, tome una taza de té aún humeante y me dispuse a desayunar simplemente allí de pie en la cocina.

-¿Que? - me ataje con la boca llena, al ver que me miraba con una expresión divertida.

- Nada- dijo mientras se dirigía a mi lugar para luego tomar otra rebanada de pan- Tienes apetito, eso es bueno-

- ¿y Aren? - pregunte ya que el joven parecía ser la sombra de mi padre.

- Afuera entrenando un poco- dijo sin darle importancia y volviendo a lo suyo.

-¿Dónde?- pregunté con ánimos de seguirle y prepárame un poco más, no estoy segura si esta bien pero creo que es el día que más euforia siento sobre el tema entrenar

- En el patio trasero-

Fui a la habitación de arriba con la intención de tomar una camiseta de su parte del armario, los vestidos colgados eran hermoso y delicados pero no se veían para nada cómodos.
Entre las mil y un camisas encontre una simple camiseta negra que tome sin pedir permiso.

Baje casí entre saltos y fuí a la parte trasera donde encontré a Aren sin camisa haciendo flexiones en el suelo, turnando un brazo y el otro.
Para lucir tan joven nunca imagine que su cuerpo esté tan logrado. Los músculos tensos y bien definidos sobre su espalda ancha con el brillo claro del sudor que lo cubría me dejo un poco tiesa.

- ¿Que haces? - pregunto incorporándose sobre sus rodillas para mirarme al notar mi presencia.

- Mi padre me dijo que estabas entrenando entonces...-  me encogí de hombros ya que no sabía que más decir

- ¿Quieres entrenar? - parecía sorprendido pero su sonrisa blanca y perfecta estaba plasmada en su rostro como de costumbre.

-Si, es decir tengo que aprender a defenderme. Aunque al verte me arrepiento un poco-

- Es poco probable que necesites la fuerza bruta- dijo quitandole importancia a mi solicitud.

-  ¿Que no puedo?-  insistí detestando un poco ese micro machismo bajo sus comentarios

- Nunca dije eso- contestó divertido levantando las manos en señal de perdición.

Seco su rostro húmedo y se ato una tela sobre la frente en un intento de que sus mechones blancos no le obstruyan la visión.

<<comenzaremos lento>> dijo sin percatarse que jamás había hecho ejercicio en mi vida entera, corría algunas cuadras al trabajo cuando llegaba tarde y el corazón quedaba en mi boca.

Renacer En Invierno [ Herederos I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora