Capítulo Veinticuatro: Meow

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Capítulo Veinticuatro: Meow.

Mérida.


—¿Puedes dejar de ver a la puerta con tal desesperación? —pregunta Sarah antes de dar un mordisco a su sándwich.

—Estoy muy segura de que no me veo desesperada —respondo.

—¿Entonces son nervios?

—¿Qué? ¡Pfss! Para nada.

Excepto que sí lo estoy.

Llevo setenta y dos horas de noviazgo con Dawson Harris.

La campana de la cafetería suena de nuevo, pero de hecho hago una mueca viendo a la persona que se encuentra entrando.

Antes de que me engañara vilmente por internet, nunca me topé con Martin, al menos no que yo lo recuerde, esta es mi cafetería favorita del campus y puedo prometer que nunca nos topamos o hicimos contacto visual, pero ahora parece que al menos una vez a la semana tengo tal desdicha, al menos ya no me habla o molesta, pero me disgusta que siempre me vea como si esperara que yo cambiara de opinión.

—Ahí está de nuevo Martin —Mascullo a Sarah que voltea a verlo de una forma nada disimulada

—¿Cuál es su problema? ¿Por qué no puede dejar de verte y entender que lo arruinó todo? —pregunta mi miga enviando una de sus miradas de muerte.

—Aun no entiendo cómo pudo ser tan asqueroso y ¿Sabes que es lo peor? Que habría sido su amiga sin mentiras.

—Es un saco de mierda —sentencia Sarah—. Es una persona de intenciones horribles y eso para mí lo hace feo. Aun no entiendo cómo aguantaste su acoso, pudo haber sido peligroso y... ¡Oh, mi jodido Dios!

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—¿Ese es tu periquito? Porque se ve cómo el de las fotos, pero cómo en resolución súper avanzada y sorprendentemente aún mejor.

¡Rayos! Estuve atenta a la puerta todo este tiempo y justo cuando me descuido, él aparece; porque en efecto, el chico de suéter rojo con capucha, jeans negros, cabello despeinado y guapo, es Dawson Harris que desplaza la mirada por el lugar antes de centrarse en mí y sonreírme.

¿Voy a acostumbrarme a esto en algún momento? Espero que no, porque esta emoción podría ser realmente adictiva.

—Tenías razón, en fotos es guapísimo, pero en persona es hermoso y no es flacucho cómo Francisco dice, es delgado, pero nada exagerado y... Me callo, se está acercando —masculla Sarah siguiéndolo con la mirada y eso me hace reír por lo bajo.

—Hola —saludo cuando se detiene en nuestra mesa, pasándome cortos mechones de cabello detrás de la oreja—. Ella es mi amiga Sarah y Sarah, él es Dawson.

—El novio —agrega él con diversión extendiendo la mano.

—Un gusto, Dawson, he escuchado mucho sobre ti.

—Eso es bueno —dice liberándole la mano y pasándola por mi cabello antes de sacar la silla de mi lado, sentarse y voltear a verme—. Hola, Mérida.

Lo veo por debajo de mis pestañas, tragando con lentitud y recordando que ahora éste hombre es mi novio, así que ubico una mano en su muslo inclinándome para plantar un beso en su boca a modo de saludo, pero su mano se ubica en la parte baja de mi nuca y vuelve el beso, que no es húmedo ni incluye lengua, en un par de besos con sonido que se sienten increíbles contra mis labios.

—Me gusta tu maquillaje —dice cuando se aleja—, parece arriesgado, pero me encanta.

Traigo delineado doble con azul y amarillo, en efecto es arriesgado, pero hoy quise hacer algo nuevo y me gustó.

+21 (Libro 2 Saga Inspírame) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora