Capítulo cuarenta y tres: Un día es un siglo sin ti.
Mérida.
—¿Y cómo está Hayley? —Me pregunta Sarah antes de beber de su café.
Estamos en nuestra cafetería favorita del Campus y tras ponerla al día sobre mi reconciliación con Dawson, no fui explicita sobre el sexo, se sintió bien en tanto ella me escuchaba con atención pareciendo francamente impresionada.
Mi amiga también fue una gran oyente en cuanto le hablé en detalle de lo sucedido con mamá, se lamentó por mí y por ella por no apreciarme cómo según mi amiga lo merezco.
No me fui de casa, recordemos que por mi cuenta estoy bien pobre, bueno, mentira, tengo ahorros, pero Londres es obscenamente caro. Así que Boo y yo pasamos el fin de semana en casa de Dawson —inicialmente me sentí avergonzada—, pero sus padres fueron lindos y conversé con Irina Harris, llorando un poco cuando hablé sobre sentir que no conozco a mi mamá, ella cómo madre no la juzgó, pero no compartió su actuar, deseando que mi mamá recapacitará, también me preguntó si podría ver uno de mis dibujos y le prometí que le enseñaría, cabe destacar que cuando eso suceda, buscaré solo los que están vestidos o son menos explícitos.
Había vuelto a casa el lunes y mamá no estaba, sin embargo, en mi habitación mis dibujos se encontraban dentro de las cajas y sobre mi cama, todos ellos, de manera ordenada y con una nota de mamá que decía: "hablaremos luego, todos tus dibujos están intactos".
Le había enviado un mensaje el sábado para hacerle saber que Boo y yo estábamos bien, pero no había atendido su llamada porque no me sentía preparada para conversar con ella y tampoco quería hacerlo a través de un teléfono.
Así que tenemos esa tensa conversación pendiente, sigo dolida al respecto hoy miércoles.
Y finalmente Sarah y yo pasamos a Hayley. La menor de los hermanos Harris había llamado a Dawson llorando y en una crisis nerviosa que tuvo a su hermano preocupado, ansioso y llamando a Drake y a Holden para que cualquiera de los tres llegase primero a ella. Me tuve que quedar en la habitación de mi novio con Boo, preocupada porque entre llantos Hayley había dicho muy poco, pero lo suficiente para saber que acababa de vivir una experiencia que nadie debería.
Dawson no había vuelto hasta las diez de la mañana con sus padres y Hayley, quien tenía moretones, un ojo cerrado ennegrecido y lágrimas frescas en el rostro. Ella me había dado una breve mirada antes de desviarla y llorar abrazada de su mamá. Solo cuando Dawson estuvo conmigo en su habitación me contó una historia que lamenté, me dolió y me hizo estremecer incluso sentí ganas de vomitar.
Al día siguiente, Hayley no había salido de su habitación y cuando me armé de valor para llamar a su puerta, me había dejado entrar y se veía incluso más lastimada, los moretones ya se encontraban con otra coloración más fuerte, su ojo completamente cerrado, el labio roto inflamado y el otro ojo rojizo e hinchado de tanto llorar. Lo que más me dolió, fue ver marcas de dedos en varias zonas de sus brazos, cuello y supongo que había otros lugares no visibles.
No había nada que pudiese decir y que la hiciese sentir mejor, tampoco pretendía hacer un punto con mi presencia, pero cuando se acercó diciendo que lo sentía, le había hecho saber que no era su culpa y la había abrazado, sintiendo su dolor y dejándola apoyarse en mí. Nunca quise que nuestro acercamiento se diera bajo esas circunstancias, que llegara hasta ese punto para que pudiésemos finalmente entablar una amistad. Aun me duele por ella incluso cuando al día siguiente pareció encender un interruptor y actuar como si todo estuviese en control, como si nada hubiese pasado.
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+21 (Libro 2 Saga Inspírame) Disponible en librerías
RomanceMérida esconde un secreto un poco (muy sucio): ama dibujar novelas gráficas sexuales. Dawson, el atractivo e inesperado sujeto que le salva la vida (literalmente) lo descubrirá y pronto se encontrará adentrándose al mundo del romance... Y lo +21. Gr...