Capítulo Veintinueve: Inolvidable

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Capítulo Veintinueve: Inolvidable.

Mérida.


Los dedos de Dawson me acarician la parte baja de la nuca en tanto se mantiene sentado a mi lado, riendo por algo que su gemelo dice. Paseo la mirada desde Drake y Alaska y su amiga Romina quien resulta que es colombiana, veo a Sarah que está a mi lado, finalizando en Sophia y Marcus que se han animado a venir y quienes son el resultado de que sí se puede conseguir amigos en la aplicación en la que Martin me engañó.

Enarco las cejas con sorpresa cuando la mujer en el karaoke eleva la voz de manera magistral haciendo que todo el local grite y le aplauda, incluyéndonos a nosotros. Tiene que ser una profesional o haber visto alguna clase de canto, tendría que estar abriéndole un concierto a Ariana Grande.

No me puedo creer que esté un viernes por la noche en un bonito local de comida y karaoke con un grupo de amigos medio raro que se está llevando bastante bien. Antes de conocer a Dawson dije que era la muchacha a la que le costaba hacer amigos y ahora además de ello, tengo un novio y no cualquier novio ¡Qué éxito!

Y dicho novio me planta un beso justo debajo de la oreja que me hace sonreír, pero por dentro me calienta y me hace pensar en todas esas veces en las que me ha hecho llegar a un orgasmo de alguna manera.

—¿Te hace cosquillas? —Me susurra plantándome más besos.

Girando el rostro, atrapo sus labios en un beso y sonrío.

—No, tonto —Llevo mi boca a su oreja, mordisqueándole el lóbulo antes de volver a hablar—. Me calienta.

Hace una pausa y luego respira hondo antes de darme otro beso corto y sonoro.

—Podemos irnos si quieres.

—No nos iremos, podemos esperar —Le hago saber y asiente, volviendo a su posición y aplaudiendo cuando la naciente estrella termina la canción.

Justo en ese momento vemos a Micah y Wanda, los simpáticos amigos de Dawson a cargo del refugio de animales en donde he vuelto a ir, llegar. Lucen sonrojados y tan despeinados que me pregunto si estaban teniendo acción y por eso llegan tarde, es algo que yo no comento, pero Drake Harris sí lo hace.

—Qué bello es tu cabello —Le dice Sarah a Wanda tras estrechar su mano.

Cuando la conocí, su cabello era castaño claro y ahora es rubia platinado, y Sarah tiene razón, su melena larga se ve impresionante y su esposo asiente totalmente de acuerdo antes de estrechar la mano de Alaska y tomar asiento.

—A mí me encanta el tuyo —señala Wanda y no suena cómo algo dice de la cordialidad, ve el cabello de mi amiga cómo algo que ella desearía tener.

Y tiene sentido, el cabello esponjoso, corto y encrespado de mi amiga es algo naturalmente hermoso. Cuando nos conocimos, Sarah me dijo que antes había usado muchos químicos en su cabello con el fin de alisarlo y adaptarse al "cabello bueno", pero luego se había reconectado consigo misma y se había rapado todo el cabello para recuperar las hebras encrespadas naturales y desde entonces cuida mucho de el aplicando productos naturales.

—Es mi turno —dice Sarah bajando de un solo trago su cerveza.

—¿Hay turnos? —pregunto.

—No, pero me siento lista para cantar —Me asegura, plantándome un beso sonoro en la frente.

La vemos seleccionar la canción y luego mi amiga saluda hasta nuestra mesa antes de subir al pequeño escenario.

—Buenas noches, ustedes no saben quién soy y yo tampoco se los diré, así que solo límpiense esos oídos y escúchenme cantar —dice de manera contundente Sarah.

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