Capítulo 8.

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Jesús

Cuando Dani se echa a llorar en el colchón, me quedo en estado de shock. Nunca le había visto llorar de esa manera, y menos por una chica. Normalmente con las tías tiene rollos pasajeros, líos de una noche, nada serio. Que se ponga así por Lorena me pilla de sorpresa y no sé cómo actuar.

Segundos después, Lucas reacciona y toma el control de la situación, como siempre.

-Dani, enamorarse no es malo. Es normal -dice mirándole preocupado-. Y es bonito.

-Si tío, tienes 17 años ya era hora de que te enamoraras -contesto dándole la razón-. Además, ¿por qué te pones así? Está claro que a Lorena también le gustas.

-¿De verdad? -pregunta Dani levantando la cabeza rápidamente-. ¿Te ha dicho algo?

-No, pero solo hay que ver cómo te mira, cómo te habla, cómo te trata, cómo te sonríe, cómo te ha besado... y todas esas mierdas -río, provocando que a Dani se le escape una sonrisa-. A nosotros no nos trata igual que a ti.

-Sí, Dani, ve a por ella. Merece la pena -dice Lucas levantándose de la cama.

-Llevamos de lío desde el segundo día que llegó a Sevilla -confiesa. Debería sorprenderme, pero no lo hace porque ya lo sospechaba-. Pero no quiere que nadie lo sepa, ni parece querer que sea nada serio. Y yo estoy enamorado, y no sé qué hacer.

-¿Has estado de lío con una tía un mes y no me lo has contado? -me ofendo, ganándome un golpe por parte de Calum-. Perdón -me disculpo mirando a mi hermano-. Dani, habla con ella y aclara las cosas, será lo mejor.

Lorena

-Que no me gusta Dani -repito por cuarta vez, saliendo del baño con una toalla enrollada alrededor del cuerpo.

-No hace falta que me mientas -contesta Lucía desde su cama-. Sé que te gusta.

Le sostengo la mirada unos segundos, hasta que termino por soltar un suspiro rendida y agacho la cabeza mientras me muerdo el labio inferior.

-¿Se me nota mucho?

-¡Lo sabía! -grita comenzando a saltar en la cama.

-Oye, ¿pero te quieres call... -no me da tiempo a terminar la frase porque alguien me interrumpe.

-¿Qué sabías? -pregunta Jesús entrando con Lucas en la cabaña.

-¡A Lorena le gusta Dani! -exclama emocionada.

-Joder, gracias por guardarme el secreto. Eres una gran amiga -me molesto mirándola mal

-Pero si ya lo sabíamos, se te nota muchísimo -ríe Lucas sentándose junto a Lucía.

-Es más, acabamos de hablar con Dani y, además de confesarnos que lleváis un mes viéndoos en secreto, nos ha confirmado que a él también le tienes loquito. Está llorando en la cama porque dice que se ha enamorado -dice Jesús, haciendo que sonría a medias-. Uy, qué sonrisa de tonta acaba de poner...

-Venga, fuera de aquí. Se acabó el tema -sentencio mirando a Jesús-.  ¿Os podéis salir de nuestra cabaña? Me tengo que vestir -digo haciéndoles notar lo único que les imposibilita verme en pelotas es una toalla.

-Si, si. Ahora nos vemos en el comedor -dicen los tres a la vez saliendo.

Cuando cierran la puerta, me cambio rápidamente y salgo al porche de la cabaña, ya que todavía quedan diez minutos para tener que ir a cenar y así aprovecho para estar un rato a solas. Decido sentarme en las escaleras y me quedo mirando al resto de campistas jugar, hablar, cantar, tocar la guitarra, etc. De un momento a otro, escucho la puerta de la cabaña de los chicos abrirse y giro la cabeza encontrándome con Dani. Está sin camiseta, sólo lleva puestos unos pantalones cortos y unas deportivas. Además está despeinado y con el pelo mojado, lo que le hace muchísimo más atractivo de lo que es habitualmente. Veo como tiende la toalla y se da la vuelta de nuevo, encontrándose con mi mirada.

-¿Qué haces ahí sola? -pregunta extrañado.

-He salido a tomar el aire. Aún quedan 10 minutos para tener que ir y no sé donde están los otros tres -sonrío tapando el sol  con la mano para mirarle mejor.

-Ven, entra -dice Dani abriendo la puerta de su cabaña e invitándome a pasar.- Así me haces compañía.

Le hago caso y entro, dejando tras de mí un incómodo e imponente silencio. Veo cómo se pone una camiseta negra y me mira acercándose a la cama en la que me he sentado.

-¿Estás bien? -pregunta mirándome.

-Sí -sonrío falsamente-. ¿Y tu? Se te nota en los ojos que has estado llorando -digo, provocando que me aparte la mirada.

-Estoy bien, es solo que... -comienza a decir con la mirada clavada en el suelo-. Estoy bien, no te preocupes -dice mostrándome una sonrisa falsa, para luego darme un beso en la mejilla-. Voy a peinarme.

-¿Te puedo peinar yo? -ruego como una niña pequeña, haciendo que ría y asienta con la cabeza.

Al entrar al baño, me subo a la tapa del váter para poder peinarle. No sé si él es muy alto o yo soy muy baja, pero no llego a peinarle si no me subo en algún lado.

-Que te vas a caer -ríe sujetándome de la cintura al ver como me balanceo.

-Es que si no te movieras tanto... -río cogiéndole de los hombros y acercándole a mí-. Estate quieto ahí que al final me caigo por tu culpa.

Cuando le dejo el pelo como lo lleva siempre, sonrío y le doy la vuelta para que se vea en el espejo.

-Vaya... -suspira tocándose el flequillo impresionado-. Me peinas mejor tú que yo a mi mismo -ríe girándose de nuevo-. Me vas a tener que peinar más a menudo.

-Cuando quieras -sonrío dándole el peine para que lo guarde-. Ayúdame a bajar de aquí, que luego me caigo y te burlas.

Suelta una carcajada y se acerca a mí para ayudarme. Antes de que pueda hacer nada, me muerdo el labio inferior y pongo mis manos en su nuca para acercarme a su boca hasta besarle. Noto como deja escapar una sonrisa y me sigue el beso al instante. Minutos después, da por finalizado el beso mordiéndome el labio inferior y sonríe tan solo a unos milímetros de mi boca.

-Vamos a cenar -ordena Dani bajándome del váter de buen humor.

-Sí, y a ver si encontramos a los demás -sonrío saliendo de la cabaña con él-. ¿Te puedo dar la mano?

-¿Tienes miedo? -ríe entrelazando nuestros dedos.

-Sí -contesto apoyando mi cabeza en su hombro.

Veo como agacha la cabeza sonriendo para sí mismo y ponemos rumbo al comedor.

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora