Daniel
Esta noche no he dormido casi nada. He pasado las horas sentado en el butacón de la habitación en la que Lorena está ingresada, pensando en cómo hemos podido llegar a este punto, y hablando con Lucas de lo mal que hemos jugado nuestro papel después de todo.
Cuando los rayos de sol se cuelan por la ventana de la sala, me levanto de la butaca para comprobar que Lucas ha conseguido quedarse dormido y me acerco a la camilla en la que está mi novia tumbada y conectada a mil cables. Es como si estuviese dormida, lástima que sea muchísimo peor.
Dejo un suave beso en su frente y me dirijo al baño de la habitación para lavarme un poco la cara y arreglarme el pelo. Una vez estoy, salgo al pasillo decaído.
-Buenos días -saludo al ver a Maite sentada en una de las sillas-. ¿Llevas ahí toda la noche?
-Buenos días, cielo -contesta con media sonrisa-. He ido a casa unas horas a descansar y a estar con los niños. Miguel no quería dormir solo con Manuel, así que... tengo tres hijos más aparte de Lore y son pequeños, también me necesitan -explica con calma-. ¿Por qué no bajas a desayunar algo?
-No tengo hambre -susurro sentándome a su lado-. Y quiero esperar a que venga el doctor por si hay novedades.
-Despierta a Lucas y bajad a la cafetería, no podéis estar sin comer -ordena sacando veinte euros de su cartera y dándomelo-. Van a llevarse a Lorena a hacer pruebas, aprovechad para desayunar mientras tanto.
Asiento en silencio y cojo el dinero sin rechistar, para a continuación entrar y buscar a Lucas. Está despierto, así que eso que me he ahorrado.
Después de explicarle lo que nos ha mandado Maite, se levanta del sofá y baja conmigo a la cafetería. Lo único que pedimos es un café, ninguno de los dos tenemos ni hambre, ni ganas de comer nada. Nos sentamos en silencio en una de las mesas y empiezo a jugar con la cuchara en la taza mientras noto las lágrimas salir sin control.
-Hey, chicos -habla un chico a nuestro lado, provocando que le miremos al momento-. Mi tía nos ha dicho que estabais aquí -informa David, el primo de Lorena, abrazándome mientras Marcos repite el mismo gesto con Lucas-. ¿Cómo lo lleváis?
Deben haber llegado a Sevilla esta misma mañana al enterarse de la situación. Imagino que sus padres estarán con Maite ahora mismo.
-No la habéis visto -sollozo contra el hombro de su hermano cuando se acerca a mí-. No sabéis lo que le han hecho.
-Vamos, Dani, tranquilo. Se va a despertar -susurra Marcos echándose él también a llorar-. Es mi prima, vamos. Es la persona más fuerte y cabezota que conozco. Va a despertarse.
-Sí, y cuando lo haga lo primero que hará será regañarte por cancelar la gira -le lleva la razón David mientras se sientan con nosotros-. Me apuesto lo que quieras.
-Conociéndola, no me extrañaría -sonríe Lucas con tristeza.
-¿Y si no se despierta? -pregunto serio-. ¿Y si no la volvemos a ver nunca más? Todos estáis convencidos de que va a abrir los ojos en cualquier momento, pero, ¿y si no es así?
-Es mejor tener esperanza -sentencia Marcos bajando el tono de voz-. No nos ayuda pensar que va a morir.
-Tampoco lo hace confiar en que no lo hará -sentencio duramente.
-La fe es lo único que tenemos ahora mismo -dice Lucas apoyando a sus primos-. Y aunque parezca que a nosotros no nos ayuda, en realidad sí lo hace. Nos ayuda a creer que la volveremos a ver, ayuda a Maite y a mi padre a pensar que no han perdido a su hija, y ayuda a que el resto de sus familiares y amigos, sigan luchando y rezando por ella.
-Se va a despertar, primo -dice Marcos poniéndome una mano en el hombro-. Te lo prometo.
Asiento en silencio y me levanto de la silla de mal humor, para caminar hacia el exterior del hospital y romper a llorar. Me agacho al ser incapaz de controlar el llanto y la respiración, y me siento en el suelo a llorar como nunca antes lo he hecho.
-¡Daniel! -escucho gritar a Jesús a unos metros de mí-. ¿Qué ha pasado? ¿Han dicho algo? -se preocupa cuando corre hacia mí junto a Lucía.
-¿Y si no se despierta? -me desespero llorando contra su hombro-. No puedo perderla, Jesús. Ninguno estamos preparados para esto.
-Se va a despertar, Dani -asegura sin soltarme-. ¡¿No tenéis nada mejor que hacer?! -exclama cuando nos rodean un montón de cámaras y periodistas-. Vamos, Lucía, ayúdame. Estaremos mejor dentro.
Al entrar de nuevo en el hospital, subimos al pasillo de la habitación de Lorena y nos encontramos con sus primos, sus tíos, su madre y con Lucas.
-¿Os han dicho algo? -pregunto nada más llegar junto a Maite mientras mi hermano se presenta a David y a Marcos-. ¿Algo nuevo?
Maite niega en silencio y yo me limito a sentarme al lado de Lucas desolado.
-Se va a despertar -me asegura mi mejor amigo-. Y si no lo hace...
-Si no lo hace no sé qué va a ser de nosotros -susurro duramente.
-La conocéis bien -sonríe David tristemente sentándose a mi lado-. Es demasiado cabezona como para morir así, sin luchar, tan joven y sin motivo.
Antes de que pueda contestar, un doctor viene a buscar a la madre de Lorena y le ordena que le siga a su despacho.
-Si se lo van a decir en el despacho es que es malo -susurro sin ganas.
-Dani, se va a despertar -asegura Lucía.
-¡Todos decís lo mismo! ¡Todos decís que se va a despertar! ¡No se va a despertar! -grito furioso, poniéndome de pie y caminando hacia el final del pasillo.
-Ya voy yo -escucho decir a Jesús desde lejos.
¡¡¡Buenas tardes chicas!!! Hoy me paso por aquí para deciros varias cositas.
La primera: ¡muchísimas gracias por las ocho mil visitas!
¡Espero que os esté encantando esta historia! aunque, como algunas ya habréis imaginado, esto llega a su fin.
¡Y HE AQUÍ LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE! ¿QUERÉIS SEGUNDA TEMPORADA?
¡¡¡Votad y comentad!!! ¡¡¡Os leo a todas!!!
P.D. Inserta comentario aquí si te pillo releyendo la novela, jajajaja (14/12/2019)
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Siempre Tú [RESUBIDA]
Подростковая литератураLorena Martínez. Daniel Oviedo, y toda la aventura y la pasión que conlleva su nombre. ¡Primera temporada!