Capítulo 46.

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Daniel

-Deja de ser tan gilipollas y tan egoísta -ordena mi hermano cogiéndome del brazo y obligándome a dejar de caminar-. ¿Quieres pensar que tu novia va a morir? Haz lo que te dé la gana, yo no voy a impedir que pienses lo que te apetezca, pero deja de ser tan imbécil. Hay muchísimas personas con la esperanza de que va a despertarse, no machaques su fe solo porque tú no confíes en la fortaleza de Lorena.

Dicho eso, se queda callado y le miro serio. Tiene razón.

Después de tranquilizarme un poco, vuelvo con los demás y me encuentro con Maite hablando con su hermano a lágrima viva.

-¿Qué te ha dicho? -pregunto desesperado.

-La han operado de urgencia porque la hemorrágea de la cabeza ha ido a peor. Ha disminuido ese 55% -me explica en mitad del llanto-. Hay un 40% de posibilidades de que despierte.

Decido no decir nada. Me limito a sentarme en una silla junto a David y me quedo con la cabeza agachada, bajo la atenta mirada de todos los presentes.

-Dani... -susurra mi hermano acercándose.

-No, no me digas nada -susurro limpiándome las lágrimas-. ¿Puedo entrar a verla?

-Sí, podéis entrar de dos en dos, ya sabéis las normas -contesta Maite cogiendo su teléfono-. Voy a bajar a la cafetería y voy a llamar a Manuel para que venga con los niños.

-Pasa tu solo -dice Lucas cuando su madrastra desaparece junto a los padres de David y Marcos-. Lo necesitas más que ninguno, ve a verla.

Asiento en silencio y entro sin decir nada más, encontrándome a Lorena exactamente igual que hace unas horas. La diferencia es que ahora la venda de la cabeza es más ancha y tiene un collarín puesto en el cuello. Suspiro y me siento a su lado mientras cojo su mano derecha con cariño. No sé cuanto tiempo paso así, mirándola, hasta que un médico entra en la habitación.

-¿Eres su amigo? -pregunta tendiéndome un pañuelo al verme llorar.

-No, yo... soy su novio -contesto sin dejar de mirar a Lorena.

-Vaya, así que tengo en coma a la novia de un Oviedo -susurra el doctor de mala gana-. ¿Cuál de los dos eres? -cuestiona cogiendo una silla y sentándose a mi lado.

-Daniel.

-Daniel, ¿te han explicado los últimos resultados? -dice, por lo que asiento-. En ese caso, quizá te alegre saber que en las tres últimas horas ha mejorado.

-¿Qué?

-Es pronto para confirmar que vaya a despertarse, pero todo apunta a que lo hará tarde o temprano -hace una pausa-. Te contaré algo. Cuando una persona está en coma, se entera de todo lo que pasa a su alrededor. Todo lo que se ha dicho en esta habitación, lo ha escuchado, es por eso que muchas veces mejoran. Al mantenerse alguien importante a su lado, aumentan sus ganas de lucha y se esfuerza más por no rendirse y despertar. Eso es lo que, más o menos, le está pasando a ella -dice levantándose de la silla y caminando hacia la puerta-. No te separes mucho de ella, Daniel, puede que tú seas la clave para que abra los ojos. No la dejéis sola, que vengan sus hermanos, sus padres, sus amigos... que siempre esté acompañada, hablad con ella y cuando se quede sola, ponedle música, o las noticias. Que siempre tenga algo que escuchar para estimularla y motivarla.

-Gracias -sonrío cuando está a punto de cerrar la puerta-. ¿Lo has oído, cariño? -me emociono apretando la mano de Lorena cuando nos volvemos a quedar solos.

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Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora