Lorena
-¿A Madrid? -pregunto horrorizada después de escuchar a mi madre-. ¿Por qué?
-Cariño, solo serán dos semanas. Estamos en navidades, tenemos que pasarlas con tus abuelos y tíos -contesta con tranquilidad.
-Joder, tenía la esperanza de poder pasar aquí las vacaciones -suspiro mirándola.
-Hace meses que no vemos a la familia, es hora de que vayamos -me explica mi madre consultando su agenda-. Además, no te preocupes. Lucas también viene.
-¿Lucas? -me extraño-. ¿Por qué viene Lucas?
Alza la mirada con obviedad y abro la boca de golpe al entenderla.
-¡Lo sabía! ¡Estás con su padre! -exclamo acercándome a ella emocionada-. Madre mía, llevamos semanas especulando sobre vosotros a vuestras espaldas. ¡Y estás con él, mamá!
-Tú padre murió hace tiempo, tengo derecho a rehacer mi vida -suspira mirando una fotografía de mi padre que tenemos en la cocina-. Y Manuel es un buen hombre, tú lo sabes. Él también perdió a su mujer cuando Lucas era pequeño.
-Sí, creo que tenía cuatro años cuando murió -digo bajando el tono de voz-. Me alegro por vosotros, pero sigo sin entender por qué vienen a Madrid.
-Vienen a conocer a la familia, ahora son parte de ella y tienen que sentirse integrados. Pasaremos la navidad los siete juntos y si todo va bien, a la vuelta de Madrid se vendrán a vivir a esta casa.
-Qué bien, ya veo que lo tenéis todo muy planificadito -suspiro cogiendo mi teléfono-. Iré a ver a los chicos, tengo que darle la noticia a Dani.
-No vuelvas tarde, tienes que hacer la maleta. Salimos a primera hora de la mañana.
Daniel
-Coño, Lore, ¿y esa cara? -me preocupo al verla salir de casa-. ¿Mi representante está causándote problemas? Tendré que hablar con ella.
-No seas tonto -sonríe acercándose a darme un beso en la mejilla-. Me voy a pasar las navidades a Madrid, salimos mañana por la mañana.
-Bueno, ¿y cuál es el problema? -pregunto abrazándola-. ¿Tan incapaz te ves de estar unas semanas sin mí? -bromeo de buen humor-. Tendrás que ver a tu familia, Lore. Desde que vivís en Mairena no habéis subido ni una vez, y tampoco he visto bajar a nadie a visitaros. Os echarán de menos, y vosotros también.
Veo como asiente en silencio, empezando a caminar en dirección a la plaza, que es donde hemos quedado con los demás.
-Quería pasar las navidades contigo -admite en un susurro-. Y se me han jodido los planes.
-Tenemos toda una vida para celebrar la navidad juntos -sonrío cogiéndole la mano.
Sonríe ante mi comentario y deja de andar para darme un beso con ganas.
-Esa no es la única noticia -dice cuando nos separamos-. Resulta que ahora Lucas es mi hermanastro o algo así. Su padre y él vienen a Madrid a conocer a mi familia, a la vuelta se mudarán a mi casa.
-¡Joder! ¡Eso sí que es una noticia! -exclamo emocionado-. ¡Lucas como cuñado! Esto es perfecto, ya somos todos familia.
-Me parece increíble que mi madre haya podido sustituir a mi padre tan rápido -susurra de mala gana-. No tiene respeto por su memoria.
-Lore...
-Déjalo, está todo bien. Me alegro de que haya sido capaz de rehacer su vida.
Me quedo callado, mirándola con preocupación. Miente fatal, es transparente, se nota que le afecta más de la cuenta.
-Mira... -murmuro obligándola a parar-. ¿Por qué no vamos a despedirnos tú y yo a solas y a última hora de la tarde nos acercamos con los demás?
Asiente en silencio, algo decaída, y junto nuestros labios para fundirnos en un tierno beso antes de abrazarla por la cintura y dar la vuelta para caminar en dirección a mi casa. Cuando llegamos, entramos en el salón y nos sentamos en el sofá sin decir nada. Mis padres están trabajando, así que tenemos la casa para nosotros solos.
-¿Qué quieres que hagamos? -pregunto mirándola.
-No me apetece hacer nada -suspira dejándose caer en el respaldo del sofá.
Suspiro preocupado y me acerco a ella, obligándola a apoyar la cabeza en mi regazo mientras juego con su pelo distraído.
-Nunca hemos hablado del tema, Lore -le hago notar en un susurro-. No quiero que te sientas forzada a contarme nada, pero ya sabes que siempre que me necesites voy a ser el primero en escucharte y consolarte.
-Fue hace dos años -susurra después de unos segundos en silencio-. Mi madre se quedó embaraza de los mellizos y a mi padre le hacía muchísima ilusión, pero a ella no le hacía mucha gracia la idea de que fuésemos cuatro hermanos. Él la convenció para que los tuviera. Tuvo un embarazo complicado, mi padre empezó a tener problemas de corazón y mi madre enfermaba cada dos por tres, estuvo a punto de perder a los niños varias veces -explica entre lágrimas-. Por aquel entonces Miguel y yo nos quedábamos mucho en casa de mis abuelos, ya que mi madre pasaba semanas ingresada en el hospital y mi padre se pasaba el día grabando su última película o haciéndose pruebas. El día que nacieron los mellizos yo estaba súper ilusionada porque todo había salido bien, así que fui al hospital y vi a mis padres y a mis hermanos juntos. Mi padre tenía a Rodrigo en brazos y mi madre a Manuel. A los cinco días les dieron el alta y volvimos todos a casa, Miguel y yo incluidos. Pero, ese mismo día a... -corta y empieza a sollozar con fuerza, provocando que algo dentro de mí se rompa-. Ese mismo día a las cinco de la tarde mi padre cayó rodando por las escaleras de casa. Había sufrido un infarto, y para cuando llegó la ambulancia ya no había nada que hacer -concluye sin controlar el llanto.
-Ya está, cariño -susurro abrazándola con fuerza-. Lo siento muchísimo.
-...
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Siempre Tú [RESUBIDA]
Teen FictionLorena Martínez. Daniel Oviedo, y toda la aventura y la pasión que conlleva su nombre. ¡Primera temporada!