Capítulo 32.

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Lorena

Giro la cabeza al escuchar como una chica llama a mi novio, y en seguida me encuentro con la fan que provocó que Daniel y yo nos distanciásemos durante semanas: la misma a la que vi besándole.

-¿Tú qué coño haces aquí? -se molesta Dani.

-¿Es que no te alegras de verme? -pregunta con una sonrisa, provocando que haga una mueca de asco y me siente junto a Dani-. La última vez que nos vimos parecías contento.

-No, no me alegro de verte. De hecho, preferiría no volver a hacerlo. ¿Sabes la que me liaste con mi novia y con las redes sociales?

-Cariño, no fui yo quien te besó, sé humilde -sonríe la chica mirándole-. Espero que nos veamos pronto.

Y dicho eso, se marcha sin dejar tiempo a que ninguno de los dos contestemos.

-No la creas -ruega Dani mirándome-. No fui yo, te lo prometo.

-Te creo, no te preocupes -le tranquilizo con una sonrisa.

-¿De verdad?

-Claro, eres mi novio. Además, no me has dado motivos para desconfiar -sonrío jugando con sus anillos-. Hablé con Lucas hace días de esto y me hizo entender que siendo personajes públicos, me toca guardarme los celos y las envidias. Es normal que se os tiren a los morros y a la bragueta, tengo que asumirlo y aprender a no cabrearme cada vez que una fan loca os acose.

-Bueno, en realidad tienes derecho a enfadarte si eso pasa. Yo también me enfado cuando alguien me toca o me besa sin permiso -me explica soltando un suspiro-. Pero sí, Lucas tiene razón: son gajes del oficio.

Asiento en silencio y le beso lentamente.

-¿Quieres quedarte a dormir? -pregunto con una sonrisa-. Es miércoles, pero mañana es festivo así que... no creo que a mi madre le importe.

-Me encantaría, pero mi hermano y yo nos hemos comprometido a cuidar de nuestro primo. Mis tíos se van de cena con mis padre, así que... ¿quieres quedarte tú? Podemos llamar a los demás.

Vuelvo a asentir con una amplia sonrisa y en seguida nos levantamos para caminar en dirección a nuestra calle. Cuando llegamos y entramos en su casa, nos encontramos con los padres y los tíos de Dani hablando animadamente en la cocina.

-Dani, ya estás aquí, genial -sonríe su madre al vernos-. Alonso está dormido en el salón, tu hermano vendrá después.

-Ya se está escaqueando -suspira Dani de mal humor.

-¡Lore, cariño! No te había visto -dice Juan Carlos padre acercándose a darme dos besos-. Luis, Ana, ella es Lorena: la novia de Dani.

-Tenéis Internet revolucionado con vuestra relación -ríe la tía de Dani dándome dos besos-. Encantada de conocerte, Lorena.

-Daniel, escúchame -ordena Eva.

-Mamá, te estoy escuchando -se queja Dani cansado.

-Alonso está dormido en el salón, tu padre ha puesto la cuna que usábamos cuando eráis bebés. Tened cuidad con él, por favor, es muy pequeño. Cualquier cosa, llamadnos al móvil.

-Sí, mamá. Tendremos cuidado.

-Lore, hazme el favor de quedarte a ayudarles. No me fío de ellos ni un pelo.

-No te preocupes, Eva. Me quedo a supervisarles -sonrío.

Después de que nos den una cuantas indicaciones y de despedirnos, se van dejándonos solos en casa. Nada más irse, caminamos hacia el salón. Me asomo a la cuna de madera que hay con curiosidad, encontrándome con un bebé precioso y súper pequeñito.

-Ay, por favor -sonrío mirándole con ternura-. Es adorable, ¿cuántos meses tiene?

-Creo que cuatro -contesta Dani abrazándome por detrás y apoyando su cabeza en mi hombro-. Te encantan los niños, ¿verdad?

-¿A estas alturas y todavía tienes que preguntarlo? -río sin dejar de mirar al niño-. Qué bonito es.

Instantes después, Alonso parece notar nuestra presencia y se despierta entre llantos y gritos.

-Ey, enano -susurra Dani cogiéndole en brazos y acunándole-. ¿Qué te pasa a ti? -sonríe cuando se calma.

Sonrío al ver la ternura y el cariño con el que le mira, le habla y le coge, y saco mi teléfono para hacerle una fotografía sin que se dé cuenta.

-Ah, genial, ya estáis vosotros -escucho decir a Jesús desde la puerta del salón-. No os importa quedároslo, ¿verdad?

-¿Qué? -pregunta Dani sin soltar a Alonso-. Vamos, Jesús, que viene ahora Lucas con Miriam. Quedaos aquí que los papás y los tíos nos lo han mandado a los dos.

-Vamos, Dani... -ruega Jesús cogiendo la mano de Lucía-. Hazme el favor.

-Ni favor ni hostias -se cabrea mi novio dándole a Alonso-. Os quedáis aquí.

-Venga, cariño. Yo tengo ganas de verte cuidar a un niño -sonríe Lucía mirando a Alonso con ternura.

¡Espero que os esté gustando mucho la novela!

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora