Capítulo 43.

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Lorena

Hoy es 15 de enero, ya llevamos una semana en Sevilla. Las navidades en Madrid han sido increíbles, tener a Lucas al lado me ha venido genial, y que Dani se presentase por sorpresa en Nochevieja fue, sin duda alguna, la mejor entrada de año que pude tener.

Manuel y Lucas están terminando de trasladarse a nuestra casa. Ya duermen y viven aquí, pero todavía les quedan algunas cosas por traer. Creo que después dejarán su casa vacía para cuando Lucas quiera independizarse, o para tener una residencia segura en caso de que lo de mi madre y Manuel no salga del todo bien.

Ahora mismo estoy yendo a casa de Lucía, que es donde hemos quedado ella, Miriam y yo para ir después a dar una vuelta. A mitad de camino, mientras contesto un mensaje de mi madre, una chica de mi edad se pone ante mí y me obliga a parar.

-¿Eres Lorena Martínez? ¿La novia de Daniel Oviedo? -sonríe con aparente amabilidad.

-Eh... sí -asiento con algo de inseguridad-. ¿Por qué?

-Verás, soy Rebeca, seguro que tu novio te ha hablado de mí -dice, haciendo que niegue extrañada-. En fin, todo el mundo sabe que Daniel es para mí. Aléjate de él.

-Ya, bueno, mira... gracias por el consejo, en serio, pero creo que voy a pasar.

Dicho eso, hago una mueca de inocencia y retomo el paso.

-Te lo he advertido -dice agarrándome del pelo y tirándome al suelo de repente.

Sin darme tiempo a reaccionar, empieza a darme patadas y a escupirme, hasta que se agacha y me propina un buen golpe en la nariz y otro en la boca. Después, me agarra de nuevo del pelo mientras grito e intento deshacerme de su agarre, y me habla.

-Lo siento, cariño. Ninguna zorra va a hacerme la competencia -sentencia antes de golpearme con fuerza contra el suelo y darme un pisotón en la cabeza.

Y en justo ahí, todo se vuelve negro.

Daniel

-¡Noooo! -exclama Lucas cuando termina el partido del FIFA y me declaro ganador.

-Eso te pasa por malo, tienes que jugar más -ríe mi hermano desde el sofá-. Va, te echo yo una.

-¿Qué hora es? -pregunta Lucas mientras Jesús reinicia el juego.

-Las nueve y cuarto -contesto haciendo una mueca-. Qué raro, Lore lleva sin hablarme desde las cuatro.

-Déjala, había quedado con las chicas -le resta importancia Jesús-. Yo también llevo toda la tarde sin hablar con Lucía.

-Pues yo con Miriam sí he hablado -se extraña Lucas pausando el juego-. Me ha dicho que Lorena les ha cancelado a última hora.

-¿Qué? -pregunto mirándole.

-Mira -dice cogiendo su teléfono-. Gordi, al final Lore no viene. Me ha escrito y dice que tiene que hacer cosas, que su madre le ha llamado. Acércate a casa a ver si necesita algo, anda -lee en voz alta lo que su novia le ha escrito hace dos horas-. ¿Ves? Lore no está con ellas.

-No te has pasado por su casa a ver si necesitaba algo -le hace notar Jesús divertido-. Qué vago.

-Si necesita algo me hablará, ¿no? Sabe donde estoy -contesta con seguridad-. Aunque... voy a llamarla por si acaso, no vaya a ser que necesite que vayamos.

-¿Y por qué a mí no me ha hablado? -susurro extrañado.

Jesús se encoge de hombros en silencio, antes de coger su móvil y consultar los mensajes de Lucía. Al parecer a ella también la ha avisado de que no iba a pasarse.

-No lo coge -dice Lucas haciendo una mueca-. Intentadlo vosotros, que me está llamando mi padre -informa descolgando la llamada-. Papá, dime.

Después de escuchar lo que su padre le dice, se queda completamente pálido, provocando que su teléfono caiga al suelo y Jesús y yo nos acerquemos a él preocupado. Intento hacerle reaccionar, mientras mi hermano recoge su móvil y habla con Manuel.

-¡Mamá! ¡Arranca el coche! -ordena nada más colgarle.

-¿Qué ha pasado? ¿Están todos bien? -me preocupo sin dejar de mirar a Lucas.

-Es Lorena -susurra nuestro mejor amigo sin apenas poder hablar-. Está ingresada en el hospital, le han dado una paliza mientras iba a casa de Lucía. La han encontrado tirada en la calle hace dos horas.

Abro los ojos de par en par, sin poder creerme lo que acaba de decir. Noto cómo todo empieza a dar vueltas a mi alrededor, hasta que me caigo al suelo sin apenas poder respirar.

-¡Daniel! -escucho gritar a mi madre desde la puerta del salón-. ¡Daniel! ¡Respira!

-Eva, déjame a mí -ordena Lucas apartándola cuando se acerca a mí-. Daniel, mírame.

Minutos después, obedeciendo las pautas que me va dando Lucas, consigo regular la respiración y me pongo de pie mientras exploto a llorar. No me puedo creer que esté pasando esto.

-Llevadme a verla, por favor -suplico sin contener el llanto.

Sin decir nada más, salimos de casa y mi madre conduce a toda velocidad hacia el hospital en el que se encuentra Lorena. Al llegar, nos encontramos con la puerta repleta de chicas cantando y gritando nuestros nombres. Las noticias corren como la pólvora, nunca entiendo cómo se enteran de todo tan rápido.

-No bajéis del coche -ordena Lucas con autoridad-. Eva, intenta aparcar dentro del hospital.

Ignorando sus palabras, abro la puerta trasera del coche y salgo del mismo, provocando que Lucas grite mi nombre y salga él también del vehículo.

-¡Quiero un puto pasillo ya! ¡No es momento ni de fotos ni de autógrafos! -exclama mi mejor amigo cuando las fans me rodean e impiden que avance hasta la puerta del hospital-. ¡Vamos a fingir que somos humanos por un día!

Dicho eso, me agarra del hombro y se hace hueco entre la gente, que no hace más que fotografiarnos y grabarnos. Al darse cuenta de que todos los intentos van a ser en vano, se quita la chaqueta, quedándose en manga corta con el frío que hace, y me tapa la cabeza para que nadie pueda pillarme llorando.

-¿Por qué hostias nunca me haces caso cuando digo que no te bajes del puto coche? -se queja abriéndose paso sin soltarme.

-¿Por qué todo el protagonismo se lo lleva siempre Dani? -grita Jesús a nuestras espaldas, haciendo que un montón de chicas corran hacia él dejándonos el camino libre-. ¡Os veo dentro! -exclama mirándonos antes de empezar a hacerse fotos y firmar autográfos.

-Salvado por tu gemelo -suspira Lucas entrando en el hospital-. ¿Cuál es la habitación de Lorena Martínez?

-Habitación 314, tercera planta -contesta la recepcionista con amabilidad.

Corremos hacia el ascensor y subimos a la planta que nos ha indicado. Nada más llegar a la sala de espera del pasillo que nos ha dicho, nos encontramos a Manuel, Maite, Lucía y Miriam.

-¿Dónde está? -grito desesperado, explotando a llorar de nuevo.

-Hijo, tranquilo -dice Manuel acercándose a abrazarme-. Todavía no sabemos nada -informa llorando él también.

-¿Qué cojones ha pasado? -llora Lucas abrazando a Miriam-. Tendría que haber ido a verla cuando me lo has dicho.

-No ha sido culpa tuya, Lucas -le tranquiliza Lucía acercándose a él-. Creemos que ha sido Rebeca.

Antes de que nadie pueda contestar, un doctor aparece a nuestro lado.

-¿Familiares de Lorena Martínez?

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora