Lorena
-¿Seguro, seguro? -susurra Dani con una sonrisa a poca distancia de mi boca-. ¿No me mientes?
-Te lo prometo -sonrío besándole intermitentemente-. Te quiero.
-Yo también te quiero -contesta antes de besarme de nuevo.
-Chicos -nos llama Lucas desde la puerta del restaurante-. Vuestros padres empiezan a preguntarse qué coño estáis haciendo. Tirad para dentro ya -ordena mirándonos con intensidad-. No podemos cubriros la espalda cuando está todo el mundo presenciando la escena.
-Cállate -río dándole un último beso a Dani-. ¿Qué les habéis dicho?
-Que te ha llamado Lucía llorando y habéis salido a ver qué pasaba -contesta mientras nos dirigimos a la mesa en la que están todos sentados-. No volváis a desaparecer en toda la cena.
Asiento en silencio y me siento entre él y mi hermano Miguel, que ya tiene puesto delante un plato de macarrones con tomate.
-Miguel, come despacio -le regaño viendo cómo se mancha la camisa blanca que lleva puesta-. Nadie te va a quitar los macarrones, no hace falta que corras.
Nos entretenemos hablando durante unos minutos, mientras ojeamos la carta y nos reímos recordando cosas del campamento. Los padres de los gemelos y mi madre mantienen su propio tema de conversación mientras los chicos y yo nos entretenemos por nuestra cuenta. Rodrigo y Manuel se han quedado dormidos hace un rato y están en el carro acostados, así que no están dando guerra como de costumbre. Por su parte, Manuel, el padre de Lucas, está en cocina asegurándose de que todo funcione bien, así que aunque Lucas está cenando con nosotros, él se va a perder la velada.
-Tenemos una sorpresa para vosotros -sonríe Eva llamando nuestra atención de repente.
-¡Buenas noches, pupus! -exclama un chico de unos veinticinco años apareciendo por detrás de los gemelos.
-¡Juan Carlos! -grita Daniel levantándose de la silla y abrazándole con ganas-. Madre mía, ¡te echábamos de menos! -se emociona cuando Jesús se une al abrazo-. ¿Cuándo has llegado?
-Hace una hora -contesta separándose de ellos con una sonrisa-. ¿Qué tal estos meses sin verme? ¿Muy perdidos sin vuestro hermanito mayor?
-Lo hemos llevado bien -vacila Jesús mientras Juan Carlos se acerca a saludar a Lucas-. Mira, ella es la nueva vecina: Lorena. Es la hija de Maite, la amiga de mamá que de pequeños siempre nos hacía galletas para merendar. Y estos son sus hermanos: Miguel, Manuel y Rodrigo.
-Seguro que no te acuerdas de mí -sonríe mi madre después de que me dé dos besos.
-Oh, sí, me acuerdo bien -ríe sentándose junto a Jesús-. Dime, Dani, ¿habéis tenido que salir a la calle porque los papás todavía no lo saben? -susurra mirándonos a Dani y a mí burlón cuando nuestros padres se distraen con sus cosas
-Cállate -ordena mi novio con una sonrisa-. Pensábamos decírselo esta noche.
-¿Quieres que os saque del apuro? -pregunta con mirada cómplice.
-Oh, dios. Se viene una jugarreta Oviedo -dramatiza Lucas-. Lore, prepárate. Nunca sabes por dónde te van a salir.
Antes de que ninguno pueda contestar, uno de los camareros se acerca a tomarnos nota. Una vez hecho, recoge las cartas y miro a Juan Carlos con algo de miedo.
-Oye, y decidme -dice en voz alta, llamando la atención de toda la mesa-. ¿Os coméis la boca muy a menudo? -pregunta mirándonos de nuevo.
-Juan Carlos... -susurra Dani con tono amenazante.
-Digo, estaba esperando en el coche a que mamá me avisara para entrar y parecíais algo más que buenos amigos -dice con inocencia, bebiendo un poco de agua de su copa-. ¿Cómo no me lo cuentas antes, enano? -sonríe dándole un codazo a su hermano.
-Lore, ¿de qué está hablando? -se extraña mi madre.
-Sí, chicos. ¿Es que hay algo que debamos saber? -se interesa el padre de los gemelos con seriedad-. Porque de ser así, es el momento de decirlo.
-Oye, no tengo que daros detalles de mi vida privada. Ni tengo que contaros todo lo que hago -se molesta Dani al ver la reacción de su padre-. Ya no soy ningún niño.
-Daniel -susurro mirándole con intensidad.
-Pero pensábamos decíroslo a lo largo de la cena -sentencia soltando un suspiro-. El cateto de tu hijo se nos ha adelantado.
Toda la mesa guarda silencio, expectante por que alguien diga o haga algo. Segundos después, Eva sonríe y me mira a los ojos.
-Bienvenida a la familia, Lorena Martínez -dice haciendo una mueca de agrado-. En mi casa están todos locos, pero te acabarás acostumbrando. Dani no ha podido echarse una novia mejor que tú.
-Ya era hora de que asentaras la cabeza -sonríe su padre haciéndole un guiño-. Me alegra que esteis juntos, seguro que hacéis muy buena pareja.
-Sí, sí. No me has podido dar un yerno mejor que Dani -ríe mi madre emocionada-. Bueno, contadnos. ¿Cómo ha sido?
-Mamá, no vamos a entrar en detalles -suspiro rondando los ojos.
Daniel
Después de cenar hemos venido todos a mi casa a seguir con la sobremesa. Los padres están abajo bebiendo vino y hablando, mientras que nosotros estamos en el salón de la segunda planta hablando. Una vez Miguel se queda dormido en el sofá, le meto en mi cama y bajamos a la planta baja.
-Mamá, nos vamos a dar una vuelta -informa Jesús mientras Lorena y yo salimos al jardín-. Maite, está Miguel dormido en la cama de Dani.
Ignorando la conversación que Jesús y Lucas inician a unos metros de nosotros, abrazo a Lorena por la espalda y dejo muchos besos en su mejilla mientras sonrío y me convenzo de la suerte que he tenido con ella.
-Tengo una sorpresa para ti -susurro bajando mi boca a su cuello sin dejar de caminar-. Pero hasta mañana no vas a saber cuál es.
-Jo, Dani -se queja jugando con mi mano derecha, que descansa desde hace unos segundos en su cintura-. Ahora por tu culpa no voy a poder dormir, me voy a pasar la noche pensando.
-Yo me quedo despierto contigo -sonrío reprimiendo un bostezo.
-Me parece a mí que tú estás demasiado cansado -ríe al notar de nuevo mi boca en su cuello.- Vamos a dar un paseo cortito y volvemos a casa.
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Siempre Tú [RESUBIDA]
Ficção AdolescenteLorena Martínez. Daniel Oviedo, y toda la aventura y la pasión que conlleva su nombre. ¡Primera temporada!