Capítulo 49.

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Lorena

-Bien, parece que todo está en orden -informa el doctor mientras termino de ponerme la chaqueta-. Deberás guardar mucho reposo durante las próximas dos semanas. No hagas nada, de la cama al sofá y del sofá a la cama. Es importante que me hagas caso para evitar que todo esto derive en problemas mayores.

-Está bien -suspiro sin ganas.

-Tú -señala a Dani-. Encárgate de que obedezca. Seguro que a ti te hace caso.

-Yo me encargo -sonríe mirándome con diversión-. Muchísimas gracias por todo, doctor.

Después de eso, salimos de la habitación para que mi madre hable con el médico con tranquilidad mientras nosotros nos reunimos con nuestros amigos y nuestros primos en el pasillo.

-¿Sabes? -sonríe Marcos de buen humor-. Mi padre ha pedido el traslado a Sevilla, creo que nos vendremos a vivir dentro de poco.

-¿En serio? -pregunto sin poder creérmelo-. ¡Qué guay! ¡Vamos a estar súper cerca!

-Lorena -me regaña Dani con autoridad.

-Sí, Manuel nos va a alquilar su casa ahora que la tienen vacía -contesta David soltando un suspiro-. Menuda mierda, tengo novia, ¿sabéis? No me interesa un culo venir a vivir a Mairena del Aljarafe.

-Te acostumbrarás, seguro que nos viene bien el cambio -ríe Marcos-. De todos modos, hermanito, todavía no es seguro que a papá le vayan a conceder el traslado.

-Papá es dueño del 20% de la empresa en la que trabaja -le hace notar serio-. Si quiere, mañana mismo tiene aquí montado el despacho.

Sonrío sin poder evitarlo después de saber que mis primos favoritos van a vivir a menos de cinco minutos de mi casa, y me acerco a Lucas de buen humor para darle un abrazo y hablar con él mientras el resto se entretiene teorizando acerca de la mudanza de los mellizos. De un momento a otro, mi madre sale de la consulta del doctor y la miramos interrogante antes de acercarnos a ella.

-Nos vamos de aquí -anuncia sonriente-. Vamos, tus hermanos querrán verte.

-Sí, Miguel está bastante insoportable desde que no te ve a cada hora -ríe Lucas caminando junto a mí-. No sabes lo que cuesta dormirle ahora.

Sonrío de nuevo y salimos del hospital entre risas y comentarios.

-Bien, vosotros id a casa, yo tengo que ir a la discográfica a arreglar el desastre que se ha generado este mes -informa consultando su teléfono-. Imagino que acabaré tarde. Cariño, sé que tengo que estar contigo, pero es importante que ponga orden si no queremos que la carrera de los chicos se vaya a la mierda.

-Lo entiendo -sonrío con sinceridad.

-Dormid todos en casa, haced fiesta de pijamas de esas que os gustan tanto -nos recomienda encaminándose al coche-. Miguel y los mellizos están con los tíos, pero ahora tienen que irse a arreglar cosas de trabajo. Lucas, cubre a Lore con los niños. Y vosotros ayudadle -ordena mirando a mi hermanastro y a mis primos-. Luego os veo, chicos.

Y dicho eso, se sube al coche y desaparece mientras nosotros seguimos caminando a mi casa. Mis tíos y mis primos han estado durmiendo en casa de Manuel, quien por cierto está ahora mismo trabajando.

En cuanto llegamos a casa, mis tíos nos dejan a mis hermanos y se marchan a solucionar lo que sea que tengan que solucionar.

Daniel

-Bien, túmbate ahí y ponte a ver la televisión o lo que sea -ordeno serio entrando con Lorena al salón de su casa-. Miguel, no puedes molestar a Lore.

-¿Por qué? -se extraña sentándose a su lado cuando su hermana se tumba.

-Porque está malita, enano -contesta Lucas con Rodrigo en brazos-. Ahora hay que cuidarla mucho, mucho.

-No estoy inválida, ni terminal, ¿sabéis? -se molesta mi novia encendiendo la televisión-. Puedo hacer cosas.

-De hecho, no puedes -le hace notar Marcos cogiendo a Manuel-. El doctor ha dicho reposo absoluto, y aquí cuento seis personas dispuestas a que obedezcas.

-Pues cuenta cinco -vacila David sentándose también en el sofá-. Yo te cubro, prima.

-No me toques los cojones -reprocha Lucas serio-. Lo que dice el médico es sagrado.

Sonrío al ver la protección que siempre parece estar dispuesto a brindarle a Lorena, y me siento junto a ella sin poder evitar pensar en lo afortunados que somos todos por tener unos vínculos tan fuertes y sanos como los tenemos.

-¿Qué tal te encuentras? -susurro mientras ellos se concentran en entretener a los niños.

-Muy bien -contesta de buen humor, aún tumbada-. ¿Y tú?

-Mejor ahora que sé que estás bien -sonrío antes de besarla-. ¿Quieres que te traiga algo?

-Quiero que me prometas que vas a estar conmigo estas dos semanas infernales -bufa de mala gana.

-Voy a estar contigo más de dos semanas, cariño -río volviendo a besarla-. Voy a estar, si me lo permites, toda la vida a tu lado.

Sonríe mirándome y vuelve a atacar mis labios con necesidad, arrancándome una sonrisa a mitad de beso.

-Te quiero -susurra dándome un pico.

-Yo sí que te quiero.

-Vale, parejita, nosotros vamos a ejercer de tíos y hermano guay -dice Lucas desde la puerta del salón-. Estaremos arriba bañándoles, intentad no hacéroslo con nosotros aún en casa.

Niego mirándole obvio y veo como desaparecen todos escaleras arriba, dejándonos solos a Lorena y a mí.

-Dani, Dani, Dani -dice rápido-. En cuatro días es tu cumple.

-¿Y qué pasa?

-Que habrá que celebrarlo, ¿no? -sonríe intentando sentarse, cosa que impido en seguida.

-Cuando pasen dos semanas, te prometo que celebraremos mi cumpleaños tú y yo solos de la mejor manera posible -susurro contra su oído antes de morderlo con picardía-. Pero hasta entonces, no vas a moverte de este sillón -sentencio volviendo a mi posición inicial.

-Pues me estoy meando, Daniel -dice con una mueca divertida.

-Vamos, anda -carcajeo poniéndome de pie de buen humor.

Qué novia tan increíble tengo.

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora