Capítulo 17.

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Lorena

Estoy sentada junto a Juan Carlos en una silla frente al escenario en el que actuarán mañana los chicos. Lucas está hablando con una de las bailarinas en un lateral y los gemelos están haciendo la prueba de sonido. Les observo con una sonrisa, atendiendo a cada uno de sus movimientos. ¿Alguna vez les habéis visto en directo? Son increíbles.

-Ha cambiado -susurra Juan Carlos cuando la canción termina-. Dani, quiero decir. Ha cambiado muchísimo.

-¿En qué? -me intereso mirándole.

-No sé, ha madurado. Antes no era así, es difícil de explicar -sonríe desviando la mirada hacia mí-. Le haces bien. Me alegro de que te haya conocido, Lore.

Sonrío en respuesta y miro a mi novio, que en seguida me dedica un guiño y baja del escenario de un salto para acercarse a nosotros.

-¿Qué tal hemos estado? -pregunta después de agacharse a darme un pico.

-Mejorables -vacilo poniéndome de pie.

-¿Mejorables? -se ofende soltando una risa, para a continuación cogerme de la cintura y pegarme a él-. No lo has dicho en serio -susurra bajando la mirada a mi boca.

-Estoy con Lore, podéis hacerlo mejor -nos interrumpe Lucas poniéndole una mano en el hombro-. Nos vamos. Dice Maite que vayamos ya a la furgoneta.

Daniel

Cuando llegamos al hotel, pasamos un buen rato juntos en la habitación que ahora comparten mi hermano y Lucas. Maite se ha ido a cerrar las entrevistas de mañana y mi hermano le ha acompañado, así que tenemos libertad para hacer lo que queramos hasta que vuelvan.

Más de dos horas después, Lorena y yo nos despedimos y nos vamos a nuestro cuarto.

-¿Te apetece algo de cenar? -pregunto tirándome en la cama con el móvil.

-No mucho -contesta Lorena a mi lado.

-¿Sabes? -pregunto con diversión, mordiéndome el labio inferior y colocándome sobre ella-. Cuando estábamos en los camerinos, antes de la prueba, Jesús me ha preguntado cómo he podido cambiar tanto en tan poco tiempo.

-¿Y qué le has dicho? -susurra tocándome la espalda, metiendo la mano por dentro de mi camiseta.

-Que la razón de mi cambio tiene nombre y apellidos -sonrío-. Me has enseñado lo que es querer de verdad a una persona, y gracias a ti he madurado en esto de los sentimientos y las relaciones.

Vuelvo a sonreír antes de dejar un suave beso en la punta de su nariz. Vuelvo a mirarla, apartándole un mechón de pelo para poder observar mejor esos imponentes ojos verdes que desde hace meses son mi perdición. Esta vez es ella la que se encarga de atraerme a su cuerpo y besarme con ganas, logrando hacerme sonreír y obligándome a colocarme mejor sobre ella para no aplastarla. Poco a poco, baja las manos hacia el comienzo de mis vaqueros y vuelve a subirlas, retirándome la camiseta a su paso.

-Lore... -susurro rompiendo el beso con pesadez.

-Cállate -ordena en el mismo tono, agarrándome el comienzo de los pantalones con decisión.

Sonrío al notar su necesidad e impaciencia y me dejo hacer, profundizando en el beso con cada movimiento.

-Espérame -digo levantándome de la cama-. No tardo nada, te lo prometo.

-Tienes don para bajar los calentones -se queja mi novia sin variar su posición.

-No tardo nada -repito acercándome a ella y dándole otro beso.

Sin darle tiempo a contestar, salgo de la habitación y llamo a la puerta de la de mi hermano con insistencia.

-Coño, que ya te he oído -dice Jesús cuando me abre-. ¿Qué haces así? ¿Qué te pasa? ¿Qué quieres?

-¿Tenéis un condón?

Veo cómo Lucas asoma la cabeza por detrás mientras me dedica una mirada divertida.

-No lo digas -ordeno mirándole amenazante.

-Toma, anda -ríe nuestro mejor amigo acercándose a la puerta mientras lo saca de su cartera-. No hace falta que me lo devuelvas.

-Tío, estamos pared con pared. No hagáis mucho ruido, por favor -ruega mi hermano con un suspiro.

-No te prometo nada -río dirigiéndome de nuevo a mi habitación.

Al entrar, me encuentro con que Lorena no está en la cama, lo que consigue que me extrañe y me preocupe.

-¿Lore? -pregunto después de guardar el preservativo en el cajón de la mesilla-. ¿Estás ahí?

-Ahora salgo -contesta desde el baño-. Tú ponte cómodo.

-Cómo me ponga cómodo la líamos -me susurro a mí mismo mientras me siento en la cama.

Estoy súper nervioso. No es la primera vez que me acuesto con alguien, ni de lejos, pero es la primera vez que lo hago con ella, y eso me genera demasiada presión.

De un momento a otro, la puerta del baño se abre dejándome ver a Lorena en ropa interior, con el pelo suelto y mordiéndose el labio inferior de una manera jodidamente sexy.

-Santa María madre de Dios -susurro sin poder apartar la mirada de su cuerpo-. Eres increíble, una puta diosa.

Sonríe ante mi comentario y se acerca hasta mí para sentarse sobre mí con una pierna a cada lado de mi regazo.

-Quiero hacerlo contigo, Daniel -susurra acercándose a mi boca muy peligrosamente-. Y quiero hacerlo ya -dice en el mismo tono, comenzando a besar mi cuello lentamente.

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora