Capítulo 9.

14.4K 643 3
                                    

Lorena

-¿Nos hemos perdido algo? -pregunta Jesús alzando una ceja divertido cuando nos ve aparecer a Dani y a mi de la mano.

-No -me encojo de hombros-. ¿Qué hay hoy de cenar? -pregunto sentándome con ellos en la mesa.

-Huevos con patatas -contesta Lucas mientras se guarda el móvil en el bolsillo-. ¿Ya habéis solucionado vuestras diferencias, niños?

-Vamos a dejarlo para otro momento, ¿vale? -suspira Dani sentándose a mi lado-. ¿Han dicho algo de la velada de esta noche?

-No hay, tenemos la noche libre -informa Lucía viendo cómo ponen las bandejas con comida en el centro de la mesa-. Los monitores nos invitan a aprovechar para ensayar o componer.

-Ya, bueno. Creo que no -susurra Lucas de mal humor-. Nunca os perdonaré que prefiriérais el campamento de música que el de multiaventura.

Daniel

Cuando terminamos de cenar, nos dirigimos directamente a la cabaña de las chicas, ya que es donde normalmente nos quedamos a hablar porque nuestra habitación está bastante más desordenada. No sé si será porque somos hombres, pero no hay comparación entre nuestra choza y la suya.

-Solo quedan 5 días de campamento -se queja Lorena dejándose caer en una cama-. Se me ha pasado el tiempo demasiado rápido.

-A mí también, me da pena que se acabe -suspira Lucía repitiendo su acción.

-¿Y por qué estáis así? -pregunta Jesús, sentándose en una silla que había-. Cuando volvamos a Mairena nos espera un curso entero juntos. Es como otro campamento, solo que con profesores amargados y tareas obligatorias.

-No vuelvas a comparar un campamento de verano con el instituto, de verdad -se ofende Lucas riendo débilmente-. Ofendes nuestra inteligencia.

Durante un buen rato, hablan de lo increíble que es el campamento y de todo lo que haremos cuando volvamos a casa dentro de cinco días. Mientras ellos hablan y planean, yo me mantengo ausente, perdido en mis propios pensamientos, ignorando todo lo que dicen.

-¿Estás bien? -susurra Lorena llamando mi atención.

-Claro -fuerzo una sonrisa al mirarla-. ¿Por qué no iba a estarlo?

-No lo sé, te veo raro -contesta apoyando su cabeza en mi pierna, arrancándome una sonrisa inmediata-. ¿Qué te pasa? -se interesa mientras le toco el pelo con cariño-. Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa, ¿verdad?

-No pasa nada -contesto distraído.

-No me mientas, Dani -ordena con autoridad-. Si no quieres hablarlo, me parece perfecto. Estás en tu derecho de reservártelo todo, pero no me mientas. Nunca lo hagas.

Le sostengo la mirada unos segundos, derretido ante la preocupación y la autoridad que demuestra cada vez que me nota ausente. Creo que nadie se había preocupado tanto y tan bonito por mí.

-Tengo un problema -me sincero desviando la mirada a su boca-. Es que... se me ha metido una tía en la cabeza y no consigo sacarla de ahí. Me gusta muchísimo, y tengo miedo de que no sienta lo mismo.

Se muerde el labio inferior mientras reprime una sonrisa. Creo que ha pillado la indirecta.

-Seguro que sí -sonríe después de unos segundos en silencio-. Cualquiera en su sano juicio se volvería loca por ti.

-¿Qué? -me extraño sin poder desviar mis ojos de los suyos-. ¿Y eso qué se supone que significa?

-Lo que hayas entendido -sonríe jugando con mi pulsera azul-. Me gusta esta pulsera.

-Toma, quédatela -sonrío desatándomela y anudándola en su muñeca-. Te la regalo, te queda mejor que a mí.

-Toma tú está -contesta poniéndome una de sus pulseras blancas-. Es una promesa.

-¿El qué? -me vuelvo a extrañar, jugando con sus manos-. ¿Darnos pulseras?

-Sí, para mí es importante. No suelo regalar mis pulseras a nadie.

Asiento en silencio, pensativo ante el significado que puede suponer para los dos ese simple intercambio.

Ignorando que nuestros tres amigos siguen en la cabaña hablando de gilipolleces, veo cómo Lorena se incorpora hasta rozar su nariz con la mía. Bajo la mirada a su boca, mordiéndome el labio inferior para evitar ir demasiado rápido con ella.

-¿Tú también te volverías loca por mí? -susurro mirándola a los ojos, impresionado ante la inmensidad del verde de su mirada.

-Yo lo hice hace tiempo, Dani -susurra en respuesta, arrancándome una sonrisa y provocando que elimine el poco espacio que nos separa.

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora