Capítulo 38.

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Lorena

-¿Me vas a esperar estas tres semanas? -pregunto mirando a Dani preocupada.

-No te pongas dramática, conoces perfectamente que esperaría toda la vida por ti -ríe en respuesta-. Te voy a echar de menos, cariño.

-Yo sí que te voy a echar de menos -contesto abrazándole con fuerza-. Espero que pasen rápido las navidades.

-Créeme, hermanita, yo también -vacila Lucas a mi lado-. Vámonos antes de que tu madre pierda los nervios y mi padre nos mate. Nos vemos a la vuelta, colega -se despide abrazando a Dani.

Hago una mueca cuando se separan y me acerco de nuevo a darle un beso a mi novio, el cual corresponde con ganas.

-Qué melodrámaticos son estos chicos -se queja mi madre desde la furgoneta-. ¡Que solo nos vamos veinte días!

Como ahora somos siete, mi madre ha pedido prestada a la discográfica la furgoneta en la que los gemelos se desplazan durante sus giras. Nuestro coche es de siete plazas, pero el maletero es insuficiente para todos, así que... Manuel dice que cuando volvamos a Mairena comprarán una furgoneta para los viajes familiares. Qué miedo me da todo esto.

-Déjales, Maite. El amor... -ríe Manuel de buen humor.

-Vamos, sois súper pesados -carcajea Lucas agarrándome de la cintura y alzándome para apartarme de Dani-. ¡Nos vamos!

-¡Te quiero! -exclama mientras me subo en la parte trasera de la furgoneta.

-¡Lucas! ¿Vienes? -se emociona Miguel cuando cerramos las puertas y nos ponemos los cinturones.

-Sí, enano. Parece ser que ahora vas a verme mucho -sonríe Lucas tocándole el pelo con cariño-. Ahora soy como tu hermano, ¿sabes?

-No -niega sin entenderle-. ¡Pero vienes a Madrid!

Veo como mi mejor amigo, ahora mi hermanastro, asiente con una sonrisa y les miro con ternura, pensando que quizá todo esto nos venga bien. Mis hermanos crecerán en una familia de verdad, con dos figuras paternales y dos hermanos mayores responsables, además de que mi madre y Manuel son felices juntos, así que... me alegro de que esto esté pasando.

Ayer por la noche estuve hablando con Lucas del tema y, para mi sorpresa, esta increíblemente emocionado con la idea de que va a tener una familia de verdad. No tiene ni abuelos, ni tíos, ni madre, solo están él y su padre desde que tenía cuatro años, así que todo esto le tiene ilusionadísimo. Siempre ha querido tener hermanos y de la noche a la mañana tiene cuatro.

-¿Preparados? -pregunta mi madre desde el asiento del conductor-. Madrid nos espera, chicos -sonríe mirándonos.

Cuatro horas después, entre siestas, risas, fotografías a traición y conversaciones, llegamos a Madrid. Manuel es genial, súper divertido, con él las horas se pasan volando. Además se nota que le encantan los niños y que adora a su hijo.

Son las dos de la tarde cuando mi madre aparca el coche frente a la puerta de nuestra antigua casa. No quiso venderla para ocasiones como esta, dice que nunca está de más tener una segunda residencia. Además, no escaseamos de dinero precisamente, y la casa está totalmente pagada, así que no tenemos intención alguna de deshacernos de ella.

-Lore, coge a Rodrigo -ordena mi madre bajándose del coche y cogiendo a Manuel en brazos-. Lucas, ayuda a Miguel a bajar, haz el favor.

Esto de que mi padrastro y mi hermano pequeño tengan el mismo nombre va a ser un lío increíble.

-¿Podemos ir al parque? -pregunta Miguel cuando Lucas le saca del coche.

-Hoy no, cariño. Tenemos que ir a ver a los abuelos después de comer -contesta mi madre antes de que pueda responderle-. Corre, ve a enseñarle a Lucas donde va a dormir, ¿quieres?

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora