Capítulo 21.

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Daniel

Subimos a la habitación de Lorena a toda prisa, besándonos en cada estancia de la casa por la que pasamos. Al llegar a su cuarto, cierra la puerta mientras me coloco a su espalda y comienzo a besarle el cuello y la mandíbula.

-Quieto -susurra Lorena dándose la vuelta para mirarme cuando le levanto la camiseta-. Hoy mando yo, cariño -sonríe empujándome a la cama, haciendo que caiga rendido de espaldas.

-Soy todo tuyo -susurro mordiéndome el labio inferior.

Poco a poco, y sin apartar su mirada de la mía, se quita la camiseta y el sujetador, para quedarse únicamente con el tanga puesto. Sin poder evitarlo, observo a la escultura que tengo por novia y me llevo la mano al interior de los pantalones.

-No te desesperes -ordena obligándome a sacar la mano y sentándose sobre mis piernas.

Con mi ayuda, sin dejar de besarme en ningún momento, me quita la camiseta y desvía su boca a mi cuello, bajando cada vez más hasta llegar a mi abdomen. Me dedica una sonrisa antes de quitarme el cinturón y desabrocharme los pantalones, provocando que vuelva a morderme el labio desesperado ante la lentitud de sus movimientos.

-Así -gruño cerrando los ojos cuando mete la mano por dentro del bóxer.

Sonríe para darme un pico antes de obligarme a levantarme de la cama y quitarme por completo la ropa, haciéndome quedar desnudo frente a ella. Me empuja otra vez a la cama, provocando que me acomode con la espalda en el cabecero y me dejo hacer al ver sus intenciones. Vuelve a bajar los besos por todo mi cuerpo, esta vez llegando hasta el final.

Lo que vino después, simplemente extraordinario.

Lorena

Despierto casi una hora después, con Dani completamente dormido, y desnudo, a mi lado. Sonrío antes de levantarme de la cama y me pongo una camiseta de manga corta antes de bajar a la cocina a por un vaso de agua.

-Nunca te he puesto límites con estas cosas y no te los voy a poner nunca, porque estás en edad de hacer lo que quieras -dice mi madre cuando me ve entrar en la cocina-. Pero Miguel os ha visto durmiendo desnudos y eso sí tengo que pedirte que se lo ahorres a tu hermano pequeño.

-Sí, tienes razón -susurro mirándola asombrada-. No sabíamos que ibais a llegar tan pronto, lo siento. Luego hablaré con Miguel.

Mi madre asiente con una media sonrisa y me siento en un taburete para mirarla con intensidad, logrando preocuparla.

-Cuando salías con papá... ¿era fácil?

-¿La relación? ¿O tu padre? -ríe sentándose a mi lado después de darme un vaso de agua.

-Las dos cosas -sonrío.

-Cuando tu padre y yo empezamos a salir teníamos 23 años -me empieza a explicar mirando la mesa-. Ya sabes que él tampoco llevaba una vida fácil: muchos viajes largos, muy poco tiempo libre, muchas seguidoras locas... también era una relación complicada, con muchas discusiones y muchos desacuerdos, pero merecía la pena cada momento. No fue fácil estar con él, cariño, igual que para ti no es fácil estar con Dani, pero si os queréis, merecerá la pena luchar contra todo lo que se os presente.

Asiento en silencio, meditando sus palabras. Nunca he hablado de él, pero mi padre era uno de los actores más reconocidos del panorama español. Murió hace tiempo en un accidente casero.

-De todos modos, Lore. Sois muy jóvenes. No tiene por qué ser el definitivo.

Daniel

-Cariño -escucho a Lorena susurrar contra mi boca-. Venga, que es tardísimo -sonríe dándome un beso.

-¿Qué hora es? -murmuro con la voz ronca y los ojos aún cerrados, abrazándola con fuerza.

-Las nueve de la noche -contesta de buen humor-. Tu hermano pregunta por ti, tienes que irte a casa.

Suelto un suspiro al escucharla y abro los ojos con pesadez, observando el verde de su mirada.

-Y el mío nos ha pillado desnudos, así que ponte unos calzoncillos antes de que vuelva a entrar -ríe quitándose de encima de mí.

-Joder, Lore -susurro cuando me pongo los calzoncillos, mirándome al espejo de su habitación-. Me has dejado unos arañazos en la espalda...

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora