Epílogo

421 36 12
                                    

Narra Martha

Me destrozó ver a mamá deshacerse en los brazos de su amada. Ella tuvo que ser sacada por la fuerza, de la mano de papá y de Vinnie, porque sino probablemente moriría ahí también.

No sabía que podría sufrir más. Nunca la había visto desgarrarse de esa forma. Nunca supe que un dolor podía ser tan grande como lo era este.

Me dije muchas veces: "Si así se sufre por amor, entonces no quiero amar". Me había equivocado, pero era tanta mi tristeza que no fui capaz de recapacitar por mucho tiempo.

Y yo... yo también la vi fallecer poco a poco desde mi ventana. No solo la había visto fallecer hoy, sino que cada día que pasaba estaba más cerca a cerrar sus ojos. Esto no lo habría soportado mi madre. Creo que fui valiente.

Lavinia ni siquiera pensó en quemar una pluma que estaba en la habitación de su hermana. Esta vez iba a fallarle y haría todo menos lo que le pidió.

Todos menos yo quedaron petrificados al notar la cantidad de poemas y escritos que hasta el último día coleccionó.

Ese lugar se dividía entre poemas y lágrimas.

El cuerpo de Emily fue cuidado y aseado para poder ser llevado junto al de sus padres. Ya estaba la lápida con su nombre y su fecha de nacimiento hasta la fecha de hoy.

Me preguntaba si acaso era real.

Cielo, ten cuidado que podrías caerte—Me decía cuando apenas aprendía a bajar las escaleras.

Mamá no podía estar alrededor porque sino se caía del susto.

Que terrible era tener que recordarlo todo ahora.

¿Quién me diría cómo ser de la forma en que ella lo hacía?

Y tuvimos que llevar paraguas para que la lluvia no nos humedezca la ropa. Yo llevaría este color por mucho tiempo, pero también cada integrante de mi familia, y esto me volvería a ella una y otra vez.

Yo iba atrás. No quería que nadie tomase mi mano.

Papá intentó acercarse un par de veces, pero no se atrevía a invadir mi espacio personal, porque si algo heredé de él, era mi orgullo.

Lavinia iba junto a mamá y a Danielle, quien con pena sostenía a ambas mujeres. No eran amigas, pero hoy todos parecían conocerse y darse cariño.

Tampoco oí las palabras de el padre. No me apetecía su repetitivo sermón que lo tenía aprendido porque iba a velorios cada fin de semana.

Cuando su cuerpo bajó a la tierra, entonces mi madre cayó sobre el pasto, junto con Vinnie. Me era muy difícil no querer desarmarme también ahí, pero había tanta gente y me sentía tan abrumada, que prefería tomarme tiempo.

Que horribles aquellas palas lanzando tierra al cajón.  Maldecía yo a todo lo que se relacionaba con su muerte. Incluso aquella lápida era ridícula.

Después de un par de horas solo éramos mamá y yo.
Estábamos sentadas en una banca frente a su lugar en el cementerio.

Nadie decía nada, pero no había que hacerlo.

Mamá había dejado de llorar, pero no pestañeaba, tan sólo veía el suelo sin creer lo que sucedía.
Su rostro era un desastre.

Míranos, creo que por esto no quieren que estemos juntas—Emily hacía poses frente al espejo.

¿Por qué?—Mamá me sostenía en sus brazos.

Porque las tres somos preciosas y ellos no son capaces de aceptar la realidad—presumió y nos abrazó—Amo a mi esposa y a esta pequeña de aquí que en secreto es mi hija—esto último lo susurró para nosotras.

Pastlife Donde viven las historias. Descúbrelo ahora