Jo se levanto del sofá, y acto seguido, yo hice lo mismo. Subimos escaleras, y Jo me guió hasta una habitación. Era grande, con paredes blancas, una cama de matrimonio roja, con dos mesitas y una alfombra negra.
-Aquí dormiras, le pregunté a mi madre si podías dormir con migo, y ella me dijo que no. Las ganas que tenia de dormir con tigo.- Me sonroje y pase. Deje mi mochila al lado del armario que había y me quite los zapatos.
-Jo, voy a acostarme ya. Buenas noches y gracias por todo.
El se acerco y me dio un beso en la frente.
-No las des. Buenas noche.
Se giro y se fue. Saque los pantalones cortos que llevaba y los puse encima de mi mochila. Me metí en las sabanas, y estaba apunto de apagar ma luz, cuando sentí unos golpes en la puerta.
-¿Puedo entrar?- dijo la madre de Jo.
-Claro.
Ella entro y me dirigió una sonrisa
-¿Estas bien? ¿Necesitas algo? Por cierto, me llamo Elizabeth, pero llame Liz, así me llaman entre amigos y familia.
-Encantada de conocerla. Siento traer problemas a vuestra familia...-no me dejo acabar la frase.
-No digas tonterías, estamos encantados de poder ayudarte.
-Gracias.- dije con una sonrisa.
-Bueno seguro que tienes sueño, ya me voy, buenas noches cielo.- dijo ella besando mi frente.No puedo dormir. No puedo cerrar los ojos.
Oigo que la puerta de mi cuarto se abre, lo primero que me paso por la cabeza, es hacerme la dormida, así que eso es lo que hice. Sentí como alguien se sentó en los pies de la cama.
-Noah ¿estas durmiendo?- era Jo. Me gire y lo mire.
-No, no puedo.
Jo se acerco hacia mi.
-¿Puedo?- pregunto el señalando el sitio vacío al lado mio. Le dije que si con la cabeza. El aparto un poco la manta y se tumbo al lado mio. Me gire hacia el para miralo.
-¿Quiere que me quede esta noche aquí con tigo?
-Me parece bien.- le dije con una sonrisa. No se veía mucho su cara, las luces de las farolas entraban por la ventana iluminándola un poco.
-Venga, entonces a dormir.
-Vale.
Me acerque mas a el, y puse mi cabeza sobre su pecho. El rodeo mi espalda con su mano.
Conseguí dormirme.Los rayos del sol entraron por la ventana. Me desperté. Cuando abrí los ojos lo primero que vi, fue a Jo. Una sonrisa se dibujo en mi cara. Podía pasar horas y horas observándolo sin cansarme. Los dos estábamos abrazados, aunque mas bien el me tenia abrazado. Sentía una calor muy intensa. Cuando empecé a moverme, el se despertó. Abrió los ojos con pereza, pero luego al verme sonrió y hice lo mismo.
-Buenos días princesa. ¿Como dormiste?
-Buenos días. Bien. Tu?
-Perfecto. Bueno vámonos ya a desayunar.
-Vale.
Me levante de cama y la rodee para coger mi peine. Jo también se levanto de cama y fue entonces cuando me di cuenta que es lo que llevaba Jo. El llevaba uno calzoncillos blancos, se le marcaba mucho su miembro. Me sonroje al verlo y me gire rápido hacia el armario, el soltó una carcajada.
-¿Te vas a sonrojar cada vez que me veas en los calzoncillos?- pregunto el cogiendome del brazo, y obligándome a que me gire. Quedamos cara a cara.
-Solo que... ¡Dejame!- me escape de su mano y salí de la habitación toda roja.
-¡Aun espero la respuesta!- oí que me gritaba des del cuarto.
Baje la escaleras y al bajar me pare a pensar."¿Donde coño esta la cocina?" pensé. "¡A vale! Ya me acuerdo." Tire un poco recto y gire a la izquierda.
-¡Bien, la encontré!- dije en voz alta.
-Me lo podías preguntar a mi.- dijo Jo bajando por la escaleras. Cuando entro en la cocina, me fije en que se puso un pantalón.
-¿Que quieres desayunar? Todo lo que encuentres por ahí, te lo puedes comer.
-¿Y tu que quieres?- le pregunte.
-Pues... Cruasanes de chocolate. ¿Quieres?
-¡Si!- Cruasanes son mis favoritos.
-Vale. Habré aquel armario y saca los cruasanes.- me gire y abrí el armario. Como estaba un poco alto, he tenido que ponerme de puntillas y estirar mucho los brazos para cogerlos.
-Ese tanga te hace un culo muy bonito.- al escuchar eso recordé que no llevaba pantalones cortos, y que tenia puesto un tanga. Con mucha rapidez baje la camisa y me gire.
-¡Jo! ¿Por que miras?- le dije gritando y toda roja de vergüenza.
-Por que soy un hombre. Y si le pones un culito como el tuyo delante, se lo quedara mirando.- me dije sonriendo.
Baje la cabeza por que estaba mas roja que el tomate.
-Idiota...- dije. El se acerco a mi y me abrazo.
-Venga, no te pongas así. Si quieres ya cogeré yo los cruasanes, y tu coge vasos y zumo de naranja de la nevera.
Me aparte de el y fui por el zumo.
-Jo, ¿donde están los vasos?
El sonrió con una sonrisa de oreja a oreja.
-En este armario de aquí.- Señaló un armario de arriba.
-Vale, voy a coger los vasos. Pero tu no mires.
-Vale.- se giro a otra dirección.
Me puse de puntillas y me estire lo máximo que pude. De repente, sentí los brazos de Jo rodeando mi cintura y hundiendo su cabeza entre mi pelo hasta llegar al cuello. Sentí su miembro chocarse contra mi culo. Solté un gemido.
-Lo siento, no pude aguantarme.- dijo el separándose de mi. Cerré los ojos por un momento.
-No pasa nada...- susurré. Cogí los vasos y el zumo, y me dirigí hasta comedor.
Vi venir a Jo.
-¿Estamos solos en casa?- le pregunte cogiendo un cruasán.
-Si,¿por que?- me pregunto cogiendo un vaso y poniendo zumo.
-Era solo para saber.
-¿Sabes cuanto queda para fin del curso?
-Claro. Queda solo una semana. Así que es mejor que no faltamos mucho.
-Ya. Que bien que se acaba ya.
Solté una carcajada.
-Pero si acabas de empezar ayer.- dije riendo.
-Ya estoy cansado.
Pasamos el desayuno hablando. Ninguno de los dos no menciono lo que paso en la cocina. Y tampoco nos recordabamos.
Sonó el móvil de Jo y fue a cogerlo.
-Hola... Bien, estábamos desayunando... ¿Como?... ¿Y donde esta?... Vaya... Vale... Estaremos en casa...¿Y su madre?- ¿Mi madre? ¡Mierda! Le olvide llamar ayer.- Menos mal... Vale, hasta luego.
-¿Quien era?- le pregunte tratándome ultimo trozo de mi cruasán.
-Mi padre- dijo el dejando el móvil encima de ma mesa.
-¿Pasa algo?
-Tu padrastro, Pablo... Hoy por la mañana se suicido.
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Engañados
Teen FictionNoah una chica suicida que muestra sonrisas falsas cuando por dentro esta gritando. Sus ultimos dias se llenan de nuevas amistades, un nuevo amor, unas amistades falsas y nuevas cicatrices. Una novela que te hara sentirte indentificado, te hara llor...