Capítulo33

57 5 0
                                    

Después de casi una hora recogiendo linternas (aun no lo se de donde sacó tantas), por fin volvimos a casa. Jo me ofreció que quedase en su casa esta noche también, pero preferí quedarme esta noche en mi casa, así seria mejor para mi. El dolor vaginal aun seguía invadiendo mi cuerpo, pero ya no era tan intenso.

Saque mi vestido negro, y cogí del armario una camiseta negra de una talla grande, donde con letras rojas ponía "AC/DC".

Me tumbe en la cama y me quede en un sueño profundo.

Estoy en el lavabo de una discoteca. Chris y Jo también están aquí. Yo estoy acurrucada entre grandes y cálidos brazos de Jo. Me fijo en su mirada, la que ya no transmite mas esta seguridad y tranquilidad, sino miedo. ¿Miedo a que? Escucho como Chris le grita a alguien "¡Suelta el arma!". En ese instante, fijo mis ojos en un hombre que se sitúa delante nuestro, con una pistola entre sus manos. Es calvo, su piel es de tono amarillo con un toque verde, sus ojos son completamente negros, de un negro como el agujero negro, sin vida y sin sentimiento. El hombre muestra un sonrisa imperfecta sobre su rostros con unos dientes podridos. Chris sigue gritando que suelte el arma, y Jo cada vez me abraza con mas fuerza. Entonces el hombre dice algunas palabras que no llego a escuchar bien, y Jo me aparta de un tirón de el, mientras que el hombre aprieta el gatillo y sale la bala...

Me despierto gritando la misma frase : Por favor no lo mates.
La adrenalina subió por mis venas, haciendo que mi corazón latiera con más fuerza.
Intente relajarme, pero intento falló. Así que me puse de pie y salí casi corriendo hacia el jardín.
Una vez en el, el aire fresco y húmedo de noche, pegaba mi cara refrescándola. Me senté en el banco y cerré los ojos por un momento para reflexionar de mi extraño sueño. ¿De verdad que el violador que había en el lavabo la otra noche, era el mismo que el de mi sueño? ¿Disparó a Jo? ¿Lo mató? Estas preguntas no paraban de resonar en mi cabeza como eco. Mire nerviosa a la venta na de Jo, las luces estaban apagadas. Eso significa que no puedo llamarlo para que baje para estar un rato conmigo hasta que me duerma. Me depremia no tenerlo aquí cerca de mi, y más en ese momento.
Me levante y me dirigí hasta la valla. Las luces del patio de la casa de nuestro nuevo vecino se encendieron. El chico salió de casa acompañada de gritos de su madre. Dio un portazo a la puerta y se sentó en las escaleras de entrada de su casa.
Con poca luz que había, se podía ver la  cara enfadada del chico. Salí de adentros del jardín y me dirigí hasta el chico. No se bien bien por que lo hacia, pero sentía esta necesidad de hablar con él.
-Hola, ¿problemas en casa?- pregunte cuando quede frente él.
-Has oído los gritos locos de mi madre, ¿verdad?- dijo chico fijando sus grandes ojos castaños en mi. Eran de un color hermoso, castaños con un toque negro. Solo dije que si con la cabeza. Me acerque a el y me senté a su lado en las escaleras.
-Me llamo Edu- dijo el mientras que otra vez fijaba su mirada a sus manos.
-Yo Noah. ¿Vives solo con tu madre?- le pregunté.
-Si, mis padres están separados, y mi madre ya no soporta a mi padre y quiso irse lejos de el- contestó el-. ¿Los tuyos están juntos?- pregunta el.
-Mis padres aunque físicamente no están juntos, sus almas si que lo están- conteste. Edu levanto su mirada frunciendo el ceño-. Mi padre se murió- digo. Esta vez soy yo la que bajo su mirada a las manos.
-Lo siento Noah- dijo el. Estuvimos un rato en silencio.
-¿Y este insomnio a que se debe?- pregunto el rompiendo el silencio.
-Una pesadilla. ¿Y tu?
-Mi madre. Se pone histérica por cualquier cosa.

Pasamos un buen rato hablando.
Cuando levante mi cabeza para mirar a casa de enfrente, vi a Jo. Nos estaba observando.
Me levante rápido de las escaleras y me puse frente Edu, dejando su explicación a medias.
-¿Pasa algo?- pregunto el preocupado.
-Mi novio, esta ahí, y es un poco celoso. Y la verdad es que debería ir ya a mi casa. Buenas noches- dije cortante. Y sin esperar su respuesta di media vuelta y fui directa a mi casa sin mirar a Jo.
Cuando llegue a casa, tuve que entrar por la puerta trasera, por que por las noches cerramos la puerta principal con cerradura que solo se puede abrir por dentro.
Cuando entre al jardín, me estaba esperando Jo, apretando la mandíbula.
Me acerque a el con miedo a lo que me iba a decir.
-Así que no querías quedarte esta noche conmigo por que ibas a quedar con ese chico ¿no?- dijo el furioso.
-Jo, no he quedado con el- intenté aclarar cosas, pero veo que no funciono.
-¿A si? ¿Y que hacías a las tantas de la madrugada con el?- dijo el casi gritando. Entonces mis nervios has estallado.
-No eres mi padre para decirme con quien me puedo juntar y con quien no. Tampoco te pertenezco y puedo quedar con quien yo quiero y a la hora que quiero- dije gritando, sin miedo a que mis primos se despierten.
-Muy bien. Adiós- dijo el dando la vuelta y acercándose a la valla. Miedo a perderlo invadió mi cuerpo.
-Espera, ¿a donde vas?- empecé a caminar hacia el.
-Me voy. Ya nada me aguanta en esta casa. Ni siquiera tu- dijo el sin ni siquiera mirarme.
Me paraliza al escuchar estas palabras. Lo ultimo que vi antes de que mis ojos se llenaran de lágrimas, fue a el saltando la valla. Me quede quieta escuchando sus pasos dirigidos hacia su casa y un portazo que él acaba de dar con su puerta me sobresalto.
Fui corriendo hacia mi casa con las lágrimas aun saliendo por mis ojos. Subí las escaleras y me encerré en mi habitación.
Ahora si que nada me detenía para estallar a llorar.
El ya no quiere saber nada sobre mi. Ya no me quiere. No siente nada. Claro que no me quiera, si soy fea, imbécil, idiota.
Las palabras horribles venían a mi mente. Entonces decidí hacer algo que hace tiempo no hacía. Cortarme.
Baje de mi cama secandome las lágrimas con las manos. Me dirigí hacia el escritorio y abrí un cajón, del cual saque el cúter con el cual me hacía la mayoría de mis cortes. Necesitaba librarme de ese dolor sentimental. Necesitaba sentirme viva otra vez.
Abrí la puerta del baño y entre en él.
"Te echaba de menos criatura estúpida. Venga hazlo otra vez. No puedo creer que de verdad creíste que ese chico te iba a amar. Mirate, eres la cosa más estúpida que existe. Eres lo mas feo que he visto nunca. ¡Muerete de una vez!"
Decía una voz, obligándome a hacerlo. Y entonces pase la cuchilla por mi muñeca izquierda. La sangre empezó a salir y a mezclarse con mis lágrimas. Un corte más, y otra vez empezó a salir sangre aliviándome del dolor interno. Esta vez empecé a lastimarme con mas fuerza, dejando heridas mas grandes.
Pase el cúter a otra mano e hice lo mismo.
Tire el cúter al suelo. Me senté en el suelo apoyando mi espalda en la bañera, acerque las rodillas hasta mi pecho y abrace mi piernas. Sentí como la sangre de mis muñecas bajaba lentamente por mis piernas, haciendo un pequeño charco de sangre debajo de mis pies.

EngañadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora