Capitulo 31: Resquemor.

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Clay intentaba mantener la calma que precisaba en esos momentos, habían sido unos días bastante complicados para él. Dimitri no le daba tregua e intentaba por todos los medios que le contara que le estaba pasando y que es lo que pretendía hacer. Porque le conocía, y sabía que algo le rondaba la cabeza. Al igual que también sabía que por mucho que insistiera, Clay seguiría con el rumbo que había marcado.

No pretendía hacerse la víctima, ni culpar a Dimitri de todo lo ocurrido. Básicamente porque al aceptar seguir al lado del tatuado, conllevaba unos riesgos que él pensó de forma estúpida que podría ir sorteando como había hecho a lo largo de su relación.

Pero una cosa era el affair que mantuvieron por un tiempo prologando y con una gestión y control pésimos del difunto Viktor. Y otra, estar en el ojo del huracán de la hermandad.

"Espero que salga bien..." Clay mirando de nuevo el móvil, pudo comprobar que aún disfrutaba de algo de margen hasta que su bestia volviera a por él. Le había tenido que pedir el favor a Yacob, para que alejara a Dimitri durante un tiempo de su habitación. Se quedó mirando por la ventana de ese bonito despacho, pegando un ligero respingo cuando la puerta se abrió y apareció Andrey.

Era realmente un hombre atractivo. Cabellos oscuros peinados a la perfección, un traje inmaculado y esa cicatriz en el rostro no le quedaba mal, resaltaba los ojos de ese hombre.

"Tengo unas vistas pésimas." Andrey sonriendo ligeramente al chico de cabellos color fuego, vio como este sonreía algo más relajado. Ese crío había pasado por un infierno y entendía que no le fuera demasiado cómodo estar a solas con un miembro de la hermandad que jamás había conocido. "Los muelles de la ciudad neoyorquina no son precisamente estupendos."

"La verdad es que no... pero al menos tu despacho es agradable. Tienes buen gusto." Clay algo más relajado, se movió de forma automática cuando Andrey le hizo un gesto leve para que tomara asiento. "¿Te ha comentado algo Mijaíl?"

"Si, no acabo de entenderlo... prefiero que me lo expliques tú." Andrey intentando no sonar demasiado escueto, miró los ojos de ese chico. No era el típico chico delicado, era de constitución atlética, unos brazos y piernas bien moldeados, mandíbula ligeramente pronunciada y con un aspecto algo salvaje. Ahora veía el porqué su amigo Dimitri había cambiado de bando. "Si estás incómodo..."

"No, no lo estoy. Incómodo fue Sergey." Clay encogiéndose de hombros, intentó buscar las palabras adecuadas en su cabeza llena de todo menos de coherencia. "Tras el percance con Sergey... me he dado cuenta de que debo tomar una decisión en cuanto a esta... ¿familia?"

"Algo disfuncional pero si." Andrey sonriendo ligeramente, miró como Clay se reía ante su comentario. Era un aire demasiado fresco. ¿Debería dejar que se corrompiera? "Dimitri siempre me ha dejado claro que te quería alejado de todo esto."

"Dimitri es un soñador." Clay suspirando con pesadez, se movió algo inquieto en ese asiento de piel que le envolvía. Andrey tenía una mirada demasiado directa, no le incomodaba pero si que le ponía nervioso. "Cree que puede tenerme sin mancharme, es una estupidez. No puedo ser un paquete frágil que debe custodiar y transportar. Si quiero seguir con él... debo buscar mi sitio y esta claro que llevar una vida normal, no está contemplado por los riesgos que se asumen."

"¿Crees que este es tu sitio?" Andrey enarcando una ceja, no pudo evitar ser condescendiente. Mijaíl le había hablado maravillas de ese chico, básicamente le había descrito como un maldito genio de las tecnologías y de ser tan metódico con su trabajo que osó compararlos. Quizás se equivocaba, pero la apariencia de ese chico no describía para nada todo eso. "Hay otros sectores."

"Aunque se que la violencia está en todos ellos, prefiero no verla directamente. No soy gilipollas, sé que en este mismo puerto os habréis deshecho de más cadáveres que en cualquier lado... pero la logística, tu trabajo Andrey, es fascinante. Eres capaz de llevar el control de cada una de las facciones de esta hermandad, de mantener al margen a las fuerzas de la ley y de encima, poner en su sitio la contabilidad. Es... magnífico." Clay realmente lo pensaba, que ese hombre fuera capaz de llevar todas esas gestiones y aún tener tiempo para domesticar a ese tal Yuri, le parecía de locos.

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