Capitulo 33: El final de todo.

206 8 3
                                    

Aiden esperaba fuera de la sala donde estaban reunidos todos los cabecillas de la hermandad, le recogieron con un coche de alta gama y dos chófers que a cuál de ellos parecía más sacado de una mala película llena de clichés sobre las mafias. Yacob le había recalcado que ese día no hiciera el número delante de sus hombres, que simplemente se comportara como un buen niño y les siguiera a donde fuera que fueran. Y aunque le costó, lo hizo. Básicamente los nervios le podían en esa situación, sabía que dentro de esa maldita sala estaban todos hablando tanto de él, como de Clay. De sus ahora nuevas posiciones, tareas, normas y sobretodo, alguna objeción por parte de algún miembro.

Tenía claro que a quién menos le gustaría que un perfil bajo, como el suyo, pudiera a llegar a ostentar el puesto de Mijaíl, era Andrey. Era el más estricto de todos ellos y ganarse su respeto era bastante difícil.

"Hey, cabeza hueca." Clay llegando a donde estaba Aiden, notó como los hombres que le habían llevado les dejaban solos a una distancia prudencia.

"Ah... como te he echado de menos joder." Aiden, levantándose automáticamente de su asiento, se abalanzó sobre el pelirrojo para abrazarle como una especie de mono araña. Apenas había podido ir a visitarle tras su hospitalización, no había actuado muy cercano a él con ese pajarraco malhumorado de Dimitri revoloteando constantemente alrededor de su amigo pero al parecer, la recuperación había ido genial. Joder, seguía estando igual de bueno. "Sigues fuerte donde me gusta."

"No cambias nunca." Clay sujetando el cuerpo más liviano, aspiró el aroma de su amigo con fuerza. Aiden, ese chico era como su maldito hermano, uno de muy pervertido pero por muchas mierdas que pasaran, tenía claro que ambos eran lo más importante tanto para el uno, como para el otro. "¿Están dentro?"

"¿Despellejándonos vivos? Sí, aunque he escuchado que has encandilado al gran Andrey." Aiden separándose levemente del más alto, vio como este rodaba los ojos. Seguía colgado del cuello de Clay, no iba a soltarle, adoraba demasiado a ese chico. "Vamos, Yacob me lo ha contado, el mismo Andrey ha fardado de su incorporación nueva... lástima que tenga de pareja al punk ese."

"¿Te olvidas de algo, no? Está Dimitri, idiota." Clay agarrando con ambas manos ese rostro pálido, lo apretó hasta dejarle una expresión bastante absurda. "Sé que no te gusta pero no eres mi madre."

"A tu madre tampoco le hubiese gustado, es siniestro." Aiden soltándose por fin de Clay para que le dejara el rostro tranquilo, se llevó un cigarrillo a los labios. "No me mal entiendas, sé que te quiere a su manera... pero tienes que reconocer que no te pone las cosas fáciles, nunca lo ha hecho Clay. Dudo que haya apoyado tu decisión de trabajar aquí con Andrey."

"Tiene sus motivos... no le defiendo pero puedo llegar a entenderle. No todos tienen la visión de Yacob, Aiden. Os habéis juntado dos personas que tenéis la misma forma de ver la vida, por no decir que estáis los dos igual de colgados." Clay se sentó en una de las pequeñas butacas que había en ese pasillo, podía escuchar voces al otro lado pero hablaban en ruso y demasiado rápido. Debía ponerse de nuevo con el idioma o acabaría perdiéndolo. "¿Eres feliz?"

"¿Mm?" Aiden con el cigarrillo en los labios, miró a Clay, ahí sentado con esa camisa oscura de arreglar y esos pantalones chinos claros. Ah, cada vez pensaba más que en un universo paralelo, si no hubiesen empezado con una amistad, como pareja, no habría ido tan mal. "Si, de la forma más loca que jamás me hubiesen podido plantear pero si... debo reconocer que no puedo decir lo típico de: me equilibra, me tranquiliza y todas esas mierdas. Es más bien lo contrario pero me ha ofrecido un mundo, uno que siempre había deseado."

"Bien por ti, suicida." Clay riéndose, se quedó por unos momentos mirando a Aiden, ahí fumando con esa pose que tenía siempre de chico malo. Cuando le conoció, jamás imaginó que acabaría delinquiendo a su lado, que llegaría a quererle tanto y a protegerle por encima de todo, casi como un amor romántico. Casi porque nunca hubo ese sentimiento, Aiden era un caos con patas, alguien difícil de controlar pero que si llegabas a conocer, amabas por su libertad. "Te quiero Aiden, joder... creo que nunca te lo había dicho."

Eternal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora