Capitulo 17: Relajación.

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Dimitri subió por el ascensor del hotel Palace, notando como era observado por aquellos con los que compartía ese corto viaje hasta una de las últimas plantas. Apoyando su espalda levemente y desviando su mirada hacia ese enorme espejo. Sabía que su aspecto llamaba realmente la atención, era demasiado alto e ir con la piel tan sumamente llena de tatuajes en ese tipo de hoteles frecuentados siempre por personas de alto nivel adquisitivo le hacía destacar. Mirando de nuevo su teléfono móvil y revisando los mensajes acumulados. La mayoría eran de Mijaíl dándole indicaciones sobre la evolución de los negocios tras la ausencia de Yamada, otros de sus hombres asegurándole la tranquilidad parcial que se vivía y finalmente uno de Yacob que se había tomado unos días.

La mayoría de ellos lo necesitaba, menos Andrey que al parecer seguía trabajando y en cuánto acababa se iba directo al hospital donde habían trasladado a Yuri que seguía en coma. Una situación complicada, ya no solo personal sino por los quebraderos de cabeza que llevaba tener que seguir con el negocio de la droga aún con el cabecilla fuera de juego. Y por lo que tenía entendido era el mismo Andrey quien se hacia cargo de ese sector junto con el suyo propio.

Sonando el timbre del ascensor que anunciaba su llegada y abandonando esa manada de snobs que parecía tranquilizarse tras su marcha. Dándole ganas de estampar un par de rostros de esos ricachones contra la pared y saciar ese lado agresivo que iba con su personalidad. Avanzando por el pasillo con la llave en mano y abriendo esa habitación lujosa de hotel que había reservado para pasar unos días jodidamente lascivos con Clay.

Saliendo a una hermosa terraza que tenía ese alojamiento, donde Clay leía tranquilamente. Quedándose parado por unos momentos en el umbral que separaba la estancia de la terraza, observando la magnífica vista que tenía delante suyo. Su pelirrojo con tan solo un albornoz blanco adornando su cuerpo, leyendo tranquilamente bajo el sol y con los cabellos color fuego más relucientes que nunca. Esos ojos miel perdidos en la lectura y esos dedos largos acariciando cada una de las páginas, absorto completamente. Acercándose lentamente a ese chico e inclinándose para besar el cuello lánguido.

"Volviste..." Clay estremeciéndose ligeramente al notar esos labios en su cuello, cerró el libro para que sus ojos se posaran en los oscuros de Dimitri, sonriendo al ver ese rostro varonil. No estaban haciendo prácticamente nada, tan solo disfrutando de los días de descanso, comiendo, durmiendo y sobretodo teniendo sexo. Había necesitado esa tranquilidad después de todo lo ocurrido, más bien, la había ansiado. Desviando sus ojos a esa bolsa de comida que olía demasiado bien. "¿Compraste comida china?"

"Sé que te gusta." Dimitri encogiéndose de hombros, sorteó el cuerpo atlético para sentarse a sus espaldas, haciendo que ese torso reposara en su pecho y tendiéndole la bolsa al chico que no demoró en rebuscar la comida con ansia. Agarrando él una cerveza mientras veía el rostro perfecto de Clay sonriente, con algo tan nimio como podía ser comida para llevar. Demasiado sencillo, demasiado perfecto. "Los fideos picantes son míos."

"Me lo imaginé..." Clay dándose ligeramente la vuelta para poder ver al mayor, empezó a comer bajo la atenta mirada oscura, poniéndose nervioso. Dimitri tenía esos ojos tan oscuros que costaba ver lo que realmente pensaba, eran velados y sin mucha expresión. Aunque él mismo con los años había podido llegar a desentrañar los secretos de esa mirada. "¿Está todo bien?"

"Debería volver al trabajo en dos días... no puedo ausentarme mucho más." Dimitri frunciendo el ceño, agarró su cajetilla de comida junto a los palillos, imitando al pelirrojo y empezando a comer con tranquilidad. Si seguía observando a ese crío comiendo, mandaría a la mierda la comida para meterle algo más duro en la boca. "Yacob se largó con la princesa, no saben donde pero prefieren darle un poco de margen dadas las circunstancias."

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