Capitulo 20: De rodillas.

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Dimitri sentía como su cabeza martilleaba con fuerza, mirándose las manos y notando que las estaba apretando demasiado pero no pudiendo parar. Escuchando esos gritos agudos cerca pero sin elevar sus ojos del suelo, su mente estaba en otro lugar, en otra habitación. Más específicamente en la que había dejado a Clay para que Misha no atentara contra su vida. Y ahora la tenía delante, paseándose en círculos como un animal enjaulado, completamente fuera de sí y con razón. Sabía que sería un golpe duro para la rubia saber que había otra persona en su vida y aún peor un hombre. No la culpaba, la educación que recibieron ambos en su país de origen era retrograda, donde la unión perfecta y estipulada era de un hombre y una mujer. No había cabida para los homosexuales, ni para ningún otro tipo de colectivo, todo ello, era una aberración en la mayoría de su cultura. Pero si de algo estaba seguro Dimitri, es que no toleraría que vejara a Clay.

"¡¿Me estás escuchando Dimitri?!" Misha apretando sus manos contra sus propias caderas miró al que había sido su marido durante años, no reconociéndole cada vez que esas imágenes perturbadoras de Dimitri junto a otro hombre teniendo sexo le volvían a la mente. Sintiendo que su corazón latía como nunca y que la rabia quemaba cada célula de su piel. "¡¿Qué te ha pasado?! ¡¿Cómo te volviste así?!"

"Por mucho que vayamos a discutirlo, no lo entenderás Misha." Dimitri resoplando apoyó su espalda en la silla, elevando sus ojos y encontrándose con los azules de su mujer que parecían inyectados en sangre. No se arrepentía de su decisión, deseó tener a Clay claudicando por más placer, se había vuelto una especie de adicto a ese pelirrojo pero hubiese preferido que Misha no lo hubiese visto. Y si tenía que ser aún más sincero con él mismo, no era por otro motivo que el que Clay, era su intimidad y odiaba que nadie más le viera en esa situación. "No debiste bajar."

"¡No me vengas con esas mierdas! ¡No te encontraba por la casa y fui a buscarte! ¡Estoy en mi derecho de ir a por mi marido!" Misha se llevó una de sus manos al pecho, como si con ese gesto aún diera a entender más el sentido de propiedad. Su intención esa noche no fue acabar así, fue ir a la habitación del que fue su marido a intentar reavivar la chispa perdida y al no encontrarle, solo tuvo que seguir el eco de esos malditos y asquerosos gemidos. "¡Dime que no es verdad! ¡Dime que ese cualquiera te ha engañado y te ha arrastrado a esto! ¡Dime que no eres un maldito enfermo como ese puto que se ha abierto de piernas para seducirte!"

"Misha, basta." Dimitri se levantó, haciendo uso de su altura y mirando mordazmente a la rubia, sabía que su reacción sería desmedida pero no toleraría ninguna falta de respeto hacia Clay. Quedándose completamente quieto cuando recibió un bofetón de Misha, sin apenas moverse y mirando esos ojos azules de los cuáles ahora brotaban lágrimas. "No te pido que lo entiendas, simplemente pasó."

"¿Des de cuando?" Misha buscó en esos ojos oscuros, viendo como le rehuían levemente y engrandeciéndose aún más su rabia. Esa era la respuesta, ese maldito silencio que daba a entender demasiado y que hizo que tuviera ganas de vomitar. No fue algo esporádico, tuvo que imaginarlo cuando vio esa mirada velada protegiendo el cuerpo desnudo de ese chico y fue una estúpida por querer evadirlo. Volviendo a abofetear a ese hombre que seguía con el rostro inquebrantable y agarrándolo de la camisa desmadejada. "¡Me avergüenzas! ¡Voy a desaparecer de tu vida y ya puedes despedirte de tus hijos! ¡No pienso dejar que alguien que es capaz de cometer esa abominación se acerque a ellos!"

Mal'chikov*!" Dimitri sin apartar los ojos de su mujer, escuchó como los guardaespaldas se acercaban al salón y por ende, como Misha supo lo que iba a suceder. Agarrando con facilidad el cuerpo más delgado de la rubia que seguía maldiciéndole, insultándole y sin poder controlarse, estampando con demasiada fuerza ese cuerpo más pequeño contra la pared, agarrando con una de sus manos el rostro de Misha y apretando sus dedos contra su mentón. Viendo como empalidecía y acercándose a ese rostro. "No quieras tenerme como enemigo Misha... no vas a apartarme de mis hijos y no volverás a nombrar lo que ha sucedido hoy. Nunca Misha."

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