RESERVED [JOOKYUN] #3 ✔

JOOHEON.

Ver a Solo en el cielo hoy sólo confirmó lo que había estado en mi mente durante días: algo estaba seriamente mal.

Y por lo que vi en la zona de la bahía, la mierda había ido de mal en peor, Solo tenía a Utah contra la pared, las correas del arnés en su
apretado agarre, y parecía a dos segundos de golpear la cara del tipo, algo que le haría ser dado de baja del programa.

—Solo, déjalo ir.

Era como si ni siquiera me escuchara, cogí el ritmo, corriendo hacia ellos, todo el cuerpo de Solo vibraba de rabia, y sabía que no era del todo culpa de Utah, aunque el tipo era un bocazas, lo que sea que había estado carcomiéndolo finalmente se estaba liberando, pero usar su
puño en él no era la manera de conseguir una liberación.

—No vale la pena —dije mientras me paraba a su lado, levantando las manos como si estuviera domando un animal salvaje, utilicé las mismas palabras que él me había dicho cuando me harté de la mierda de Utah también y esperaba que funcionara tan bien en él como en mí—. No vale la pena, Changkyun. Déjalo ir.

El tiempo pareció disminuir y contuve la respiración mientras esperaba a ver qué haría, estaba lo suficientemente cerca como para
interferir si tenía que hacerlo, pero esperaba no llegar a eso.

Después de lo que pareció una eternidad, vi el cambio en los ojos de Solo mientras me miraba, detrás de toda esa rabia que seguía hirviendo estaba la ansiedad que había estado sintiendo de él, junto con... No, no podía ser miedo ¿A qué podría temer Solo? Solo bajó lentamente el brazo y luego se enfrentó a Utah, que tuvo el buen sentido de mantener la boca cerrada por el momento, y liberó el arnés, mientras Solo retrocedía y respiraba hondo, le lancé una mirada a Utah.

—Fuera.

No tuve que decírselo dos veces, aunque sacudió la cabeza, con una mirada engreída, una vez que salió de la bahía, alcancé el brazo de Solo,
queriendo darle algo de consuelo, pero se alejó de mí, pasando sus manos por su cabello, me dio la espalda, todo lo que pude hacer fue ver la forma en que su cuerpo se expandía mientras respiraba profundamente varias veces más.

—¿Qué está pasando? Háblame.

Solo se quitó las botas y luego se quitó el traje de vuelo, en un silencio ensordecedor, había estado tratando de determinar el cambio en él, lo que podría haber hecho, pero todo lo que pude rastrear fue el día que salió a buscar algunas cosas de la tienda ¿Se había encontrado con
Utah? ¿O con alguien más? No tenía sentido, y no me hablaba, así que... qué diablos.

—Sea lo que sea esto, no se trata sólo de lo que pasó en el aire.

Con la espalda todavía hacia mí, Solo resopló.

—Claro que sí.

—Entonces, ¿cómo explicas tu estado de ánimo en los últimos días?

Solo golpeó su puño contra el armario tan fuerte que el sonido resonó en las paredes.

—¿Qué mierda quieres de mí?

—Quiero que me digas qué está pasando, ni siquiera me miras.

—¿No puedo estar enojado por perder ahí arriba? ¿No es suficiente?

—No, todos lo hacen eventualmente…

—No lo hago.

—No es gran cosa...

—Lo es para mí —tronó Solo, la rabia volvió y se desbordó en el espacio entre nosotros, nunca había visto este lado de él antes. ¿Irritado?
Claro ¿Cabreado? Definitivamente, pero Solo atormentado era algo nuevo.

—Changkyun, mírame. —Dejó caer la cabeza en su mano, frotándose la cara, y su espalda era la única parte de él que me dejaba ver—. Por favor
—dije, deseando desesperadamente tocarlo pero forzándome a quedarme donde estaba—. Sólo mírame.

Finalmente se dio la vuelta, pero estaba claro que estaba a la defensiva, cruzó sus brazos y sus ojos se encontraron con los míos.

Había un vacío acechando allí ahora, y yo no lo entendía, no sabía qué demonios había cambiado, todo lo que podía sentir era este roer en mis entrañas que me decía que lo estaba perdiendo y no había nada que pudiera hacer al respecto.

Tragué con fuerza y dije las palabras de las que temía la respuesta:

—¿Soy yo?

Por un momento pensé que no iba a responder, pero luego abrió la boca, y sus palabras fueron más frías de lo que había imaginado.

—Sí, ¿sabes qué? Lo es.

Sentí como si me hubiera golpeado en el pecho, todo el aliento saliendo de mis pulmones en un silbido.

—¿Qué?

—Estoy muy metido en mi cabeza, incapaz de concentrarme por tu culpa, nunca pierdo, y definitivamente no con un imbécil como Utah, pero hoy perdí mi mierda, ¿y por qué? Porque no puedo dejar de pensar en ti.

Demasiado aturdido para decir algo, sólo podía mirarlo fijamente mientras recorría la habitación, descargando toda la frustración que había guardado dentro, que era lo que yo quería, ¿verdad?

—Tal vez ese fue tu plan todo el tiempo, ¿eh? —continuó—. Acercarte, joderme la cabeza y la polla, sacarme del juego para poder ganar.

Mi boca se abrió, sus palabras una bofetada en la cara.

—En realidad no crees eso.

—¿Qué debo creer, entonces? ¿Que realmente tenemos algún tipo de futuro? ¿Que estamos haciendo cualquier otra cosa que no sea joder
antes que el mundo real vuelva a colapsar? —Sacudió la cabeza—. Todo esto fue una maldita estupidez,  o va a ninguna parte, y nos engañamos al pensar lo contrario.

—No lo dices en serio.

—¿No? ¿Entonces cuál es el brillante plan, Jooheon? Tienes uno, ¿verdad? Chico de oro de la Élite, listo para reclamar el primer puesto para que tu viejo se sienta orgulloso.

Apreté la mandíbula.

—Si quisiera que mi padre se sintiera orgulloso, no te habría dado la hora.

Solo me miró y luego comenzó a reírse, una risita al principio antes de convertirse en una verdadera carcajada.

—Bien, por supuesto, el buen chico se vuelve rebelde para enfadar a su padre, la historia más vieja del libro.

Di un paso hacia Solo.

—¿Me estás acusando de usarte para llegar a mi padre?

—Tú lo dijiste, no yo.

Busqué en su cara, tratando de encontrar un vistazo del hombre del que me había enamorado.

—¿Quién eres?

Solo se encogió de hombros.

—Sólo un tipo que se vio envuelto en algo que no debería tener.

—¿Estás diciendo que estar conmigo es un error?

—Digo que hay una gran señal de advertencia escrita en tu frente, así que no debería sorprenderme que esta mierda haya terminado en un desastre. —Solo agarró su bolso, pero antes de irse, dio unos pasos hacia adelante para que estuviéramos prácticamente a la par—. ¿Tú y yo? Nunca estuvimos destinados a funcionar, no en esta maldita vida.

NO PUEDO CON ESTO