CHANGKYUN.

177 26 3
                                    

Si alguien me hubiera dicho que durante la última semana de entrenamiento en la Élite estaría contemplando cualquier otra cosa que
no fuera patear traseros, llevar a casa el trofeo, y recibir mis órdenes de volar a Dios sabe dónde para mi próxima misión, les habría dicho que
estaban jodidamente locos.

Pero mientras estaba acostado junto a Heon, lo único en lo que podía pensar era en cómo podríamos estar juntos si estuviéramos a un
millón de kilómetros de distancia, claro, estaba todo el asunto de la larga distancia, pero la idea de no poder verlo todos los días, de no poder
tocarlo, hablarle y compartir mis altibajos era como una nube oscura que se cernía sobre nosotros... una que tenía la sensación de no poder sacudirme si se volvía permanente.

—¿Una elección diferente? ¿Aparte de volar? —Los ojos de Heon se estrecharon haciendo una fracción.

—Sí, quiero decir, volar tendría que ser parte de ello, ¿realmente puedes imaginarte tratando de mantenerme en tierra?

Heon sacudió la cabeza y se rió.

—Ni en un millón de años, tampoco querría hacerlo, volar está en tu sangre, es lo que eres.

—Lo es, pero las misiones... ¿Las matanzas? Cada vez son más difíciles.

La expresión de Heon se volvió seria.

—¿Has tenido muchas de esas?

—Cuatro. —Pateé las sábanas de nuestras cinturas y giré sobre mi estómago.

Heon extendió sus dedos sobre los tatuajes de las rosas  que decoraban la parte posterior de mi muslo.

—¿Eso es lo que representan? No lo imaginé ya que son rosas.

Asentí mientras Heon trazaba una de las estrellas de un punto a otro.

—En otra circunstancias serian estrellas pero no las sentia como tal, así que obtuve rosas y decidí hacerlas para no olvidarlo nunca, ahí murieron personas que al igual que yo solo cumplen con órdenes, personas que tenían a sus familias en espera a su llegada en casa, cada rosa representa cada matanza en la cual estuve y los pétalos representa a los caídos —Podía sentir la tension en mi voz al hablar de esto—  pero aún así es doloroso mirarlas, así que...

—Las pusiste detrás de ti.

—Correcto.

Heon se inclinó hacia mí, y yo me levanté para encontrarme con sus labios, el beso fue suave, casi reverencial, y cuando levantó la cabeza, la maravilla de sus ojos hizo que mi corazón palpitara.

—Me sorprendes constantemente, ¿lo sabes?

—¿Ah, sí?

—Sí.—Heon me dio otro suave beso en los labios y luego apoyó su cabeza en la palma de su mano— En realidad, me he sentido un poco desconectado últimamente.

—¿En serio?

—Mhmm. —Heon empezó a jugar con sus placas de identificación—. Quiero decir, como tú, no puedo imaginarme no volar de alguna forma, pero la idea de ser enviado a un lugar donde no estás... Yo... la odio, Dios, ¿es una locura? ¿Que después de un puñado de semanas contigo no pueda imaginar ni un día sin ti?

—¿Jooheon?

—Sí.

—Eso es lo más dulce que alguien me ha dicho nunca. —Cuando un rubor floreció en las mejillas de Heon, me reí y me acerqué para besarlo—. ¿Y adivina qué?

—¿Qué?

—Yo también quiero estar donde tú estás, así que... ¿ahora qué?

Heon se colocó sobre su espalda, me acerqué a su brazo y le di un beso en el pecho, y me sonrió.

—Ahora pensamos, terminamos nuestro entrenamiento, y luego vemos nuestras opciones.

Cayó un silencio, pesado pero no incómodo mientras cada uno pensaba en lo que el otro había dicho, esto era grande, así como un
cambio de vida, aquí estábamos, dos tipos que entraron en la Academia de Élite con un objetivo en mente: triunfar.

Queríamos gobernar el aire, ser coronados como los reyes del cielo, y marcharnos con todas las
oportunidades que un título tan prestigioso pudiera ofrecer ¿Y ahora? Ahora queríamos todas esas cosas, pero para poder elegir lo que queríamos a continuación entre nosotros, y eso era enorme.

—Changkyun ¿Estás bien? —La voz de Heon era un susurro en mi oído.

—Sí, estoy bien, sólo estaba pensando.

El brazo de Heon se apretó a mi alrededor, y sentí sus labios en
mi pelo.

—¿Sobre?

—Sobre lo rápido que pueden cambiar las cosas. —Cuando Heon se puso tenso, le di un beso en el pecho—. En el buen sentido, qué rápido pueden cambiar de la mejor manera posible.

Dejó escapar un suspiro de alivio y cerró los ojos.

Me levanté para poder mirar la cara que me había capturado desde el momento en que la vi.

Una mandíbula fuerte recubierta de rastrojo oscuro, unos ojos negros que lo veían todo y prometían el mundo, y unos labios tan carnosos que me hacía querer acercarme lo suficiente para saborearlo para siempre, era un rostro que quería ver al despertar e irme a dormir cada noche, y no
importaba lo que pasara después de la graduación, sabía que estaría con él y él estaría conmigo.

—Deja de mirarme.

Sonreí y le di un beso en los labios.

—Nunca.

Se movió para enrollarme encima de él, y luego abrió sus piernas para que yo pudiera acurrucarme entre sus muslos.

—Eso suena prometedor.

Puse mis manos a ambos lados de su cabeza.

—Eso es una amenaza, no una promesa, tú, Lee Jooheon, ahora estás atrapado conmigo para siempre, no hay forma de salir de esto.

—¿No? —dijo Heon, y comenzó a enrollar sus largas y musculosas piernas a mi alrededor—. Maldición y yo que pensaba que si te decía que te amaba, saldrías corriendo.

Yo mecí mis caderas sobre la parte superior de la suya.

—Mentira.

—Hmm —dijo Heon, y me pasó las manos por los lados hasta el culo—. Dímelo otra vez...

No necesitaba decir lo que quería oír, ya lo sabía.

—Te amo.

Heon sonrió y mi estómago tembló y mi corazón empezó a latir, y sentí que estaba experimentando el mejor subidón de mi vida y mientras presionaba besos por esa fuerte mandíbula, a lo largo de su cuello hasta el centro de su clavícula, le dije:

—Te amo... te amo... yo... te... amo Joo.

—¿Para siempre?

Mi respuesta no pudo llegar lo suficientemente rápido.

—Para siempre...

Heon pasó su mano por mi pelo, mientras cerraba los ojos y me relajaba en sus brazos, nunca me había sentido más amado y más seguro que allí mismo, en los brazos de mí para siempre.












No  faltan muchos caps para acabar estoㅠㅡㅠ

RESERVED [JOOKYUN] #3 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora