Antojos

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Consideraba que las náuseas eran lo peor. ¿Y lo mejor? Los antojos.

Al principio eran solo cosas normales, como una manzana de la nada o ponerle crema de cacahuate a su cereal, pero con los días pasando, todo se ponía más raro.

Estaban pasando la tarde en casa de Sally, los niños amaban jugar con Stella y viceversa.

-Cariño, ¿estás bien?-preguntó extrañada al ver la combinación de galletas de chocolate y queso derretido de su hijo.

-Uh sí-respondió con la boca llena-. Solo quise probar algo nuevo-limpio la comisura de sus labios.

-Una combinación algo rara-dijo Paul.

-Un poco.

Jason noto la tensión en el cuerpo de su novio, así que intervino.

-Sally, creo que ya debe estar la siguiente tanda de galletas.

La mujer revisó su reloj.

-Cierto. Paul, ayúdame a sacarlas.

Dejaron a la pareja sola.

-¿Aún no quieres decirles?

-¿Cómo crees que vayan a tomarlo? Es que ellos no están acostumbrados a toda esta vida rara.

-Amor, puedo asegurarte que tu mamá está más que acostumbrada, y ellos te aman.

-Lo sé pero...-trató de buscar alguna explicación que hiciera sentido a lo que sentía, pero simplemente no daba con las palabras.

-Hey, está bien. Si no quieres decirles no lo hagas, ¿okay? Apoyo cualquier decisión que tomes durante este proceso-le ofreció su mano.

-No me hagas llorar en casa de mis padres-dijo apretando sus ojos para evitar que alguna lágrima se resbalara, aceptando su mano.

Jason la levanto y dejo un beso en el dorso, provocando una bella sonrisa.

-¿Sabes algo?-la pareja regreso con las nuevas galletas-. Ahora que recuerdo no es una combinación tan rara-reflexiono Sally-. ¿Recuerdas, Paul?

Él pareció pensarlo por unos cuantos segundos hasta que llegó a una conclusión.

-Ah cierto, lo había olvidado.

-¿Qué?

-Las galletas y el queso derretido-explicó Sally-. Fue un gran antojo mío cuando estaba embarazada de ti y Stella.

Percy volvió a tensarse.

-No se si era por mis papilas gustativas del momento pero no estaba tan mal.

-Una vez me hiciste probarlo, si era malo-Paul tembló al recordar la horrible combinación.

-Parece que no porque a Percy le gusta, y no es como que él esté embarazado-bromeó.

-¿Y que si lo estuviera?-preguntó antes de poder evitarlo.

-¿Qué?

-¿Qué si lo estuviera?-repitió.

Sally sonrió, encogiéndose de hombros.

-Nos alegraríamos por ustedes-respondió como si fuera obvio.

-Percy...-antes que Jason pudiera hacer su pregunta de si estaba seguro, hablo.

-Pues lo estoy-admitió al fin.

Hubo un pequeño silencio por unos segundos. Jason deslizo más de las galletas en dirección a su novio en caso de que las necesitara.

-¿Están molestos?

-Estoy molesta con Poseidón-admitió Sally-. ¿Cómo no me dijo que esto podría pasar? Habría hecho "la conversación", más larga.

-Yo tampoco lo sabía. Todo esto es un imprevisto, pero uno que queremos.

-Entonces solo queda felicitarlos-dijo Paul con una sonrisa.

Ambos abrazaron a la pareja con fuerza.

-¿Cuanto llevas?

-Esta semana serán 4.

-¿Le han dicho a alguien más?

-Annabeth y Grover estuvieron conmigo cuando me hice la prueba. Papá igual lo sabe porque le estuve gritando por 10 minutos.

-¿Que hay de Nico y Hazel?

-Queremos decirles de una manera especial-explicó Percy-. La verdad estoy un poco nervioso por la reacción de ellos.

-Seguro estarán muy felices de que su pequeña familia crezca un poco más.

Jason y Percy se sonrieron, esperando lo mismo.

-Las buenas noticas hay que celebrarlas-dijo Sally-. ¿Algo en especial de lo que tengas antojo?

En un segundo Percy estaba llenando su boca con cualquier cosa que sus manos pudieran alcanzar.

-No me juzgues, estoy comiendo por dos-excusó al ver la mirada de su novio.

-No te estoy juzgando por eso-señaló con la mirada el traste que sostenía-. Macarrones con queso y pepinillos, ¿en serio?

-Cosas de gente embarazada, no lo entenderías-se encogió de hombros.

Los tres niños llegaron corriendo a la cocina, percibiendo el dulce aroma de los postres de Sally.

-¿Podemo come galleta?-preguntó Stella por ella y sus dos sobrinos.

-Claro cielo. Siéntense.

-¿Papá?-Nico fue junto a Jason.

El rubio supo lo que quería sin tener que pedirlo. Lo coloco en sus piernas. Hazel vio eso y también se acercó.

-¡'o igua!-pidió alzando sus manos hacia él.

Jason no era nadie para negarle algo. Dejo a sus dos hijos en sus piernas.

Nico trató de alcanzar el plato lleno de galletas al otro lado de la mesa.

-Nico no-detuvo Jason-. ¿Qué hacemos si no alcanzamos algo?

-Uh, uh, ¡uh!-Hazel levanto la mano como si estuviera en una clase-. 'edi auda a 'apás.

-Exacto-Percy detuvo su comida para poder pasarles el plato.

-¿Ahora que decimos?

-Gracias-dijeron en unísono los dos niños.

-'api, ¿'e comes?-preguntó Hazel al ver que Percy no agarraba.

-¿Quieres probar?

Hazel asintió, emocionada por comer como su papá. Percy le dio una pequeña probadita.

-Mmm-la pequeña hizo una mueca al sentir el sabor salado de los pepinillos-. No guta.

-Te entiendo bebé-dijo Jason-. Tu papá tiene horribles gustos.

-Más que nada cuando viene a escoger pareja-respondió Percy.

-Ah, ¿así nos vamos a llevar? Niños, papi ya no va a ver caricaturas con nosotros.

Percy le saco la lengua y Jason pego a sus hijos más contra él, como si los estuviera protegiendo, a lo que el par rió.

Frente a ellos, sin reventar su burbuja, Sally y Paul los observaban con grandes sonrisas.

-Seguirán siendo buenos padres-dijo Paul, cargando a Stella que comía su galleta sin percatarse de lo demás.

Hazel y Nico igual seguirían creyendo que ellos eran los mejores papás del mundo, siempre y cuando Percy no volviera a darles a probar algo de sus raros antojos.

Agosto de MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora