Barriga

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Nota: No se como sea la tradición de las fiestas infantiles en otros países, menos en Estados Unidos, así que me guiaré de mis pedos mexicanos :)

Nico y Hazel habían sido invitados a otra fiesta de sus amiguitos del kínder. Esta era de albercas.

Fue un reto lograr convencer a Percy de ir. Últimamente se había estado sintiendo muy mal por su barriga, estaba creciendo, y pesaba, causando dolores de espalda. Además, podía sentir la mirada de todo mundo sobre él. ¿Qué acaso no sabían que un chico también podría embarazarse?

Hazel estaba jugando en los brincolines con sus amigos, mientras Nico nadaba junto a sus amigos.

Percy estaba sentado con otros padres y madres, teniendo conversación cortas y triviales. Sabía que varios en la mesa o más bien mesas, lo estaban viendo, a él, a su barriga, a cualquier movimiento que hiciera. Trataba de quitarle importancia. Solo saltaría a la violencia cuando alguien hiciera una pregunta demasiado personal o algún comentario mal intencionado.

-Te ves tan radiante.

-Gracias-Percy sonrió falsamente, como ya había aprendido.

-Y que suerte tienes, teniendo de pareja a alguien como él.

-Ajá-dejó ambas menos en su barriga, como si quisiera proteger a su bebé de todo en ese lugar.

-Me imagino que al fin tendrán una fecha para la boda.

-No, aún no-apretó un poco los dientes.

-Y ya enserio, felicidades por haber amarrado de esa forma a un joven tan apuesto.

¿Amarrado?

-Jason también quiere al bebé-defendió Percy.

-Claro, claro-las risas de las mujeres se sentían condescendientes, cosa que le hizo muy poca gracia-. Es que míralo, no tiene porte de estar ya con tres hijos.

Percy observo a la dirección en la que Jason se encontraba. Se había levantado para irle a traer un poco de pastel y un sándwich, pero había sido interceptado por otras dos de las mamás, quienes le hablaban despreocupadamente.

-Sí-coincidió otra persona de la mesa-. Es más como esa fantasia del maestro soltero.

-Muy guapo.

Percy se habría enojado y les habría exigido que dejaran de hablar de esa forma de su novio, pero su vista estaba clavada en las mujeres que hablaban con Jason. Tan lindas, y sin una barriga grande, o cambios de humor, o sus putos antojos raros. Podría tener a cualquier persona del mundo, y aún así Percy lo hizo amarrarse a él.

-Con permiso.

Se fue al baño, encerrándose en uno de los cubículos. Aún cuando entró, recibió varias miradas de las personas cerca.

Cubrió su rostro con sus manos, regañándose y obligándose a no llorar en un lugar como ese.

Sabía que lo encontraría horrible. No debió ir.

Estuvo sentado un rato en la taza cerrada, cuando escucho un golpe en la puerta de su cubículo.

-Amor, ¿estás ahí? ¿Te sientes bien?

Reunió todas sus fuerzas para que no se le quebrara la voz.

-Estoy bien.

Jason suspiro.

-¿Me dejas entrar?

Sin levantarse, quito el seguro.

-Hey, ¿qué pasa?

Agosto de MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora