12. Illinois

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Íbamos por la carretera, con las ventanillas abajo, disfrutando del viento en nuestros rostros y de la música que nos llenaba los oídos.

—Veo que sí hiciste tu tarea. — dijo Eddie sonriendo al ver que ya me sabía bien la mayoría de canciones.

Al principio del viaje nos limitamos a escuchar la música, pero tras un rato estábamos cantando juntos.
—¿Puedo? — le pregunté mostrándole la cámara.
—Claro. — dijo sonriendo.

Ajusté la cámara y lo enfoqué. Había buena luz en el auto, su piel lucía radiante y el viento agitaba su cabello haciéndolo ver como un ángel, uno vestido con cuero y cadenas.
Tomé unas cuantas fotografías y sonreí tras verlas.

—Tú también luces hermosa. — tomó mi mano para besarla, sin dejar de ver hacia el frente.
—¿Lees mis pensamientos? — pregunté sonriendo.
—No hace falta, yo sé que te parezco irresistible. — dijo y sacudió la cabeza para que su cabello se moviera, después se puso a cantar Electric eye de Judas Priest

—...No hay escape verdadero, estoy viendo todo el tiempo, estoy hecho de metal. Mis circuitos brillan, soy perpetuo. — cantaba, cuando ni siquiera era la canción que estaba sonando en el estéreo.

Sonreí mientras pensaba en lo mucho que quería a ese imbecil. ¿Cómo me había convencido de que lo odiaba?

El viaje se sintió mucho más corto de lo que pensé. Cantamos muchas canciones, nos reímos de nuestras tonterías y hablamos de muchas cosas. Además, hicimos una parada para comer algo, ir al baño y besarnos un rato en el auto, luego seguimos nuestro camino.
Cuando menos acordé, habíamos llegado al tan ansiado estado de Illinois y más tarde habíamos llegado a nuestro hotel con la ayuda de un mapa que yo misma me vi obligada a interpretar.
Sacamos las maletas del auto y entramos al hotel.
No nos fue difícil hallar nuestra habitación, entramos y Eddie soltó una risita al verla.

—¿Dos camas? — preguntó sonriendo burlón.
—¡Qué adorable! — dije sonriendo también.

Dejamos las maletas sobre una y luego fuimos hacia la ventana. Tenía una vista excelente. Eddie fue al baño y un rato después salió sonriendo.
—Bañera... ¡tiene bañera!
Se acercó a mí y masajeó mis hombros.
—¿Estás cansada por el viaje? — preguntó y me dio un beso en la mejilla.
—Algo.
—Si quieres durmamos un rato, aún es temprano.

Nos quitamos zapatos y chaquetas y nos acostamos juntos.
—Dos camas. — dije riendo. Él se echó a reír también.
—La inocencia de los padres. — dijo en un suspiro.

Un rato después, despertamos y me levanté para empezar a arreglarme.

—¿Por qué no puedo verte mientras te cambias? — preguntó Eddie afuera del baño.
—Porque es raro. — dije desde adentro.

Abrí la puerta cuando ya solo me faltaba maquillarme. Eddie entró emocionado.
—¡Por las barbas de Satanás! — dijo y me eché a reír.
—¿Qué clase de...? — sentí sus brazos rodeando mi cintura y apoyó su barbilla en mi hombro.
—Te ves jodidamente hermosa, tan metalera. — dijo viendo mi cara a través del espejo.
—¡Gracias! Tú también te ves hermoso y metalero. — dije mientras me hacía el delineado — ¿No te maquillas?
—No acostumbro a hacerlo. — dijo aún abrazado a mí y le sonreí para luego girarme hacia él.
—¿Puedo...? — pregunté. Eddie asintió — Solo dame un segundo.

Terminé de maquillarme y luego llevé el delineador y un lápiz afuera del baño. Eddie estaba acostado leyendo un folleto del hotel y, cuando me acerqué, lo dejó a un lado. Iba a levantarse cuando empujé su pecho para que se quedara donde estaba y me subí a la cama, donde me senté sobre él. Me vio sonriendo y llevó sus manos a mi cintura mientras comenzaba a maquillarlo muy concentrada.
—Tienes unos hermosos ojos, Eddie Munson. — dije sonriendo.
—Gracias, cariño. — susurró.

Don't be cruel [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora