43. Última reunión

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Antes de iniciar quiero avisarles que este es el penúltimo o antepenúltimo capítulo del fanfic, lo que significa que casi casi lo termino.

Y quiero decir que me gustaría seguir escribiendo, empezar un nuevo fanfic, y quisiera saber si a ustedes les interesaría leerlo, y si es así, pues se aceptan sugerencias sobre qué les gustaría leer, con qué personajes, etc, etc... y si no, pues no hay problema.

En este capítulo voy a adjuntar algunos vídeos de canciones, si no las conocen y tienen tiempo vean los vídeos.

¡Gracias por leer! ♡

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Me arreglé frente al espejo mientras en mi estéreo sonaba a un volumen no muy alto Where did our love go de The Supremes.
Cuando Eddie y yo estábamos separados, esta canción había sido una dulce tortura, la letra expresaba demasiado bien mis temores; ahora que sabía que siempre me quiso solo era dulce y ya.

Me puse una ropa cómoda y empaqué en una maleta lo necesario, incluyendo por supuesto la ropa para nadar.

Cuando estuve lista bajé a la sala, donde mis padres estaban sentados leyendo, como casi siempre hacían en su tiempo libre, me senté en uno de los sofás.
Papá leía Don Quijote de la mancha, era como la décima vez que lo veía leyéndolo desde que tengo memoria, amaba demasiado ese libro. Mamá leía Cien años de soledad, como por quinta vez.
Ambos tenían ese afán de leer los mismos libros varias veces, cosa que yo también había heredado, entonces pensé con tristeza que si ellos fueran más comprensivos y me trataran mejor, podríamos ser la familia perfecta.

Cuando era niña nos llevábamos mucho mejor, jugábamos, hacíamos tonterías y durante las noches de tormentas, o cuando tenía miedo de que un monstruo saliera de debajo de mi cama me levantaba corriendo hacia su cuarto y dormía entre los brazos de los dos. Pero poco a poco ese lazo se fue rompiendo, me obligaron a ser más lógica, me obligaron a entender que los truenos y los monstruos imaginarios no podían hacerme daño.

Me gustaba mucho leer sobre cuentos de hadas y princesas. La princesa y el sapo siempre había sido mi favorito, especialmente cuando papá me lo leía antes de dormir. Pero cuando empecé a crecer los cuentos fueron reemplazados en mi librero por libros de matemáticas, ciencias y demás. De vez en cuando se me permitía comprar o se me regalaban libros literarios, pero solo se me permitía leerlos en contadas ocasiones, cuando ya había estudiado a fondo los libros que sí eran "importantes".

También me fue prohibido seguir yendo a casa de Mike a jugar Calabozos y dragones, porque ya era una señorita y debía comportarme como tal, sin tonterías.
—Deberías ser más como Nancy.— me dijo mamá un día. Eso me devastó y me empezó a caer mal Nancy, ella no tenía la culpa, es solo que me atormentaba pensar que mis papás la querían a ella en mi lugar. Pero sí, empecé a ser más como Nancy, me esforcé el doble en mis clases, dejé de jugar Calabozos y dragones, incluso empecé a vestirme más "femenina".

Tomé los cursos que mis papás querían que tomara, y aunque eso no dejaba nada de tiempo para mí misma, empecé a amar todo eso, o tal vez a convencerme a mí misma de que lo amaba. También hacía todo por ganar créditos extra en mis clases, incluso sobrepasé a Nancy. ¿Ahora están contentos, soy suficientemente buena hija?, quería preguntarles. Pero ellos no parecían notar una diferencia, así que tenía que seguir así o hacer todo mucho mejor.

Después de lo de cierta obra de teatro, en la que mi corazón fue roto, empecé a esforzarme mucho más para no pensar en tonterías, y cuando me perfeccioné en cada uno de mis talleres mis padres parecieron en verdad felices y empezaron a considerar más mis peticiones. Entonces aproveché para hacer que me compraran libros de mi preferencia, que era lo que más anhelaba.

Don't be cruel [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora