07. Libertad

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Seguíamos abrazados, cuando escuchamos que giraba la perilla de la puerta; entonces nos separamos de golpe. Mi papá entró y nos vio parados allí, en medio de la oficina, como congelados, y me sonrió burlón.
—Eddie, Hellen quiere saber si quieres lasaña de almuerzo; si no, vamos a preparar otra cosa para ti. — dijo. Miré a Munson, que parecía no haber escuchado la pregunta.
—Sí, sí me gusta, está bien, muchas gracias. — dijo nervioso.
—Perfecto. — dijo papá y, antes de salir, me sonrió de nuevo.

—Dime que no vas a tener problemas por eso. — me dijo Munson después.
—Naaah, debe estar feliz de pensar que por fin va a poder usar su escopeta. — comenté. Él sonrió, pero luego me quedó viendo en silencio.
—Me preocupa cuando dices algo así y no terminas con un "solo te molesto". Porque, obviamente bromeas, ¿no?

Me reí y fui a recoger la basura que habíamos dejado.
—Sí tiene una escopeta, pero es el tipo menos agresivo que podrías conocer. Mi mamá por otro lado...
—Ah, bueno, ya sé de quién heredaste la personalidad. — dijo mientras iba a ayudarme a recoger.
—¿De qué hablas? — reí — El físico lo heredé de mamá, mi personalidad es idéntica a la de papá.
—¡Pero si eres la chica más agresiva que he conocido! — dijo él riendo también.
—Es que si me haces enojar obvio que voy a defenderme, pero no soy así todo el tiempo. Lo que sí reconozco es que heredé de mamá la seriedad en cuanto a los estudios, pero el resto es todo de papá.

Recogimos toda la basura y la tiramos al cesto, luego recogimos lo demás.
—¿Qué hay de ti? — pregunté — No sé nada sobre tu familia.
—Quiero creer que no heredé nada de la personalidad de mi padre. — dijo serio — Y físicamente creo que me parezco más a mamá, por lo que recuerdo de ella.
—¿Con quién vives ahora?
—Con mi tío. Todos piensan que es mi padre, porque también me parezco a él, solo que soy mucho más guapo. — dijo sonriendo. Yo devolví la sonrisa, rodando los ojos.
—Voy a ir un día a tu casa. Podemos hacer tareas de otra clase o estudiar, y así veré si es verdad lo de tu tío. — le dije. Asintió — Y por cierto, ¿ya hiciste tus tareas?

Caminó hasta su mochila y sacó un par de libretas para mostrarme. Me senté frente al escritorio para ver lo que había escrito y me vio durante todo el rato.
—Perfecto. — dije sonriendo — Aunque... tal vez el dibujo está de más. — señalé la esquina de la hoja donde había dibujado un pequeño dragón rodeado de fuego. Se echó a reír.
—Eso es arte, mi lady. — dijo y tomó las libretas para meterlas de nuevo en la mochila, en donde vi que había algo más.

Metí la mano y lo saqué. Era su billetera, que tenía en una ranura transparente su identificación. La vi y luego a él.
—¿Edward?¿Te llamas Edward? Todo este tiempo creí que Eddie era tu nombre de pila.
—¿Creías que mis padres me habían puesto Eddie? — preguntó riendo.
—Pues... sííí. ¡Vaya, vaya! Edward Munson. — sonreí — Me gusta, suena tan sofisticado. Y mira, eres fotogénico. — comenté señalando su fotografía.
—Pues claro, es imposible que yo me vea mal. Déjame ver tu identificación ahora.
—No la tengo todavía, recién cumplí dieciocho. — dije y le devolví la billetera — Pero cuando llegue la vas a ver, lo prometo. ¡Ah, espera! — la tomé de nuevo, vi la fecha de su cumpleaños y se la devolví sonriendo, él me sonrió también.
—Tengo diecinueve, no veinte como le dijiste a todos el otro día. — dijo con los ojos entrecerrados.
—¡Ups! Y perdón por insinuar que eres un pedófilo. — dije. Ambos reímos suavemente.

Un rato después, papá vino de nuevo, pero antes de entrar tocó la puerta, lo que a Munson y a mí nos hizo mucha gracia.

—Si quieres podemos almorzar en mi habitación. — sugerí en voz baja mientras íbamos hacia la cocina, pero dijo que no le molestaba comer con mis papás, así que nos sentamos todos a la mesa.

Don't be cruel [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora