37. Navidad

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En la tarde del 24 de diciembre estaba escuchando música en el estéreo, y arreglándome para salir un rato con Billy. Mis papás siempre hacían juntos la cena como tradición, así que mi ayuda estaba de más.


Le llevé a Billy un perfume como obsequio de navidad, y él me regaló un brazalete.
—No pensé que fueras a darme nada.— dije sorprendida— No pareces del tipo que va en busca de obsequios para una chica.
—No lo hice, obligué a Max a comprarlo, pero lo que cuenta es la intención.— dijo y rodé los ojos.
—Hablando de Max... también tengo algo para ella.— dije y saqué una cajita de mi cartera.

Fuimos a su cuarto, donde escuchaba música y toqué la puerta, que se abrió un momento después.
—Hola. Solo quería darte un pequeño obsequio de navidad.— le dije sonriendo un poco y le tendí la cajita.
—¿Por qué?— preguntó Max frunciendo el ceño.
—Lo mismo me pregunto yo.— dijo Billy detrás de mí. Lo vi con reproche, así que se dio la vuelta y volvió a su cuarto.
—Los vi en la tienda y pensé que se verían lindos en ti, porque eres muy bonita.— dije intentando no parecer una tonta. Max abrió la caja, donde los pendientes brillaban con delicadeza, entonces me vio con un gesto más amable.
—Son lindos, gracias.— dijo y me sentí alegre.

Volví al cuarto sonriente y me senté sobre Billy, que estaba acostado en la cama.
—¿Quieres otro regalo?— le pregunté, y sonrió con sensualidad.

~

Cerca de la noche me llevó de vuelta a casa y nos despedimos.
Entré a la casa y fui a mi cuarto a sacar unas cajas de regalo de mi habitación.
—Voy con los Davis a dejarles unos regalos, vuelvo en un rato.— les dije a mis papás y salí.
Cuando Clayton abrió la puerta y me saludó escuché gritar a las gemelas, que llegaron sonrientes a abrazarme un segundo después. Estos días no había venido a cuidarlas porque sus padres estaban de vacaciones.

—¿Cómo están? Las he extrañado mucho.— dije sonriendo y vi a Clayton, solo entonces noté que parecía deprimido. Me levanté y lo vi extrañada, me hizo seña para que lo siguiera, y las niñas fueron con nosotros a otra habitación, donde estaban los señores Davis, otra pareja de adultos, y una pareja más joven, esta última debía ser más o menos de la edad de Clayton y mía. Nos quedamos solo asomados en la puerta, viendo hacia adentro.
—Son amigos de mamá y papá.— dijo Margaret. Entonces vi a Clayton aún más confundida, y este señaló al chico y asintió. No hizo falta que dijera más para entenderlo, ese era su amado, y la chica era su novia.

~

—¿Por qué están aquí?— le pregunté cuando entramos a la cocina a servirnos un poco de champaña.
—Sus padres son los mejores amigos de mis padres, y decidieron venir de sorpresa por las estúpidas fiestas.— respondió.
—Y ¿tu familia sabe que tú...?—empecé a preguntar.
—Mamá lo sabe, pero siempre se lo ha tomado a juego, está completamente convencida de que se me va a pasar. Y mi papá... apenas si me habla desde que se enteró. Mis hermanas me escucharon decirlo, pero eran muy pequeñas y no entendían esas cosas. Pero un día, hace como un año me dijeron que... lo importante era amar, que no importaba a quién, con tal de que eso me hiciera feliz. ¿Puedes creerlo? Que unas niñas de nueve años tengan más razonamiento que los adultos dice mucho del mundo.

Tomé un trago mientras asentía con tristeza.
—¿Qué hay de... el chico?¿Él lo sabe?— pregunté.
—Su nombre es Adam, y sí, era mutuo. Pero un día, hace un par de años mis padres nos vieron dándonos un beso. Nos prohibieron acercarnos de nuevo, y claro que no se lo dijeron a los papás de Adam, ya que no querían arruinar su amistad. Pero cada que iban a la casa me enviaban a otro lugar para que no estuviera cerca de él, yo debía fingir que no quería estar ahí e irme con cualquier excusa.
Un tiempo después él se hizo novio de esa chica, a veces me dejaba notas diciendo que me extrañaba y que no era lo mismo, pero luego dejó de hacerlo; y no volvimos a hablarnos. Hoy me dijo "Hola" y ya.

Don't be cruel [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora