01. El club

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Estaba acostada en mi cama intentando leer un libro; tenía las piernas cruzadas y con una de ellas hacía un leve movimiento que delataba mi ansiedad.
Al comprender que no estaba prestando siquiera un poco de atención a las palabras que leía, cerré el libro, lo puse a un lado y suspiré llevándome las manos al rostro.

Eran casi las cinco de la tarde y le había prometido a Nancy que iba a llegar a las seis en punto; así que me levanté para ir al baño a darme una ducha. Cuando salí metí en una pequeña maleta las cosas que necesitaba: pijama, cepillo de dientes, ropa interior... ¿Qué más?, me pregunté viendo alrededor, pensativa. Cuando decidí que sería todo, bajé para ir a la cocina, donde tomé la bolsa con los bocadillos y dulces que había comprado por la mañana, y me encaminé a la sala, allí estaban mamá y papá.

—Debo ir a casa de Nancy, ¿quién se ofrece a llevarme? — pregunté sin dirigirme a ninguno en específico. Papá alzó la vista de su libro y me sonrió.
—Yo lo haré.
—Papá lo hará. — dijo mamá.

~

—¿Alguna vez estuviste en una relación a distancia? — le pregunté a papá mientras íbamos en el auto, lo que lo hizo verme extrañado.
—No, y no creo que sea una buena idea. — dijo arqueando las cejas.
—No lo digo por mí. — reí — Una amiga...
—Sé que no lo dices por ti, pero amo ver tu expresión cuando tu madre y yo hacemos insinuaciones sobre ti en una relación.

Lo vi seria antes de continuar.
—Como te decía... tengo una amiga que está en una relación a distancia y...
—Nancy. — dijo asintiendo.
—No. — mentí.
—¡Por favor! — bufó — Ella es novia de ese chico Byers, ¿de qué otra chica vas a estar hablando?

No seguí hablando con él del tema. Si fuera Nancy no querría que mi mejor amiga hablara de mi vida personal con su papá. De hecho era demasiado extraño; pero, ¿qué consejos podía darle yo sobre las relaciones a distancia? O más bien sobre cualquier tipo de relación.

A Nancy no le gustaba hablar de su complicado romance con Jonathan Byers, pero últimamente estaba muy molesta o triste, y claro que no me podía quedar con los brazos cruzados viéndola sufrir, especialmente después de que nos habíamos vuelto tan unidas.
Anteriormente, cuando estudiábamos en preparatoria, pasábamos de largo; en realidad, no estoy segura de que me agradara entonces, pero cuando ambas entramos a trabajar en el periódico escolar, empezamos a llevarnos muy bien. También habíamos comenzado a llevar algunas clases en común y ciertamente éramos una buena influencia para la otra; mis calificaciones jamás habían sido mejores.

Cuando me di cuenta, estábamos llegando a la casa; entonces aquel pensamiento adquirió aún más peso: debía hablar con ella de su relación.
Bajé del auto y me despedí de papá.
—No se aloquen con las bebidas y las drogas. — bromeó, a lo que reí.

Caminé hasta la entrada y toqué el timbre. La puerta se abrió casi de inmediato dejándome ver a una disgustada Nancy.
—¡Qué bueno que llegaste, me estaba volviendo loca yo sola!
—¿Tan mal estás? — pregunté asustada.
—No, es eso. — señaló hacia un pasillo, de donde provenían unos gritos.
—¿Qué?¿Tienes una fiesta? — reí.
—Ojalá. Son Mike y sus amigos jugando a esa tontería. — fruncía el ceño — Llevan jugando desde la mañana y no hay quien los calle.
—¿Se oye hasta tu habitación? —  pregunté mientras empezábamos a subir las escaleras.
—Sí. Me sorprende que no se oiga hasta tu casa.

Cuando eran casi las ocho los gritos seguían. Habíamos comido algo e intentado estudiar para nuestra presentación del lunes, pero no lográbamos concentrarnos.
De pronto, Nancy se levantó enojada.
—Es todo, no voy a tolerar más esto.
—¿Quieres apoyo? — prengunté riendo y me levanté para ir tras ella. Las peleas entre Mike y Nancy siempre eran dignas de ver.

Don't be cruel [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora