[13] ESTAR BIEN

1.1K 125 10
                                    



UNOS MESES DESPUÉS:


Perder a alguien que amas nunca deja de ser doloroso, sin importar los días que pasen.

Durante meses después de la desaparición de Rick, Lara no habló con nadie. No habló con Daryl, Michonne, Judith e incluso con Rosie. Se quedó sentada, en su habitación, mirando al vacío por la ventana.

Estaba desconsolada.

Habían buscado el cuerpo de Rick en el río, pero nada de lo que hicieron parecía proporcionar alguna respuesta.

Perder a Carl había clavado la estaca en su corazón, pero la muerte de Rick la había destruido. Estaba tan llena de dolor y rabia que había susurros entre sus amigos de que había perdido la cabeza por completo.

No fue hasta que su hija fue secuestrada que Lara logró salir de su estupor afligido, aparentemente volviendo a la vida para salvar a Rosie, Judith y los demás niños. Michonne estaba embarazada de casi nueve meses en ese momento y, por lo tanto, no se suponía que estuviera fuera, pero se unió a Lara y Daryl para encontrar a los niños secuestrados.

Después de eso, Lara comenzó a reparar su corazón roto. Vio crecer a Judith y Rosie, y pudo pasarle el sombrero de Carl a su sobrina, como él lo quiso.

Todo parecía estar bien, pero eso no impidió que su matrimonio se desmoronara por completo.

Daryl no podía soportar estar en Alexandria más tiempo del necesario, y por eso tomó la decisión de irse. Cuando le dijo a Lara que se iba, dio lugar a una discusión que provocó muchos intercambios acalorados. No podía entender por qué Daryl se iba, así que simplemente lo dejó ir.

Meses después de su partida, cuando vivía solo y Rosie seguía preguntando por él, Lara llevó a su hija a verlo. Él no estaba muy lejos, y cuando ella entró en su campamento y vio que un perro se acercaba a ellos, sonrió. Típico de Daryl, siempre recogiendo perros callejeros.

—Hola.

Él se dio la vuelta y le sonrió—. Hola, ¿qué haces aquí?

—Bueno, alguien quería ver a su papá —dijo Lara—. Y nunca puedo decirle que no.

Rosie soltó una risita emocionada mientras corría hacia Daryl—. ¡Papá!

Él la tomó en sus brazos y la hizo girar antes de abrazarla—. Hola, cariño. ¿Estás bien?

—Sí —exclamó Rosie, señalando al perro.

—Sí, tengo un perro —dijo Daryl mientras se sentaba con Rosie en su regazo—. ¿Quieres ponerle un nombre?

—¡Dog! —dijo Rosie.

—¿Dog? —preguntó Lara, mientras frotaba detrás de la oreja del perro—. Me parece un nombre bastante bueno.

—Sí, a mi también —dijo Daryl—. Oye, Ro, ¿por qué no vas a jugar con Dog mientras mamá y yo hablamos?

—Está bien —dijo Rosie, poniéndose de pie antes de salir tras Dog.

Lara se sentó junto a Daryl—. ¿Cómo has estado?

—Bien, ¿y tú? —preguntó Daryl.

—Bien —dijo Lara antes de suspirar—. Te extraño. No voy a fingir que no lo hago, porque lo hago. Odio despertarme todas las mañanas y que no estés allí. Sé que no quieres volver a casa y lo entiendo. Tomó un tiempo entenderlo, pero... te necesitamos.

—Yo también te extraño —respondió Daryl—. Y lo siento, pero ya no es mi casa.

—No quiero perderte —dijo Lara—. No quiero perderte cuando ya perdí a Rick y a Carl. Eres lo único que me queda.

BLEEDING OUT | Daryl Dixon ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora