BLEEDING OUT | Daryl Dixon ²

[37] DEJARLO SALIR

—Yo estuve allí. Me llevaron con los demás.

Era el día después de lo que había sucedido, y Lara estaba con Daryl en la parte trasera de la multitud de personas en el Reino, viendo a Siddiq dar su discurso sobre lo que había sucedido y lo que esto significaba para ellos.

—Y vi... se suponía que moriría con ellos —continuó Siddiq—. Y estaba listo para hacerlo. Luego Alpha me susurró al oído: "Cuéntales". Algo me golpeó, y todo se oscureció. Cuando desperté, estaba solo. Lo que sucedió fue maldad. Fue maldad. Y creo que me dejó vivir para que les cuente esa historia, para asustarnos y dividirnos otra vez. Pero quiero contarles otra historia. Antes del final, Ozzy, Alek y DJ nos encontraron y nos dieron una oportunidad. Lucharon, y lo que hicieron fue más que valiente porque se defendieron entre sí, y se sacrificaron por el otro... y algunos ni se conocían pero igual lucharon como lo hicieron. Como si fueran una familia, hasta el final.

Siddiq hizo una pausa antes de continuar.

—Incluso la pequeña Rosie hizo su parte, y sus padres deberían saber que su hija era una luchadora, como ellos —dijo Siddiq, sus ojos encontraron a Lara y Daryl entre la multitud—. Y, al final, ellos... su tiempo se terminó pronto, pero el nuestro continúa. Debemos continuar por ellos y por todos nosotros. Necesitamos honrarlos. Debemos honrarlos y recordar a estos amigos, nuestra familia, que murieron como héroes. Esa es la historia que quiero contarles. Es la historia que quiero que recordemos.

Lara se alejó de la multitud mientras intentaba contener las lágrimas. Daryl colocó una mano en su espalda y Lara lo miró—. ¿Podemos irnos?

—¿A dónde? —preguntó Daryl.

—A algún lugar tranquilo —respondió Lara.

Se había pasado la noche llorando en los brazos de Daryl, con Dog acostado sobre sus piernas. Cuando Lara volvió, Dog estaba desconsolado; no paraba de ladrar, y Lara sabía a quién llamaba. Dog había tenido un trabajo, al igual que Lara había tenido el suyo, y ambos habían fracasado.

Ella se había agachado frente a él, rascándole las orejas como a él le gustaba—. Se ha ido, Dog. Se ha ido.

No sabía si Dog la entendía, pero sabía que cuando soltó el gemido después de que Lara revelara lo que había sucedido, debía haber entendido algo. Se acercó más a Lara, como para consolarla, y ella abrazó al animal con fuerza.

—Todo va a estar bien, Dog —dijo Lara—. Todo va a estar bien.

Incluso mientras lo decía, no lo creía, pero necesitaba encontrar una manera de convencerse de que este no era el final. Siddiq tenía razón. Necesitaban seguir viviendo, honrando a los que habían perdido.

Lara había descubierto los cuerpos de sus amigos dejados por Alpha y los Susurradores en el granero donde habían sido asesinados, y entre la sangre y la carnicería, había encontrado algo.

Allí, a sus pies, estaba la estatuilla que Daryl había hecho a su hija. Lara la había tomado y ahora la tenía en el bolsillo de su chaqueta. No quería soltarla nunca, no cuando estuvo con su hija en el final.

Ella y Daryl caminaron hasta que estuvieron lo suficientemente lejos de la gente, fuera del alcance del oído y de la vista. Se sentaron juntos en uno de los bancos y Lara buscó las manos de Daryl cuando se sentó frente a él.

—Vamos a superar esto, ¿no? —preguntó Lara—. ¿Tú y yo?

—Sí —dijo Daryl.

—Solo necesitaba saber —dijo Lara—. Necesito saber que no nos vamos a abandonar el uno al otro. Lo hicimos con Rick, y no puedo... no puedo hacer esto sin ti. No puedo superar esto si no estás aquí conmigo.

—Todo va a estar bien —le prometió Daryl.

—Quiero que enterremos a Ro en Alexandria con Carl —dijo Lara—. No la quiero enterrada aquí.

—No, lo sé —respondió Daryl—. La llevaremos de vuelta.

—¿Y qué hay de ti? —preguntó Lara—. ¿Te vas a quedar?

—Sí —dijo Daryl—. No te voy a dejar. No ahora. No otra vez.

—Bien —respondió Lara—. Yo sólo... me siento tan vacía.

—Lo sé —dijo Daryl—. Yo también.

Lara suspiró—. Era una niña tan hermosa, y si lo que dijo Siddiq es cierto, entonces la criamos bien.

—Sí, lo hicimos —dijo Daryl.

Daryl no mostraba sus emociones con tanta frecuencia como los demás, pero Lara podía ver a través de él. Había aprendido a leerlo como un libro, y sabía que estas breves respuestas eran todo lo que podía decir sin desmoronarse.

—Daryl, está bien llorar —dijo Lara en voz baja—. Era nuestra hija. Todavía lo es. Y donde sea que esté ahora, está en un lugar mejor. Está con Lori, Carl y Glenn, y apuesto a que el tío Merle se está divirtiendo mucho enseñándole todas las cosas que no debería saber.

Daryl dejó escapar una risa seca, manteniendo la cabeza baja—. Sí, apuesto a que sí.

—Está bien dejarlo salir —dijo Lara—. Estamos solos. Estoy aquí.

Y eso fue lo que hizo. Daryl miró a su esposa y soltó todo. Las lágrimas llenaron sus ojos y comenzó a llorar, afligido por la hija con la que deseaba haber tenido más tiempo.

Lara se levantó del banco y se movió para quedarse junto a Daryl, dejándolo acurrucarse en sus brazos y llorar—. Lo siento. Les fallé a las dos.

—No lo hiciste —respondió Lara, pasando sus dedos por el pelo de Daryl—. Hiciste todo lo posible por ella y ella lo sabe. Rosie nos amaba.

—¿Fuimos malos padres? —preguntó Daryl.

Lara suspiró—. Créeme, me lo pregunto diez veces al día, incluso antes de todo esto. No creo que fuéramos malos padres. Creo que fuimos buenos padres en malas situaciones.

—¿Estás segura? —preguntó Daryl, mientras su cuerpo temblaba con sollozos silenciosos—. Lo siento tanto.

—Deja de disculparte —susurró Lara—. Nunca podremos seguir adelante a menos que aceptemos lo que pasó.

—¿Lo aceptaste? —preguntó Daryl.

—No —respondió Lara, mirando a Daryl a los ojos mientras le apartaba el pelo de la cara—. Pero, tal vez, podamos hacerlo juntos.

—Lo siento.

—Ya te lo dije, no fue tu culpa —dijo Lara, besando su mejilla—. No fue culpa de nadie más que de Alpha, y vamos a asegurarnos de que obtenga lo que se merece.