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- Lo siento. - Es lo primero que se me ocurre decirle al recordar lo del abismo.

- ¿Qué? - Pregunta con la mirada perdida. - Ah, no tendrías porqué. -

- Igualmente lo siento. - Bajo la mirada a mis zapatillas, mientras seguimos caminando por el muro. - Debí decir algo...o hacer. - Escucho una leve carcajada.

- Eso habría sido estúpido. - Contesta con sinceridad. - La que cometió el error fui yo, no tú. -

En ninguna, de las pocas conversaciones que había tenido con Eric, me comentó que está prohibido rendirse. Me dejó muy en claro las consecuencias de actuar sin pensar y que existen momentos para atacar, pero de haber estado en el lugar de Christina, estoy segura de que yo habría dejado a Molly continuar.

El sonido chirriante de la puerta del dormitorio la hace voltear, observa a Shawn caminar hacia la escalera.

Me acerqué a la ex-verdad porque al salir la encontré a unos pocos metros de distancia de la habitación, además habría sido extraño no hacerlo. Incluso sin haber olvidado lo que dijo durante el entrenamiento, no podría simplemente ignorarla.

- No hemos terminado nuestra etapa de iniciados y ya confraternizas con un osado. - Dice con un sonrisa sugestiva y un fugaz levantamiento de cejas.

Trato de pensar lo más rápido en una respuesta que calme su curiosidad, pero es en este instante cuando entiendo porque Erudición no fue una facción de mis resultados.

- Ah, el guardia me preguntó si es normal que tanta cosecha se malogre. - Coloco mi mirada en uno de los camiones cercanos a sembríos de maíz. - Le dije que durante la primavera hay un aumento de perdida de cosechas debido a la temporada de apareamiento de insectos. -

Hablar de lo que conozco es mejor que inventar algo con lo que podría ser descubierta mintiendo.

- Al menos esos bichos si se divierten. -

Después de darle la información sobre los cultivos de Cordialidad, ella no muestra interés por saber más acerca de ello.

- Sentí envidia. - Rompe el silencio. - Sé perfectamente la razón por la que te invitaron a su mesa, estas en los primeros puestos, por supuesto que se van a pelear por tenerte. - Exclama con obviedad.

Desde pequeña he sido consiente que mis rasgos atraen la mirada de personas y me acostumbré, ya que parecía ser una cualidad, una que era difícil de reemplazar con otra ante ojos ajenos.

Es imposible ocultar mi sonrisa.

- Eso sí. - Demanda. - La próxima vez que te inviten, iré contigo. - Su tono de voz va disminuyendo, como si esperara una rotunda afirmación de mi parte.

Asiento con la cabeza.

He presenciado como mis compañeros han dejado; a los largo de los días; de ser habitantes de su facción de nacimiento. Supongo que las características osadas son más susceptibles a aparecer antes de terminar las pruebas. La morena es un ejemplo de ello, hace pocas horas realizó una acción que habría sido imperdonable en Verdad, mentir.

Por otro lado, el que yo lo haga no refleja mi osadía, por el contrario, refleja lo cordial que continúo siendo.

Mentir para mantener la tranquilidad.

Tal vez solo sea cuestión de tiempo.

Recuerdo que a Aki le tomó alrededor de seis meses adoptar el comportamiento, tanta amabilidad que puede ser confundida con amistad.

El camión ya no se encuentra en aquel punto, pero mi mirada permanece fija en aquel lugar.

Al día siguiente, la rubia y yo nos sorprendemos al ver la nueva prueba que enfrentaríamos, tiro al blanco con cuchillos.

No preocupé menos, puesto que creí que sería igual que la prueba con las armas de fuego.

- Eres buena en esto. - Le comenta Christina a Tris.

Lanzó un cuchillo con la esperanza de que este no caiga al piso.

Otro tiro de la rubia da en el centro, justo a unos centímetros de los primeros que realizó.

Miró como toma en mango y que tanto retrocede su brazo para lograrlo.

La imito, sin embargo el cuchillo se incrusta en la madera, fuera de la silueta.

Eso no es lo que quería lograr, pero sigue siendo una mejora.

- Eso fue patético. - La voz del líder eriza mi piel.

- Se me resbaló. - Se justifica el amigo de Will.

Dejo de contener el aire al saber que no soy yo la que se encuentra en el lugar de Al.

- Recógelo. - Ordena.

Lo hago otra vez y el cuchillo se incrusta en el borde de la imagen.

- ¿Mientras lanzan? -

- ¿Te da miedo? - Es el mismo tono de voz que usó con Christina.

- ¿Qué me claven un cuchillo? Sí - Se refiere a mí.

Tiro una vez más, este perfora el área del hombro de la silueta.

No puedo asegurarle que saldrá ileso, pero espero que entienda con mis últimos lanzamientos que intentaré no lastimarlo.

- Deténganse. - Ordeno a todos.

Volteo a ver el enfrentamiento que se produce a mi mano izquierda.

- Párate frente al blanco. -

Al obedece con la cabeza gacha.

- Cuatro, ven a darme una mano. -

El entrenador sonríe ligeramente ante la invitación del líder.

- Te quedarás parado ahí mientras él arroja esos cuchillos. - Le indica. - Y si veo que te mueves, estás fuera. - Amenaza.

No debería sorprender su actitud, después de presenciar lo del abismo o desde que me besó a la fuerza.

- Algo que aprenderán aquí es que las ordenes no son opcionales. -

Lo que me hace pensar si realmente tuve opción de rechazarlo el día que me ofreció aquel lugar en el que puedo bañarme, ya que era algo que necesitaba.






SIN EDITAR

Cordial - Eric (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora