31 - ERIC

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El sonido que proviene del pasillo me distrae de continuar con los abdominales.

Me levanto del piso ante el persistente intento de abrir la puerta desde el exterior.

Frunzo el ceño al ver a la última saltadora ingresar, por un instante creo que es otra alucinación que tendré que añadir a las que han iniciado mi tortura desde hace algunos días, sin embargo, su comportamiento es lo que me detiene de rodearla con mis brazos y profanar su boca con la mía.

Me sonríe al cerrar la puerta y se dirige a la cocina con leves saltos, mientras tararea una canción.

- Que bueno que estés aquí. - Expresa dejando un pastel de chocolate sobre la barra. - ¿Ya has desayunado? -

No le respondo, limpio el sudor de mi abdomen con una toalla.

Coloca un plato sobre el muro y corta dos porciones de pastel, acerca el plato al borde cuando nota mi acercamiento.

Toma su pedazo con la mano y me sonríe una última vez antes de comenzar a comer.

Sospecharía de una posible embriaguez, pero su olor lo descarta, además sus movimientos demuestran su torpeza usual.

Los minutos en los que permanezco observándola recompensan las veces que me he negado hacerlo. El tono púrpura del moretón en su rostro ha disminuido levemente y su piel ha adquirido palidez.

Detecto un síntoma al volver a tener su mirada sobre mí.

Pupilas dilatadas, pero con un notorio estado de distracción.

Me acerco a Kate, sin rodear la barra. Con ambas manos tomo con delicadeza su rostro y confirmo mi sospecha.

- El pastel de chocolate es una delicia. Quisiera comerlo todos los días, en el desayuno, almuerzo y cena. - Aunque su mirada continua fijamente en mí es como si no pudiera ser consciente que alguien está frente a ella. - Me encanta el pastel de chocolate. - Repite mientras se estira para disminuir la escasa distancia que nos separa.

Está drogada.

- ¿Algún osado te ha invitado algo? - Niega con la cabeza. - ¿Has tomado o bebido algún alimento que no sea del comedor? - Sonríe con picardía.

- Detesto las hamburguesas, son insípidas. - Confiesa sacando la lengua al final.

Me reiría si la situación fuera diferente, si tanto como su salud y estadía en Osadía no se encontraran en peligro, si fuera realmente ella quien habla y no los efectos de lo que sea que haya consumido.

- ¿Qué otras cosas más detestas? -

Me alejo en contra de mi voluntad, cuando tocan la puerta del departamento.

Dudo por un momento en seguir avanzando al sentir que Kate entrelaza nuestras manos, pero cuando la presión en nuestra unión aumenta, me detengo.

- Detesto bailar. - Los hoyuelos de sus mejillas se hacen más profundos. - Bailemos - En un rápido movimiento, toma mi otra mano.

Está delirando.

- Por favor. - Su sonrisa, sin sentimiento verdadero, se agranda. No hago nada para detenerla.

Retrocede hasta estirar nuestros brazos y se acerca con un movimiento delicado, ambos cuerpos lo más juntos posible.

El tenerla tan malditamente cerca causa incontables pensamientos pecaminosos que si fueran descubiertos por Kate, ella huiría de mi por segunda vez sin dudar. Mi límite es puesto a prueba cuando eleva la mirada para encontrarse con la mía.

Contengo la respiración.

Otra vez tocan la puerta.

Se estira hasta casi rozar nuestros labios, su mano libera la mía y la siento subir por mi abdomen, estremeciendo mi piel a cada centímetro que sin timidez avanza.

- Eric - El escucharla susurrar mi nombre me desconcierta por un instante.

Bajo mi mirada hacia sus labios.

Quiero besarla.

Uso mis manos para presionar sus brazos a cada lado suyo y la conduzco al sofá con la intensión de que permanezca ahí mientras yo me encargo de quien sea que se encuentre del otro lado de la puerta.

- La ausencia de la última saltadora en el dormitorio de los traslados no está pasando desapercibida. - No suena a una amenaza, su única intención es el de informarme.

- Cúbreme por unas horas - Para Cuatro le es fácil aceptar porque sabe que será un favor que no dudará en cobrar. Y aparte de deberle tendré que dejar en paz a la estirada por lo mínimo por una semana.

Acabo con la corta distancia que abrí para que no viera a Kate sentada con un preocupante y constante movimiento de piernas, una sonrisa de oreja a oreja y la mirada perdida en el techo.

Agarro la tableta y presiono en su nombre. Después de pensarlo por unos minutos, coloco ausencia por lesión en la cabeza al recordar el moretón en su sien, dejo el dispositivo sobre el muro al ser invadido por la culpa.

Se negará o simplemente ignorará cualquier pregunta de mi parte acerca de su estado, hasta que los efectos de la droga no se disipen. Y si no deseo que su permanecía en la facción Osada peligre, mantenerla lejos de las miradas inquisitivas será lo mejor.

Hago un gesto de resignación.

Desde el momento en el que vi la grabación del piso por donde escapó Kate y mi primera intensión fue eliminar aquellas imágenes, debí dejar de negar lo que la castaña provoca en mí, y; a mi infortunio; no sólo a nivel sexual.

SIN EDITAR

¡¿ERIC DESCUBRIÓ LA IDENTIDAD DEL FISGÓN?!
¡ERIC DESCUBRIÓ A KATE!
*grito de perra loca*

Si les gusta Cobra Kai o el romance con relación/pareja falsa, pueden leer la nueva historia que estoy escribiendo ( Jealous - Hawk (Cobra Kai) )

Cordial - Eric (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora