16 - ERIC

1.6K 148 28
                                    

"La belleza es subjetiva, y la encuentra los ojos del observador."

Es una mentira que suele decirse con la intención de hacer sentir bien a los rechazados.

Algunos consideran a los amaneceres una vista hermosa de presenciar, siendo que en realidad sus colores rojizos se deben al viaje de la luz a la atmósfera terrestre.

El decidir admirar el cielo al comienzo del día, daría el equívoco concepto de divino a cada proceso o acto de la naturaleza.

Para poder considerar algo como bello, no debe ser estética la cualidad que resalte. La belleza no tiene forma ni color, no posee un ciclo; no nace, no crece, no muere. Por ende algo digno de calificar como bello debe ser perfecto.

Y nada que provenga de la humanidad; o adquiera; puede serlo.

Sin embargo, el ondear de los mechones de su cabellera al caminar se acerca deliberadamente a la perfección.

No hay corrientes de aire en el pasadizo que causen tal efecto.

- Gracias - Otra vez agradece, mirando la liga de terciopelo negro que descansa en la palma de su mano.

Su sonrisa ilumina su rostro.

No hay luz suficiente en este oscuro pasillo para iluminar sus aniñados rasgos faciales.

- Deja de sonreír. - Sus hoyuelos desaparecen.

Continuamos avanzando juntos, quizá el alcohol en mi sistema no es el motivo por el que mi caminar sea lento.

Amarra su castaña cabellera en una cola baja.

- Yo debo ir a la sala de entrenamiento. - Se detiene y voltea.

Hasta el momento, no entiendo que motiva a los iniciados masculinos a mirarla de reojo durante las prácticas, si la piel de su clavícula sigue pegada al hueso, lo único regordete que posee son sus mejillas y papada debajo de su redondo rostro.

También podría burlarme de sus delgadas cejas.

Asiento para que pueda retirarse.

Bebo un sorbo de cerveza, antes de alcanzarla e intentar tocar su hombro para hacerla girar. Pero me detengo al recordar una escena protagonizada por ella y Natalia.

Así que le permito avanzar unos metros, y me aclaro la garganta para que voltee.

- Si no almuerzas a la hora indicada, simplemente no almuerzas. - Me acerco a Kate.

- Está bien. -

- No, no lo está. Pero esas son las reglas. - Tomo otro sorbo. - Aprenderás que los osados no dudamos en pelear cuando somos desafiados. - No invado su espacio personal. - Y aunque esto suene contradictorio, también sabemos esquivar si no contamos con ventaja para ganar. -

Sus brazos son delgados, sus nudillos ya cuentan con cicatrices.

- O solo las retrasamos para lucharlas en nuestro mejor momento. - Ella da media vuelta hacia atrás y mira a la luz que proviene del extremo al que se dirigía, a los segundos una pareja de iniciados cruza sin percatarse de nosotros.

Tampoco es alta, su cintura no es definida y sus caderas no son pronunciadas. De lado nada resalta, e igual de frente.

- Asegurando la victoria. - Le confieso al volver a tener su atención.

Sus grandes ojos marrones; que parecen únicamente expresar armonía; me miran fijamente.

Desde que le ordene dejar de sonreír, ha dejado de hacerlo. No obstante, su mirada todavía conserva ese brillo que acompañaba a sus ligeramente gruesos y resecos labios.

Como de costumbre, asiente con la cabeza.

- Retírate, si piensas volver a agradecer. - Espeto al notar que se detiene a medio giro.

Se retira dirigiéndose a entrenar por segunda vez.

Bebo el líquido restante de la botella y me recuesto de espalda en la pared al verla alejándose. Entrecierro los ojos para asegurarme de que no sea la bebida la que me deja ver la luz filtrándose entre los muslos de sus piernas.

Si continúa entrenando a ese ritmo, va a acabar con su cuerpo.

Apoyo mi cabeza en la pared y suspiro al perder a Kate de mi panorama.

Dos botellas más son suficientes para acompañarme durante el camino, al ingresar me sofoca la luz natural que atraviesa las ventanas.

Cierro la puerta de una patada y tiro el juego de llaves sobre la mesa. Me deshago de la casaca y la arrojo al sillón plomo, dejando más alto el cúmulo de prendas sobre el mueble.

No puedo culpar al alcohol de mis acciones, ya que no fue suficiente la cantidad que bebí antes de verla.

Tampoco soy el tipo de hombre que sucumbe a los deseos por una escuálida adolescente de ojos hipnotizantes y muñecas huesudas.

Esa iniciada no podría llegar a ser de mi interés, ni lograría acercarse.

Voy a la cocina que se encuentra al lado del poco amoblado comedor. Abro el grifo y con la fría agua en mi rostro quito su sonrisa de mis pensamientos.

Lo logro.

Me encorvo para aliviar el calor que incrementa en mi cabeza, doy unos pasos para tomar una de las camisetas limpias apiladas sobre una de las sillas cercana al medio muro que separa las dos habitaciones.

El espacio que se me otorgó al tomar el puesto de líder es amplio y está ubicado en un último piso de uno de los edificios con soportable presencia de osados, esto es conveniente, ya que no quiero llegar a descansar y ser despertado por una gresca en los pasillos.

Agarro la tableta, después de cambiarme.

Debo colocar a los iniciados el puntaje del día de hoy, la mayoría ha mostrado desempeño, pero no el estimado que se había propuesto con la nueva regla.

Calificar a cada uno de los traslados me toma cada vez menos al recordar cada una de sus equivocaciones.

Peter

Impulsivo, ser osado no significa ser idiota.

Will

Aprende rápido, característica esperada de un antiguo "comelibros".

Kate

Miro la puntuación de su primer día de entrenamiento.

Si hoy se publicaran las calificaciones, ella quedaría por debajo de la línea roja. El haberse retirado ayer antes del medió día la dejó en gran desventaja, a los osados encargados no les importó su regreso.

Dejo el dispositivo electrónico sobre la mesa, junto a las otras dos ligas de tela. Una de color rojo y la otra con rayas negras y rojas.

Las opciones cambiaron de darle una de las ligas o nada a entregarle una o todas las que compré.

Por lo que antes de salir en la mañana tomé cualquiera y la guardé en uno de los bolsillos de mi casaca.

Suspiro agarrando por última vez la tableta, le coloco un puntaje que le permita demostrar su tenacidad.



SIN EDITAR

Cordial - Eric (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora