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Cuando él se fue, ingresé a su habitación.

Él guarda con recelo todas las cosas de mi madre, pero me sentí lo suficientemente valiente para hacerlo.

Busqué en su armario, recuerdo con exactitud aquel vestido amarillo que usaba para ocasiones especiales.

Recuerdo verla usándolo durante las fiestas y también recuerdo que cada vez le iba quedando un poco grande.

Hasta que dejó de usarlo.

Lo llevo puesto porque quiero tener algo suyo, algo que me acompañe y me tranquilice.

Hoy es mi prueba de aptitud.

No sé si mi padre aún sigue creyendo que tengo quince años o es que se ha olvidado por completo de mi existencia estos últimos días.

O posiblemente no quiere ocasionar nada que me haga dudar de quedarme en Cordialidad.

Camino detrás de un grupo de adolescente de mi facción, toda la calle está inundada de personas de Abnegación, Erudición, Verdad y Cordialidad, todos vamos a la misma dirección.

Decidí no comer pan en el desayuno, decidí no desayunar, ya que todos los productos del comedor tienen un poco de suero de la paz, pero le ponen en mayor cantidad a los panes.

Opté hacerlo de esta manera, puesto que quiero recordar en un futuro todas estas sensaciones que me inundan. Quiero recordar como a pesar de que mi madre ya no esté aquí, la sola idea de ella puede reconfortarme y hacerme sentir segura.

Antes de ingresar, somos separados por facciones. Cada fracción tiene su propia puerta de ingreso.

Los únicos que aún no forman fila son los de Osadía. Sin embargo, esto no dura demasiado, ya que el chirrido de los rieles anuncia su llegada. La forma en la que los osados no temen saltar del tren en movimiento más sus gritos de euforia, logran sacarme de mi ensimismamiento.

Es hora de ingresar.

Para la charla, nos juntan con otras facciones. Al parecer, no somos más de cien en el auditorio. Estoy sentada en la última fila, en la esquina que da a la ventana, todos o la gran mayoría presta atención a lo que dice la erudita.

Nos explican que después de la guerra, los fundadores crearon este sistema para prevenir futuros conflictos y establecer la paz. Nos dice que la prueba de aptitud nos asigna una facción que encaja con nuestra personalidad. Y que para garantizar el éxito de este sistema, el día de la Ceremonia de Elección debemos basar nuestra decisión en el resultado de la prueba, pero todavía así podemos escoger cualquiera de las cinco facciones, incluso si la elegida no es el resultado del día de hoy.

Terminada la introducción, nos vuelen a separar y juntar en un grupo de cinco.

No puedo evitar acariciar los dos pequeños lazos de cinta amarilla que se ubican en la parte superior; por encima de mi busto; del vestido.

A mi lado derecho están dos adolescentes de Abnegación y a mi izquierda hay una de Erudición y otro de Verdad.

– Diríjanse a los salones correspondientes. – Habla la voz proveniente de los parlantes que se ubican encima de cada puerta.

Nadie de nosotros se atreve a acatarla, no obstante me llevo una sorpresa al ver que la abnegada es la primera en ingresar. Los demás obedecen.

Tomo la manija y me estremezco leve al sentir el frio de esta. Giro lentamente hasta escuchar el sonido que me permita ingresar, empujo lo suficiente para poder observar quién y qué están en el interior de la habitación.

– ¿Cuándo piensas entrar? – La profunda voz del hombre que me da la espalda me atonta por unos segundos.

– Lo siento. – Respondo, todavía sin dar un paso.

Cordial - Eric (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora