Pasaron tres meses desde que volví a ver a Johan; el semestre estaba por terminar, se acercaba la fiesta de graduación de los de último año y con ella mi cumpleaños. Odiaba que mi cumpleaños se juntara con este tipo de cosas porque siempre me pasaba lo mismo: lo olvidaban.
Durante este tiempo me he vuelto más cercano a Hanna, decidimos que formaríamos equipo con más frecuencia y almorzamos juntos en los descansos de vez en cuando. Es una chica agradable y relajada, creí que sería tan hermética como lo es en clases, pero no. Le gusta ver películas y series, además de que sabe mucho sobre deportes y cultura popular. Yo creía que sabia algo, pero al juntarme con ella, sentía que estaba viviendo bajo una piedra.
Ella siempre tenía un tema de conversación diferente, podía hablar por horas y yo podía escucharla sin aburrirme. Era lindo ver cómo nunca me obligaba a hablar si no quería; ella hablaba y yo escuchaba. Así funcionábamos.
Con el tiempo le fui tomando confianza y cariño, ella me contaba sus cosas y yo le contaba las mías. Un día decidí contarle sobre mi papá y sobre lo que quería hacer, ella era brillante, quizá podría ayudarme a ver algo que a mí y a Gally se nos estaba escapando.
—¿Esa carta es lo único que tienes? —preguntó— Lo siento, pero sin un nombre sería casi imposible encontrarlo.
—Gabriel me dijo lo mismo —dije, mordiendo mi pan—, pero yo estoy dispuesto a encontrarlo... aun si me tardo toda la vida.
—Estás siendo demasiado optimista, Clifford.
La campana sonó, volvimos a clases y traté de concentrarme lo más que pude durante el resto del día, aunque sin mucho éxito. Lo que había dicho Hanna era cierto, sin un nombre estaba perdido. Presentamos algunos exámenes y después nos dejaron ir, era más temprano de lo usual así que me quedaba demasiado tiempo libre.
—¿Quieres que vayamos a algún lado? —preguntó Hanna.
—No quiero dejar a Gabriel, se supone que nos vamos juntos.
—Faltan tres horas para que salga, ¿vas a estar tres horas aquí sentado esperándolo?
No me dio tiempo a responder, ella me tomó de la mano y me llevó a una heladería que estaba a diez minutos de la Universidad. El lugar era bastante bonito, tenía dibujos de conos sonrientes en las paredes y todo estaba muy limpio. Ella pidió un helado de uva y yo de limón, caminamos un poco y nos sentamos en la banqueta junto a un árbol.
—Me gustan mucho los helados de este lugar —dijo ella—, son deliciosos.
—Están buenos, aunque no tengan de vainilla —respondí—. Es un sabor básico, ¿cómo no van a tener de vainilla?
—De casi setenta sabores que hay, ¿te molesta que no haya vainilla? —rió.
—Sí. Vainilla, chocolate y fresa son sabores indispensables.
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Siempre fuiste tú
RomanceDos enamorados, una búsqueda y un destino que ninguno de los dos supo evitar. "De todas las canciones que podrías tocar, mi melodía favorita siempre fuiste tú" ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Alan es un chico que desde pequeño adoraba la m...