Capítulo 6: Primer día

28 5 0
                                    

Pasó el tiempo y por fin llegó el día en que volvería a tocar frente a una audiencia, mi primer día de trabajo en aquel restaurante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasó el tiempo y por fin llegó el día en que volvería a tocar frente a una audiencia, mi primer día de trabajo en aquel restaurante. Desperté muy nervioso y sudando frío; tomé una ducha, pero ni así pude calmarme para ir a la escuela. Gabriel llegó a mi casa para desayunar conmigo, se veía más intranquilo que de costumbre y cuando le pregunté el por qué sólo se rió e ignoró mi pregunta.

—¿Estás bien? Desde hace un par de días te comportas como un niño pequeño.

—¿Y qué me dices de ti?, ¿no estás nervioso por volver al piano?

—Claro que estoy nervioso, ¿acaso no ves cómo me tiembla todo?

No estaba exagerando, mis manos temblaban y mi respiración estaba más acelerada que antes de que Gabriel llegara.

—Niños ya dejen de hablar, la comida se les va a enfriar.

Después de desayunar salimos de casa y subimos al auto de Gabriel. Durante todo el trayecto él trató de distraerme de la idea de tocar, sabía que el tiempo pasaba y yo me ponía cada vez más nervioso, así que hablamos sobre las ideas que él tenía para el nuevo dibujo que quería hacer. Me acordé de las acuarelas que había comprado para él y sonreí para mí mismo.

Cuando llegamos a la universidad estacionó el auto cerca de la entrada, un par de chicas se acercaron a saludar a Gabriel, pero... Cinthia también estudia aquí. Si ella los veía comenzaría a gritar armando un escándalo, y yo sé que eso nunca termina bien.

Aún recuerdo cuando Gabriel me contó que había empezado a salir con Cinthia, sus ojos estaban llenos de felicidad y sonreía de oreja a oreja, yo no quería que perdiera a su novia. Trate de pedirles amablemente que se fueran pero no hacían caso, y si Gabriel discutía con ella otra vez ahora sí se separarían.

Él se veía muy incómodo, lo cual era raro sabiendo lo coqueto que es con las mujeres, trataba de no acercarse mucho a ellas y me miraba con nerviosismo, como si estuviera ¿pidiéndome ayuda?

Yo ya no sabía que más hacer para que se fueran y seguí insistiendo hasta que una de ellas me respondió de mala gana.

—No estamos hablando contigo, cállate ya —volvió a girar su cara hacia Gabriel y le habló con una voz muy melosa—. ¿Entonces si vienes con nosotras? ¿O tu novia te regaña?

Era obvio que ellas no tenían ni idea de que él no estaba soltero, además de que no paraban de mencionar a su familia. Eso solo significaba una cosa; ellas venían por dinero. No las había visto por aquí antes, quizás eran nuevas en la escuela. 

Cuando terminaron de reírse de su "chiste" Gabriel habló, normalmente ahuyenta a ese tipo de personas diciendo que está ocupado o que ya está comprometido con alguien más, pero esta vez no fue así.

—Novio.

—¿Qué...? —dijo una de ellas.

—No me regaña mi novia, mi novio sí.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora