Capítulo 18: Repáralo

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—Me gustas, y no sólo como amigo —dijo con su mirada clavada en la mía—, me gustas de verdad

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—Me gustas, y no sólo como amigo —dijo con su mirada clavada en la mía—, me gustas de verdad.

De un segundo a otro tenía a Gabriel sujetando mi nuca, con sus labios sobre los míos. Tenía el corazón acelerado como nunca lo había tenido. Sentía que se me iba a salir en cualquier momento. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era Rachel, y me sentía como un fraude.

Apenas recuperé el control de mi cuerpo aparté su rostro del mío, no pude decir nada al instante. Parecía que había olvidado cómo hablar y él sólo me miraba esperando quién sabe qué.

—Perdón, no quise...

—No, no digas nada —interrumpí.

—Te juro que no fue mi intención hacerlo —repitió—, yo...

—Cállate, sólo cállate.

Desde ese momento todo pasó muy rápido, corrí de regreso a mi casa sin parar y me encerré en mi cuarto. Fue una mala decisión haber ido a esa tonta fiesta, una terrible decisión haber bebido. Vomité un par de veces y me dolía la cabeza. Tomé una ducha larga con la esperanza de que me ayudaría a dejar de sentirme mal, pero la culpa no se puede lavar así nada más.

Me senté frente a mi ventana para que el aire nocturno me aligerara un poco la carga, mi cabeza todavía trataba de asimilar lo que había pasado; Gabriel me besó, y lo peor es que me gustó. ¿Qué clase de persona soy? Una horrible sin duda.

—Tienes novia, tienes novia, tienes novia, tienes novia...

Repetí esa frase en mi cabeza hasta el cansancio, no podía creer que había besado a alguien más, y para colmo, otro chico. Esto estaba mal en todos los sentidos, ¿era infidelidad?, ¿acaso estaba traicionando a Rachel?, ¿Gabriel era gay?, ¿yo era gay? Tenía la cabeza llena de preguntas de las que no encontraría la respuesta, aunque muy en el fondo ya la supiera.

Toda mi vida creí que estar enamorado sería como en las películas cursis que solía mirar mi mamá; que sientes fuegos artificiales por dentro y conectas con la otra persona, sientes que te desbordas de amor y que todo es más colorido. 

Pero yo no me siento así con Rachel, y sé que está mal.

Quizás el problema soy yo, o tal vez las películas exageran todo para vender más, lo que no me sorprendería. ¿Pero debería contárselo a ella? No quiero hacer que se sienta mal, si sólo yo me siento así podría herirla y hacer que me odie. Ha sido tan amable y comprensiva conmigo que no quiero perderla. Fue una gran amiga, pero ahora que es mi novia... no lo sé, se ha vuelto extraño para mí, no se siente correcto.

Y por si la búsqueda de mi papá y mis dudas sobre lo que siento por Rachel no fueran suficiente, ahora se sumaba Gabriel a todo esto. Tenía miedo, mucho miedo. En todo el tiempo que he estado con Rachel, jamás había sentido lo que sentí cuando Gally me besó. Fue tan repentino, tan mágico, tan especial. Demasiado especial.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora