Capítulo 1: Ella en el hospital

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Desperté en una camilla de hospital muy confundido, no recordaba nada de lo que había pasado y no podía moverme mucho por los vendajes que cubrían mi cuerpo

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Desperté en una camilla de hospital muy confundido, no recordaba nada de lo que había pasado y no podía moverme mucho por los vendajes que cubrían mi cuerpo. Abría y cerraba los ojos lentamente para adaptarme a la luz del hospital.

Cuando por fin pude abrirlos completamente vi a una chica de cabello rojizo, largo y ondulado durmiendo en una silla cerca de mi camilla, llevaba puesto el uniforme de una universidad que yo conocía: "Lumineux College", la universidad más prestigiosa del país en cuanto a música se refiere. 

Cuando estaba en bachiller tenía pensado aplicar para una beca en ese lugar, los mejores intérpretes y músicos se han graduado de esa universidad y yo deseaba de verdad estudiar ahí. O al menos así era hasta que perdí la motivación.
Ella despertó e inmediatamente su cara tomó color de nuevo.

—¡Por fin te despertaste! ¿Te sientes mejor?

Yo no tenía ni la menor idea de quién era ella o de cómo es que había llegado al hospital, había perdido la memoria así que no supe que contestarle y me quedé en silencio.

—Oye no me ignores, ¿puedes hablarme? —preguntó ella.

—Lo siento, es que aún estoy algo confundido, ¿cómo llegué aquí? No recuerdo nada.

—¿No me recuerdas? Me salvaste hace un rato y recibiste una golpiza horrible, así que te traje al hospital.

¿Ella me había estado cuidando? Más importante aún, ¿mi madre sabía que estaba aquí?
Empezaba a recordar poco a poco lo que había pasado, no sabía qué hora era y decidí preguntarle a la chica.

—¿Tú has estado cuidándome todo este tiempo?

—¡Así es!, debía agradecerte de alguna manera... Por cierto, ¿tienes familia esperándote verdad? No pude usar tu teléfono para llamar a tus padres, deben estar preocupados por ti.

—¿Eh? ¿Hace cuánto que estoy aquí?

—Hace casi 6 horas.

¿Seis horas? No puede ser, mamá va a estar en serio molesta. Le pedí que me diera mi mochila, en ella aún estaba mi celular. Llamé a mi madre pero no contestó, pensé que seguía trabajando y decidí llamar entonces a Celia para que ella le avisara a mamá que estoy en el hospital. Mañana es sábado y no creo que me pueda ir esta noche a casa.

El doctor había dicho que mis heridas eran algo profundas y que lo mejor sería que me quedara en el hospital un tiempo, la chica se negaba a dejarme solo y le pidió a la enfermera que la dejara quedarse hasta que un familiar viniera a verme. Me pareció un lindo detalle.

—¿Estás segura de que quieres quedarte? No creo que mi madre venga pronto.

—Tranquilo, no tengo prisa de volver a casa, ¡me quedaré y te haré compañía! —dijo ella con una sonrisa en el rostro.

—Se nota que eres muy positiva.

—No sirve de nada ver lo negativo cuando las cosas están mal.

Había algo en ella que me recordaba a cómo era yo en el pasado, cuando aún era solo un niño que soñaba con una vida sobre los escenarios. Bajé la mirada y vi el estuche que estaba a su lado.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora