Capítulo 24: Una última vez

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Después de la boda de la tía Lily el tiempo pasó ridículamente rápido

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Después de la boda de la tía Lily el tiempo pasó ridículamente rápido. No pude ver a Gabriel con la frecuencia que a mí me hubiera gustado, pues sus padres lo sacaban de la ciudad muy seguido por cuestiones de su futuro viaje a Francia. 

A pesar de eso siempre sentí su presencia, me enviaba mensajes más seguido y por las noches se asomaba a mi ventana para que lo dejara entrar a escondidas.

Era mi día de descanso, así que tenía todo el día libre para hacer cualquier cosa excepto pensar en el cierre del restaurante, que sería en dos días. Además, quedaban sólo dos semanas antes de que Gabriel se fuera lejos de mí, lo único que quería era pasar más tiempo con él.

Hoy en la mañana me había despertado con un mensaje suyo diciendo que quería verme y que pasaría a recogerme en la tarde. Ese simple mensaje bastó para que el resto del día no me pareciera tan malo, bajé a desayunar y encontré a mamá sentada frente a la barra de la cocina, lo que me pareció raro porque siempre estaba trabajando a esta hora.

—Buen día, ¿dormiste bien? —preguntó al verme entrar.

—Sí, anoche no hizo tanto calor.

Me serví cereal en mi plato favorito y me senté cerca de ella, no siempre podíamos estar juntos debido a su trabajo y ahora tenía una oportunidad, aunque fuera pequeña, de hablar y acortar la distancia que crecía entre nosotros cada vez que hablábamos.

—¿Y ahora qué mosca te picó? Te ves más feliz que de costumbre.

—Gally me invitó a su casa más tarde —respondí contento—, él pasará por mí.

—¿Sigues diciéndole así a Gabriel? —preguntó sin despegar sus ojos de su taza de café—, ¿no te parece un poco infantil?

—A él no le molesta y a mí me gusta decirle así...

Un silencio incómodo se apoderó de la cocina entera después de eso, ella no dijo nada más y respondía con monosílabos cada vez que yo preguntaba algo, así que dejé de insistir y terminé mi cereal para regresar a mi cuarto hasta que llegara la hora de irme con Gabriel.

Un silencio incómodo se apoderó de la cocina entera después de eso, ella no dijo nada más y respondía con monosílabos cada vez que yo preguntaba algo, así que dejé de insistir y terminé mi cereal para regresar a mi cuarto hasta que llegara la hora...

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Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora