Capitulo 18

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-Papa tomará la decisión final, pero estoy segura de lo que elegirá dadas las circunstancias. -Dijo la hermana Juliet, sacudiendo la cabeza.

-Elizabeth ¿Estás bien? -Preguntó Beth mientras la Hermana Juliet comenzaba a caminar hacia el descanso de los inmortales. -Elizabeth asintió.

-Creo que sí, aunque me duele la nariz. -Dijo en voz baja mientras Beth lo frotaba suavemente.

-Ven, vamos a llevarte de vuelta a casa. Dijo mientras miraba a Adara.
Llego Evelyn se acerco, tomando la mano de Elizabeth.

-Yo le creo. Dijo Lucí, Adara suspiró, sacudiendo la cabeza.

-Por favor, Ada yo te prometo que no lo sabía. -Elizabeth suplicó mientras, Adara descruzaba los brazos.

-Bien, las chicas compartieron un grito colectivo de alegría, agradecidas de que su pelea había terminado.

-Vamos a limpiarte.

Elizabeth estaba corriendo una vez más, no podía recordar por qué estaba corriendo, pero los sonidos distantes de los cascos del caballo golpeando contra el suelo del bosque la alertaron de que era la única opción para sobrevivir, Hilos blancos obstruyeron su visión mientras el dolor irradiaba en su pecho. ¿Donde estaba ella? ¿Adónde tenía que ir? Algo blanco brilló frente a ella y se detuvo en seco cuando observó el objeto que tenía delante.

Un gran espejo descansaba en el centro del bosque, los pasos se habían detenido y en el reflejo, pudo ver que el Aleksi, se detenía y se acercaba a ella, y sin embargo, no era la criatura que había intentado matarla lo que causaba preocupación, era el reflejo.

Allí, mirándola fijamente estaba Helena, sus ojos azules llenos de miedo mientras el Aleksi levantaba la cabeza y caía sobre ella.

Elizabeth se despertó sobresaltada, y por un momento, todavía no estaba segura de dónde estaba, sin embargo después de unos segundos confusos, la familiaridad se deslizó de nuevo mientras observaba las hermosas paredes de su habitación, su respiración aún era dificultosa cuando apartó las sábanas y se puso la bata, silenciosamente la agarró junto al candelabro y abrió la puerta.

El descanso estaba tan silencioso como la tumba cuando cruzó el pasillo y llamó suavemente a la puerta de Papa, después de un momento su voz sonó, aterciopelado despertó inmediatamente una tranquilidad dentro de ella, empujó la puerta y encontró a Papa en su silla habitual, con los ojos pensativos mientras miraba el fuego.

Papa miró hacia arriba y su comportamiento cambió inmediatamente cuando vio a Elizabeth, la preocupación entonces llenó su voz mientras se ponía de pie.

-¿Qué ocurre? -Preguntó, observando su rostro sonrojado y sus ojos llenos de ojeras.-Elizabeth se acercó a él y colocó el candelabro sobre la mesa. Ella negó con la cabeza mientras tomaba asiento en el taburete, frente a él.

-Tuve otra pesadilla. -Reveló en voz baja, con las dos manos apretadas en forma de bola.

-¿Es tu lesión? ¿Debería ir a buscar a al curandero? -Preguntó rápidamente, inclinándose hacia adelante.

-No, se trata de Helena. -Respondió Elizabeth lentamente, mirándolo a los ojos.

-Vamos, no debes preocuparte por ella, no dejaré que se te acerque. -Papa aseguró, tiró de ella hacia su regazo, Elizabeth bajó los ojos, preguntándose cómo debería abordar su pregunta.

-¿Has decidido su destino? -Preguntó Elizabeth suavemente, Papa la miró con seriedad, maravillándose de lo que posiblemente podría estar pasando dentro de su cabeza.

-Sí, comenzó Papa.

-Ella te lastimó y será desterrada por eso. -Elizabeth estremeció al recordar su sueño.

Ardiendo en el deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora