Capitulo 3

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Esa noche, Elizabeth volvió a soñar con Agatha.
Esta vez, estaba segura y era muy dulce tal como la recordaba, Agatha tenía una mano sobre su estómago, y la otra estaba volteando sobre las cartas del Tarot extendidas entre ellas, en el presente coloca la carta de "La Suma Sacerdotisa" Agatha se inclinó sobre la mesa, estudiando la tarjeta.

-Las cosas no son lo que parecen. -Dijo y Elizabeth levantó la vista de la tarjeta, curiosa por saber más.

*Goteo,Goteo.*

La sangre goteaba de la boca y los ojos de Agatha.

-¡Agatha!. -Elizabeth se despertó cubierta de sudor frío, la habitación comenzaba a iluminarse con el amanecer.

Se fue la lluvia y con su salida llegó un hermoso amanecer de otoño.

Elizabeth se levantó, todavía le dolía mucho el tobillo, aún asi pudo moverse hacia la ventana, la niebla abrazó el suelo mientras el sol besaba la hierba maldita.

Fue entonces cuando vio un grupo de esas criaturas, similares a los que la habían sostenido la noche anterior, todos caminaban, las máscaras oscurecían sus rostros, parecían cómodos, incluso joviales mientras los miraba asentir se y se elevaban de la risa.

Qué lugar tan extraño, su mente comentó mientras veía a la manada en el campo distante, y sin darse cuenta ellos aparecieron en  la habitación y la tocaban inapropiadamente Elizabeth gritaba y buscaba el lugar de donde provenían esas manos, dejo de ver la ventana, tirando de la manta más cerca de sus hombros, cuando cesaron los toqueteos, el fuego era solo brasas, y Elizabeth queria su ropa, la que había usado un día atrás, ellos volvieron a  tocarla y cuando se cansó. -Dejenme gritó nuevamente, las siluetas se marcharon inmediatamente.

*Sonido de golpes*

Elizabeth saltó ante el sonido repentino y dejó escapar un tembloroso: "Adelante".

La puerta se abrió y apareció la hermana Juliet, la misma mujer de la noche anterior la siguió.

-Buenos días querida. ¿Cómo estuvo tu sueño? -Preguntó la hermana Juliet, cerrando la puerta detrás de ella. Elizabeth arrugó las cejas.

-Está bien, supongo. Todavía me duele el tobillo, y este lugar es muy poco familiar. ella suministró. La hermana Juliet asintió y miró a la niña.

-Hemos limpiado tu ropa, y nuestros Ghouls tuvieron la amabilidad de devolverte la capa. Elizabeth no pudo contener la sonrisa de alivio cuando la joven colocó el montón de tela sobre la mesa.

-Ve y vístete, luego responderemos todas tus preguntas. -La hermana Juliet señaló la ropa y salió, dejando sola a la mujer.

Después de unos minutos entró otra joven y dijo.

-Oh, hola soy Beth una Ghoulette. -Informó, mirando expectante a Elizabeth. Fue entonces cuando Elizabeth se dio cuenta de que debía pedir que ayudarla a vestirse.

Elizabeth volvió a colocar la manta sobre la cama, su cuerpo temblando por el frío, beth procedió a ayudarla a quitarse el camisón y volver a vestirse con su ropa original. -¿Qué es una Ghoulette? -Elizabeth preguntó distraídamente mientras Beth aseguraba el último botón de su vestido. 

Elizabeth se sentó en la cama, con las medias en la mano.

-Tú no eres de aquí, ¿verdad?. -Preguntó Beth, frunciendo el ceño, Elizabeth negó con la cabeza mientras estiraba la media izquierda sobre el pie y hasta el muslo.

-Una Ghoulette es a alguien... casi siempre una mujer... que quiere unirse a las Hermanas. -Beth explicó mientras, Elizabeth repetía su acción, haciendo una mueca mientras jugueteaba con su tobillo derecho.

-¿Las Hermanas? ¿Hay una iglesia aquí? -Preguntó Elizabeth, mirando hacia la ventana.

-Sí, estamos aquí, Elizabeth saltó internamente por la proximidad cuando Beth la ayudó a asegurar su bota derecha alrededor de su tobillo lesionado.

-¿Llegaste... llegaste aquí como yo? -Preguntó Elizabeth mientras Beth se ponía de pie.
-¿Quieres decir por accidente? -Beth aclaró, y ella no esperó una respuesta.
-No.  Yo elegí venir aqui. -Beth dijo cuando la puerta se abrió y apareció la Hermana Juliet, Elizabeth se incorporó y la hermana Juliet golpeó el suelo con su bastón.

-Necesitarás esto. -Dijo cuando un Ghoul entró en la habitación con un palo similar al de ella.

La primera reacción de Elizabeth fue pensar en huir de la cosa esa, pronto se recordó a sí misma que solo era una persona con una máscara, asintiendo, tomó el palo y se apoyó en él.

****

-Ven, Tenemos mucho que discutir. 

- Buenos días, Papa. -Saludó una hermana, mientras Papa Emeritus III trataba de controlar su paso.

Se dirigía al Vidente, tenía que saber si lo que sus sueños y visiones le decían era verdad, la posibilidad de que fuera cierto, que el demonio que acechaba sus noches inquietas pudiera estar tan cerca, lo hizo temblar de emoción y sin embargo, su mente racional le recordó que todo podía ser falso, llamó una vez a la puerta pintada de la casa de la hermana Amelia y ella le hizo señas para que entrara.

-Ah, Papa finalmente has llegado. -Ella ronroneó desde su mesa.

-Me viste venir, como siempre. -Papa dijo, quitándose la mitra y tomando asiento frente a ella.

-Has venido a mí en busca de respuestas. -Dijo, colocando su mano suavemente sobre la bola de cristal frente a ella.

-Eso es correcto. -Respondió Papa, mirándola fijamente.

-Quieres saber si esas visiones son....Bueno deseas saber si estas visiones son ciertas. -Afirmó, cerrando sus ojos con párpados pesados, du cabello rojo luchó contra los límites de su hábito, uno o dos rizos aparecieron.

-Sueñas con una mujer. -Un demonio de las llamas, dijo la hermana Amelia, sus ojos se abrieron.

-¿Por qué la acosas? -Ella le dirigió una mirada burlona, los ojos de papá se entrecerraron, sin saber si deseaba responderle.

-Es la única explicación nunca antes me había sentido así. -Dijo poniéndose de pie.

- Perdón, ella no es un demonio. -Explicó la hermana Amelia, Papa se volvió hacia ella.

-Ella es una bruja, es ella quien controla el fuego. -Dijo la Hermana Amelia, mirando su bola de cristal que parecía completamente clara para Papa.

-Pero, ¿Por qué? ¿Por qué estoy soñando con ella? ¿Por qué me siento así? -Papa reflexionó, acercándose a la ventana, y observó cómo sus súbditos realizaban sus tareas diarias,
sin darse cuenta de que su líder estaba tan confundido como cualquier otro dia. 

-Estas confundido y veo fuego. -Dijo la Hermana Amelia, mirando su bola de cristal que parecía completamente clara para Papa.

-Si sueñas con ella es importante, ya que traerá un nuevo amanecer al valle obscuro. -Y la hermana Amelia suspiró y se encorvó en su silla.

-Papa debes disculparme este trabajo es muy difícil. -Dijo ella, poniendo una mano sobre su cabeza.

-No hay problema, yo sé que no es facil. -Papa se dio la vuelta y se acercó a la mesa, una última pregunta ¿Ella esta aqui? -Preguntó, volviendo a colocarse la Mitra papal.

-¿Es ella la mujer de la que me alertó Sister Imperator? Cómo lo sospechaba, ¿La que encontraron los Ghouls? -Papa se sorprendió por el sonido frenético de su voz, se aclaró la garganta y la miró.

La hermana Amelia lo miró con ojos cansados. -No lo se su excelencia.

Ardiendo en el deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora