-¿Has tenido más pesadillas? -Papa preguntó desde su silla, mientras Elizabeth devolvía su taza de té a su plato, durante las últimas noches, había estado consumiendo un té especial que había preparado la hermana Margaret, le dijeron que era para protegerse de los sueños desfavorables y en su mayor parte funcionó.
-No lo he hecho, y para ser honesta estoy bastante sorprendida. -Elizabeth respondió, volviendo a la costura que descansaba en su regazo, había emprendido un pequeño proyecto para Beth un recuerdo, un pañuelo viejo, pero después de un nuevo lavado estaba listo para ser etiquetado con la inicial de Beth.
-Me alegra saberlo, la última vez diste un buen susto, y estabas en mi cama. -Dijo Papa divertido.
Elizabeth luchó por recordar el evento en el que se había despertado en un ataque de terror y definitivamente recordaba el dolor, había pateado la cabecera de la cama con tanta violencia la había golpeado que casi se vuelve a lastimar su pobre tobillo.
-Me disculpo nuevamente por eso pero bueno, en unos días no tendremos que preocuparnos por eso. -Dijo Elizabeth, recordándole a Papa lo de su partida, era al mismo tiempo con "La Venida", que pronto estaría sobre ellos, Papa suspiró casi revelando su negación ante la idea, pero conteniéndose en el último momento.
-Ahora suficiente de esa charla, finalmente te has quedado sin preguntas, ¿Oh no?. -Papa bromeó, levantando el libro que estaba en su regazo.
-Al contrario, todavía tengo bastantes. -Dijo Elizabeth, sellando una puntada y comenzando a hilar su aguja.
-Está bien, bueno permitiré algunos antes de comenzar nuestra próxima aventura. -Papa dijo, colocando el libro en la mesa a su lado y mirándola.
Elizabeth ordenó sus pensamientos y habló.
-¿Quién eres tú? -La pregunta era tan simple que hizo reír a Papa Emeritus cuando notó que Elizabeth no compartía su estado de ánimo, se tranquilizó.
-Soy el Papa Emeritus III. -Dijo intencionadamente, levantando las palmas de las manos, Elizabeth sacudió la cabeza.
-N-Eso no, quiero decir antes, antes de que te convirtieras en Papa, ¿quién eras? -Elizabeth aclaró, y sus dedos aún trabajaban meticulosamente en la costura.
Papa consideró su pregunta por un momento.
-Me temo que no puedo compartir esa información, respondió Papa, la tensión en la habitación se hizo presente y Elizabeth se burló, arrojando su bordado.
-¡No es justo! -Ella hablo enojada, se puso de pie, cuando se dió cuenta que el reloj daba las 11:56 pm y le preocupaba que él deseara que se marchara.
-Yo te permito todo sobre mí, pero sé tan poco de ti. -Dijo Elizabeth, su voz era menos aguda cuando se volvió hacia él.
-Por favor, permíteme esto, solamente permíteme tu confianza. -Dijo Elizabeth, arrodillándose en el brazo de su silla, Papa suspiró, sacudiendo la cabeza.
-No es tan simple, Eli. -Papa replicó acaloradamente, apoyando su cabeza contra su mano.
-Por favor. -Suplicó Elizabeth, tomando su mano libre, Papa se volvió de mala gana, sabiendo que tan pronto como la mirara a los ojos se doblegaría a su voluntad, y efectivamente, los encontró vibrantes como hojas de verano a la luz de las velas.
-Mi nombre era Tobías. -Permitió, arrepintiéndose de sus palabras tan pronto como salieron de sus labios, Elizabeth tomó la información como un gatito a la leche, mientras volvía a su lugar.
-¿Fue entonces cuando naciste? ¿A qué edad te convertiste en el tercer Papa? ¿Qué pasó con los otros dos? -Preguntó Elizabeth, las preguntas saliendo de su boca como una fuente, Papa se rió.
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Ardiendo en el deseo.
De TodoLa hermana y el sobrino de Elizabeth son quemados por brujería, ahora Elizabeth es la siguiente. Solo hay un problema, Agatha era inocente, pero Elizabeth no lo es. Ahora, la única forma en que puede sobrevivir es correr. Huir de todo y hacia el v...