Capitulo 35 (Último Capítulo)

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-¡Madre! ¡Padre! -Elizabeth gritó, corriendo hacia adelante. -Les he extrañado mucho, Ojalá pudieran ver como he vivido hasta ahora.

-Lo hemos visto hija, y estamos orgullosos.-Dijo su mamá sonriendo.
-Ahora tienes un esposo y ahora un hijo y te convertiste en una sacerdotisa, pero ahora eres libre y nostros también, ven con nosotros por fin descansaremos ahora que se hizo justicia. -Dijo suavemente.

-¿Elizabeth? -Papa gritó, desmontando a Pilot y corriendo por los escalones de piedra de la iglesia, empujó las puertas y sus golpes resonaron por todo el santuario vacío, en la parte delantera derecha del santuario, Helena estaba de pie con la puerta abierta.

-¡Papa! ¡Ella está aquí! -Helena lo llamó con seriedad, Papa saltó por el pasillo y a su lado, donde ella se presionó contra la pared, Helena mantuvo su puesto, asegurándose de que no se produjera ninguna entrada no autorizada.

Papa bajó la escalera oscura y atravesó la prisión de piedra, siguió saltando por el pasillo hasta que llegó a la sala de la tumba, todas las chicas saltaron y compartieron un grito ahogado colectivo cuando apareció.

-Papa. -Hermana Amelia respiró, el bebé en sus brazos arrullandolo.

-¿Dónde está Elizabeth? -Preguntó rápidamente, su cabello caía sobre sus ojos.

-Papa, ha pasado algo.

-¿¡Dónde diablos está ella!? -Papa retumbó, su voz resonando contra las paredes de piedra, la hermana Amelia se hizo a un lado para revelar el cuerpo sin vida de Elizabeth.

La conmoción recorrió a Papa cuando su cuerpo se puso tenso.

-¿Elizabeth? -Susurró, con el pecho adolorido.

-Papa, por favor. -La hermana Amelia se sobresaltó, acercándose a él con Cirice en brazos.

-¡Aleja esa cosa de mí! -Papa dijo enojado pasándose una mano por el pelo.

-Pero, Papa.

-¡SAL! -Gritó cuando los gritos angustiados de Cirice llenaron la habitación, la hermana Amelia hizo un gesto a las niñas para que se fueran y entregó a Cirice a Beth, se acercó a la puerta y esperó

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-Lo siento madre, padre y Agatha, por supuesto tambien tu Henry pero yo quiero regresar, ellos me han tratado de lo mejor después de sufrir tanto tiempo tengo una nueva vida y como dices ahora tengo un esposo y un hijo que cuidar, y un valle que gobernar yo quiero seguir ahi.

-Como lo veo esta bien es tu derecho, te extrañaremos y algún dia nos volveremos a ver todos juntos. -Dijo Agatha sonriendo mientras todos la abrazaban para luego irse hacía una luz muy brillante.

Elizabeth por su lado camino hacía una puerta obscura, la abrió y camino por ahi.

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Papa se acercó a Elizabeth lentamente, acercando sus labios en los de ella, Papa cayó de rodillas a su lado, las lágrimas corrían por sus mejillas.
-¿Elizabeth? -Susurró, su voz.
-¿¡Elizabeth!? -Gimió, su voz resonando en las paredes de piedra, los sollozos rastrillaron su cuerpo mientras caía sobre ella. -No no no. -Dijo suavemente, levantándose y acariciando su rostro. -Eli, por favor, vuelve a mí. ¡Vuelve! -Te deseó. -La tomaba entre sus brazos. -¡Regresa! ¡Te lo ordeno! -Gritó con fuerza. -Por favor, no me dejes. -Terminó en un gemido mientras inhalaba el dulce y familiar aroma de su cabello, y le depositó otro beso en sus labios fríos, Elizabeth termino despertando, Papa no se dio cuenta al momento, el seguia abrazandola mientras sollozaba.

-Tobías.... -Dijo Elizabeth, susurrando.
-Elizabeth, ¡Estas viva!. -Dijo Papa sonriendo mientras nuevamente la abrazaba, el la solto un momento y salió a avisarles a las mujeres que estaban afuera, todas entraron aun con lagrimas en los ojos, Beth se acerco a ella para colocarle al bebé a un lado, al instante el bebé dejo de llorar.

Ardiendo en el deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora